Foto: Cortesía.
La ganadería nacional pierde casi un millón de reses mensuales por el contrabando de extracción hacia Colombia, la mayoría por las fronteras de Táchira y Apure. 30 % de este contrabando es por Apure y 40 % de los animales son apureños, aseguran ganaderos.
En acercamiento con gobierno nacional y regional, productores apureños piden devolución de fincas expropiadas, seguridad y sanción de la Ley de Protección a la Actividad Ganadera, introducida por Fedenaga ante la AN. La ganadería apureña adolece de nuevas tecnologías.
Por Sulay Garcia
San Fernando. El rebaño de la ganadería apureña va en merma. De ser el primer productor ganadero de Venezuela desde la época de la Independencia, este estado pasó a estar detrás de Zulia y Barinas.
No sabemos si somos el tercero, cuarto o en qué lugar estamos. Lo que sí sabemos es que ya no somos el primero”, revela Andrés Colmenares, presidente de la Asociación de Ganaderos del Estado Apure (Agapure).
Chara Melgarejo, productor apureño y director regional de la Federación Nacional de Ganaderos (Fedenaga) calcula que, desde la década de los 90 hasta la fecha, la capacidad productiva del estado Apure ha disminuido en 50 %: “De rey de la ganadería y de la soberanía alimentaria nacional, Apure pasó a ser el rey del contrabando de extracción ganadera por cuenta de la guerrilla colombiana”.
El director de Fedenaga asegura que: “Desde el 2000, la guerrilla y el precio muy bajo de la carne y el queso han convertido el contrabando en el mejor negocio del mundo”.
Pero el “desangradero” de la ganadería apureña no es solo por el contrabando que se sostiene con el abigeato —cada vez más sistematizado y de mayor escala—, también es por las expropiaciones, invasiones, falta de financiamiento, mecanización, insumos, servicios básicos y narcotráfico, expresan los ganaderos apureños.
“Nos roban por punta”
“En Capanaparo acabaron con hatos de 4000 y 5000 reses. Esa zona está desolada porque aquí no roban de una o dos reses, como antes, ahora roban es por punta (lote)”, informa Janio Gracia, vicepresidente de Agapure.
Capanaparo es una extensa sabana que abarca los municipios fronterizos Rómulo Gallegos y Pedro Camejo, así como Achaguas, el municipio productor más importante del estado.
“La semana pasada a Orlando Calzadilla le robaron 260 animales, y a Ramón España 350, que eran los que le quedaban de un rebaño de 4000 animales”, añade Gracia.
Lo mismo ocurre en el municipio Muñoz, intermedio entre el bajo y alto Apure. “De Mantecal se llevaron, de noche, más de 200 bufalitos”, afirma Gracia que, además, preside la Asociación Apureña de Productores de Búfalo (Probúfalo).
“Ahora tienen una forma perversa de infundir terror”, relata Colmenares, porque ya no es solo el robo del ganado sino que los delincuentes saquean fincas y sabanas y, durante estos asaltos, golpean, violan y matan a productores, familiares y trabajadores.
Gracia agrega: “Hemos tenido golpes muy duros como el secuestro de nuestro expresidente de Agapure, Antonio Garbis, uno de los primeros productores de El Yagual que tuvo centro de recría raza Brahman en el estado, quien nunca apareció”.
Tras la desaparición de Garbis en 2005, el hato Mariquitero que era su propiedad fue confiscado y entregado a las comunas. Actualmente, está acabado.
«El hijo aún continúa preso por exigir investigar la muerte de su padre”, añade.
Los ganaderos también recuerdan “el brutal asesinato” del joven ganadero Claudio Calzadilla, que fue desmembrado por una banda de cuatreros indígenas en Capanaparo, el 15 de abril de 2020.
Claudio Calzadilla fue brutalmente asesinado por un grupo de indígenas controlados por irregulares. Foto:Archivo.
Estos hechos promovidos por la guerrilla y, también, el uso de la zona como corredor del narcotráfico, han ocasionado el abandono progresivo de casi un millón de hectáreas de sabanas productivas del Capanaparo, revela el presidente de Probúfalo.
“Muchas de las tierras de los hatos las usan de pistas del narcotráfico sin que el productor tenga derecho a protestar. Por eso, mientras más sabana adentro esté el ganadero más lo admiro porque está produciendo a costa de su vida”, recalca Gracia.
Contrabando de extracción
Melgarejo informa que el rebaño nacional pierde, mensualmente, entre 700.000 y 800.000 reses por contrabando de extracción, la mayor parte por las fronteras de Apure y Táchira.
Más de 30 % de ese contrabando es por la frontera de Apure y cerca de 40 % de ese ganado es apureño porque este estado es el primer productor de levante de ganado para ceba del país”, afirma el ganadero.
Lo anterior significa que una porción importante de los bovinos del país nace en Apure, pero tras su destete son preparados para el matadero en otros estados y es por eso que al menos 4 de cada 10 animales extraídos son apureños, explica.
Los ganaderos refieren que este contrabando, a su vez, ha incrementado y sistematizado el abigeato en el estado Apure ejecutado por la guerrilla junto con bandas de delincuencia organizada, indígenas y funcionarios de cuerpos de seguridad.
“Tenemos 7 % de pérdidas por abigeato. El ganado no se lo llevan los cuatreros, sino los insurgentes de Colombia, que utilizan a los indígenas”, específica Melgarejo.
Explica que la extracción es estimulada por los altos precios en Colombia y por la falta de certificación como “país libre de fiebre aftosa”, puesto que Venezuela es el único de América Latina que aún no está certificado, lo cual impide exportar y competir, legalmente, con precios.
“Venezuela tiene la carne más barata del mundo y Apure la más barata de Venezuela. Por ejemplo, si en Apure el kilo de carne cuesta un dólar, en Colombia cuesta entre 2,5 y 2,7 dólares, por eso el contrabando es el mejor negocio”, recalca Melgarejo.
Productores afirman que el bajo precio de la carne propicia el contrabando hacia Colombia. Foto: Archivo.
“La herida más grande”
Junto con la extracción, “la expropiación es la herida más grande que se le ha causado al estado Apure. Cerca de 700.000 hectáreas fueron intervenidas entre expropiaciones e invasiones”, continúa el director regional de Fedenaga.
Explica que el Estado expropió y avaló invasiones en más de 50 unidades productivas, incluidos los hatos más importantes de Apure como la compañía inglesa Agroflora que “tenía la mejor ganadería nacional”.
Agroflora tenía la mejor ganadería nacional. Foto: Archivo.
“Agroflora era la primera organización ganadera del país con 251.000 hectáreas productivas y un rebaño de 139.000 animales: 3000 búfalos, 2000 equinos y resto bovinos de una calidad élite”, describe.
Además, 11 de los 13 hatos productivos de Agroflora son apureños y estos junto con los hatos El Cedral y El Frío, del municipio Muñoz, así como de los ubicados en los municipios fronterizos del Alto Apure, aportaban cerca de 12 % del consumo de carne nacional.
Nada más la compañía inglesa Agroflora, producía 7,5 % de la carne que consumía el país.
Ese rebaño ha disminuido más de 50 % y en calidad ha disminuido mucho más. Este año, estos mismos hatos en manos del Estado, no llegaron a 60.000 reses”, revela Melgarejo.
Aún peor, Gracia asevera que están al borde de la quiebra porque “no pueden sustentar la burocracia que tiene el Gobierno dentro de esos mismos hatos”. Y comenta, además, en forma jocosa: “Yo fui uno de los expropiados, me quitaron una finca con más de 900 reses”.
Según él, las expropiaciones afectaron también “a los no expropiados ni invadidos”, muchos de los cuales abandonaron la producción por temor a perderlo todo.
Ganadería apureña carece de maquinaria y de tecnología para mejorar su producción
Foto: Cortesía Ministerio Agricultura.
San Fernando. La falta de financiamiento, baja tecnificación, crisis de insumos, combustible y servicios básicos también hacen cada vez más dura la tarea del productor y desincentivan la producción de la ganadería apureña.
“En Apure se han hecho trasplantes de embriones que es tecnología de última generación, pero la tecnificación es cada vez más precaria y la producción es muy difícil si no hay lo elemental”, afirma Janio Gracia, presidente de Probúfalos.
Gracia revela que 90 % del parque de maquinarias de uso pecuario está en el suelo.
“La finca más pequeña tiene un tractor, pero la mayoría están parados por falta de repuestos y un tractor nuevo vale 25.000 dólares, lo cual es incosteable para un productor”.
Por otro lado, en un estado atravesado por siete ríos, donde la mayoría de las unidades de producción son ribereñas, los ganaderos no pueden trasladarse a la finca porque no consiguen el combustible para sus motores fuera de borda, añade.
La ganadería de alta producción, que depende de la tecnología y el alimento concentrado, es la más afectada.
Sus elevados costos son imposibles de mantener porque no hay rentabilidad”, agrega Mario Vizcaya, también productor y directivo de Agapure.
Vizcaya comenta que la tecnología es costosa y el sector agropecuario tiene limitaciones financieras para incorporarla.
“No podemos, por nuestra cuenta, introducir elementos tecnológicos importantes para mejorar la producción porque estamos en una actividad de subsistencia”.
Además, están las condiciones de extremo invierno y verano, a lo que se suma una estructura de costo de los productos que no hace justicia a la realidad del ganadero y sus exageradas condiciones para producir, acota Vizcaya.
Tenemos gran necesidad de financiamiento, pasto, agua, genética y plan sanitario adecuado. Estamos funcionando con el colchón de nuestros antepasados y la escasa producción que tenemos es para solo sobrevivir”, remarca.
De pionero a postrero
En 1938, la producción ganadera apureña era tan prominente que, en la población de El Yagual, municipio Achaguas, los ganaderos crearon la primera junta promotora de lo que cuatro años más tarde se convirtió en la Asociación de Ganaderos de Apure (Agapure).
“Fue en El Yagual porque Achaguas era y todavía sigue siendo el municipio ganadero más productivo de Apure”, asegura Andrés Colmenares, presidente de Agapure.
A eso se debe que, durante la gesta independentista, el prócer José Antonio Páez se instaló en El Yagual para asegurar las provisiones de las tropas patriotas, prosigue Colmenares.
“La imagen del famoso Nazareno de Achaguas, es un regalo del general Páez a la catedral de Achaguas después de ganar la Batalla de Carabobo, en agradecimiento a la valiosa contribución que este municipio apureño le dio a la Independencia”, relata.
Raúl Rincones, también directivo de Agapure, asegura que en 1974, Apure tenía 1.500.000 cabezas de ganado. Transcurridos 48 años, apenas sobrepasa esa cantidad con 1.600.000 y tiene grandes dificultades para mantenerla y aumentarla.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estipula que, por cada habitante, debe haber una res.
Sin embargo, Melgarejo detalla que, de acuerdo con el último censo ganadero de 2000, Venezuela solo alcanzó 17 millones de cabezas de ganado bovino cuando su población sobrepasaba los 24 millones de habitantes.
“La producción nacional no supera los 11 millones de cabezas de ganado cuando debería tener 43 millones”, recalca el director apureño de Fedenaga.
Melgarejo precisa que: “En el caso de Apure, que llegó a tener tres millones, ahorita no creo que pase del millón y medio de bovinos. El total del rebaño del estado, si acaso, llegará a los dos millones, pero por los 500.000 bufalinos”.
Patrimonio cultural
Todavía quedan alrededor de 60.000 productores ganaderos en todo el país, de los cuales 8000 son apureños, que resisten las adversidades con la esperanza de tiempos mejores, comenta Colmenares.
El presidente de Agapure explica que la ganadería apureña no ha muerto porque es la cultura identitaria del estado desde tiempos ancestrales y la mayoría de los apureños “nacen entre las vacas”.
Este es un estado rural y nosotros somos campesinos. Yo me crie con una vaca, más que una forma de subsistir es un estilo de vida, es lo que sabemos hacer desde nuestros ancestros”, afirma Colmenares.
También ha perdurado porque es ganadería extensiva o silvestre.
“Buena parte de nuestro rebaño sobrevive pastoreando en los potreros”, explica Mario Vizcaya, otro productor y directivo de Agapure.
El ingenio es el otro salvavidas. “Hemos resistido por algunas líneas que hemos mantenido para la producción propia y del país, porque hay que tener mucho dinero para subsistir sin crédito”, añade Vizcaya.
El queso y la leche son parte de esos productos que garantizan la manutención de la mayoría de los hacendados. Actualmente, Apure es donde se elabora más queso en el país.
De acuerdo con el presidente de Agapure, más de 300.000 kilos de queso salen semanalmente de San Fernando de Apure para las grandes ciudades como Caracas, Maracay y Valencia.
Amor, resistencia y esperanza
Agapure, la primera asociación de ganaderos del país, cumplió 80 años el pasado 15 de agosto y cuando nació, en 1942, su eslogan era: “San Fernando de Apure, capital ganadera de Venezuela”, lo cual era una realidad para entonces.
Hoy día, esta asociación fundadora de Fedenaga y madre de sus primeros presidentes, intenta mantener la cada vez más mermada producción regional, mientras enfrenta el mayor abigeato de todos los tiempos y la peor crisis del país, aseguran sus miembros.
Algunas medidas para enfrentar la crisis son el estrechamiento de relaciones con el resto de asociaciones del país para buscar soluciones conjuntas a un problema común y el acercamiento a las autoridades nacionales y regionales.
Parte de estos esfuerzos se materializan en el acuerdo Fedenaga – Ministerio del Interior, Justicia y Paz, que integró la Comisión Nacional de Seguridad Rural y estableció que, con el apoyo de las zodis, se crearan las comisiones estadales en las regiones ganaderas.
El objetivo es el combate del abigeato y el levantamiento de la producción. Los ganaderos apureños tienen esperanza en la instalación de la comisión estadal y en las recientes conversaciones con el gobernador de la entidad, Eduardo Piñate, que se comprometió a impulsarla, afirma Colmenares.
El 15 de agosto más de 300 ganaderos tuvieron, por primera vez en muchos años, su primera asamblea con el gobernador Piñate, en la sede de Agapure ubicada en la capital apureña.
“Piñate nos dijo que nos va ayudar, ojalá cumpla. Teníamos más de 15 años que no nos reuníamos con el gobernador, ni siquiera la alcaldesa (San Fernando) nos recibía”, expresa el presidente de Agapure.
Esperan, en lo inmediato, minimizar la inseguridad y la escasez de combustible, los problemas más apremiantes. También la suspensión del decreto del gobernador sobre la movilización de ganado en la región, que consideran limitante y de escaso impacto en la lucha contra el abigeato, recalca.
Asimismo, solicitan apoyo del Gobierno para la reversión de las expropiaciones, así como la vuelta de los insumos, créditos, maquinarias, repuestos, combustible, prevención de inundaciones, vialidad e impulso a las nuevas leyes de la actividad agropecuaria.
Propuestas
Junto con la priorización del sector primario en las políticas públicas para resolver los temas coyunturales de seguridad, financiamiento, insumos y servicios básicos, los ganaderos proponen el rescate de las fincas expropiadas.
Por ser Apure el estado más afectado, lo planteamos desde Fedenaga. Estamos dispuestos a presentar proyectos productivos y desde Agapure coadyuvar para que esas fincas vuelvan a manos de sus propietarios que tengan el deseo de regresar al campo”, expone Melgarejo.
También agilizar la Ley Penal de Protección a la Actividad Ganadera, aletargada en la Asamblea Nacional tras haber sido introducida por Fedenaga y debatida en primera discusión. “El gobernador se comprometió a solicitar su sanción”, dice Colmenares.
Además, solicitan ser incluidos y participar activamente en el plan de desarrollo agropecuario que Venezuela planea con Irán. “Un plan de desarrollo mancomunado de ambas naciones debe hacerse con los ganaderos”, sugiere Gracia.
Esperan la reactivación definitiva de relaciones con Colombia y su nuevo presidente, Gustavo Petro, a quien le dan un voto de confianza. Y aspiran que los efectos derivados de la pacificación en el vecino país alivien el contrabando de extracción por las fronteras colombo-venezolanas. “Si quiere la paz está en sus manos”, expresa Gracia.
Para lograr el certificado de país libre de fiebre aftosa tienen una planificación de cinco años. “Hicimos un buen arranque a pesar de que el productor ya estaba desacostumbrado, de 10 % de vacunación llegamos cerca de 50 % y, este mismo año, el plan es alcanzar 70 %”, precisa Melgarejo.
Crónica Uno