Es importante recordar que Guyana no actúa sola en el intento de despojarnos de los derechos sobre el territorio que nos pertenece, pasando por encima de la comunidad internacional y de los tratados que siguen vigentes y que salvaguardan el derecho que tenemos sobre los recursos naturales de un territorio que definitivamente está en nuestro mapa. Hay intereses de otras naciones por apoderarse de las riquezas de este suelo… el ensayo que tiene años gestándose.
La Faja del Orinoco no era la “bituminosa” que nos hicieron creer, es petróleo, y está comprobada como la reserva más grande del mundo, está a los pies de los venezolanos, pero cada presidente con la intención de hacer del petróleo una herramienta para el crecimiento de nuestra nación, corrió con la suerte de enfrentar golpes de estado y hasta magnicidio. El mismo presidente Hugo Chávez enfrentó un golpe en el 2002 que casi acaba con su vida y con el proyecto bolivariano, por la misma razón, los intereses imperiales sobre las riquezas de Venezuela.
Oro, diamante, minerales y agua dulce, son definitivamente amenazas sobre las que pisamos los venezolanos, sin duda la mina que observa con interés aquel poderío imperial que en 1899, de manera inconsulta, decidió que a Guyana le debía pertenecer la zona Esequiba de Venezuela, entonces el Laudo Arbitral cobró vigencia ya no solamente como un capricho de Estados Unidos por beneficiar a su otrora colonizadora Inglaterra, sino a perdurar en el tiempo como una marca indeleble que incluso en la década de los 60 pareció acercarse a su final, y aunque la ONU entró en la mediación por poner fin al conflicto entre naciones vecinas, la zona “en reclamación” sigue apareciendo como eso en todos los mapas.
No podemos reclamar algo que sencillamente nos pertenece. No vamos a renunciar a un territorio que está definitivamente en nuestro mapa, ni el pueblo que habita ahí dejará de ser venezolano por la sencilla razón de que el Esequibo huele a petróleo, y esto atrae al agudo olfato hegemónico que continúa ejerciendo presión para que el gobierno guyanés (en vista de que el venezolano no afloja), permita desmanes, como ha sucedido con la usurpación de las aguas territoriales por parte de una empresa norteamericana, hace unos seis años, claramente ligada a la comercialización de energía petrolera, y ahora la licitación inconsulta de bloques petrolíferos sobre los que definitivamente Venezuela tiene derechos.
El mismo pueblo será llamado a consulta por el presidente Nicolás Maduro, para sustentar las acciones legales que emprende, y que el mundo sepa la opinión que tenemos todos los venezolanos sobre el Esequibo. Una acción soberana que desde Bolívar respaldaremos con trabajo.
Nosotros seguiremos firmes a ese legado de patria independiente y soberana, rechazando contundentemente cualquier ensayo extranjero que ponga en riesgo nuestra soberanía. Nada podrá amedrentarnos.
Seguiremos la lucha histórica por hacer prevalecer nuestro principio de independencia y autodeterminación, no permitiremos injerencias extranjeras y mucho menos la mutilación de nuestro territorio. El pueblo esequibano es y seguirá siendo Venezuela y sus recursos naturales estarán para siempre a la orden de su gente, esa que continúa emergiendo decididamente.
¡El sol de Venezuela nace en el Esequibo!