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Distribución de la miseria | por Claudio Zamora

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En ninguna época de la historia contemporánea se había desnudado la realidad del socialismo como en la actualidad, hasta hace tiempo atrás los patrocinadores se cuidaban de promoverlo de manera abierta y si lo hacían trataban de convencernos que eran una especie avanzada de especímenes genéticamente desarrollados y que se acercaban al socialismo europeo o light, que jamás han tenido empacho en jugar con las reglas capitalistas y alternar el poder cuando han sido beneficiado con la voluntad popular y entregarlo cuando han sido relevados.

Nosotros en cambio en Latinoamérica aún en un desarrollo atávico de la cultura política, hijos de las revoluciones románticas “Jalisco no te rajes” o “Guanajuato nunca pierde, y cuando pierde, arrebata” que se insertaron en el ideario de izquierda para procurar el poder y una vez obtenido modificar la estructura para quedárselo para siempre.

El primer requisito para procurar el control político es crear la base de sustentación sobre la cual se cimentara su estructura, desde Allende en Chile se aprendió que sólo los militares son una real amenaza para sus proyectos, lo único capaz de tumbar gobiernos son los fusiles y corresponde ser los primeros a los cuales hay que mantener a su lado.

En Venezuela son los dueños del país, no hay una sola actividad productiva donde no estén administrando los militares, el poco combustible, el oro, coltan, madera, pesca, aduanas, inmigración, extranjería, aeropuertos y pare de contar, la nómina de oficiales esta tan inflada que sólo en el máximo grado hay más de dos mil generales, más que todos los de la Otan combinada, como no hay suficiente tropa ni puestos de comandos, consigues generales administrando y dirigiendo cualquier actividad productiva o no, desde empresas básicas hasta directores de liceos.

El segundo requisito es dominar todas las estructuras de poder, destruir los pilares de la democracia, separación de poderes, principio de legalidad, alternabilidad, responsabilidad en el ejercicio de la función pública, control de la prensa y darle apariencia democrática a ese ejercicio autocrático.

El tercer requisito y tal vez el más importante es crearle la base de sustentación con la fábrica de pobres, arruinar tanto a la población que tenga que depender del estado para un poco de comida, un cilindro de gas, unos litros de gasolina o unas pastillas para la tensión, crear programas sociales para repartir la miseria y enseñarlos a vivir con 6 dólares al mes como en Venezuela, regalarles comida racionada y esperar que te lo agradezcan de por vida.

El socialismo te corta las piernas, te regala las muletas y exige de su parte agradecimiento y lealtad eterna. Seguiremos conversando. [email protected]