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Un día después del quinto apagón nacional desde 2019, en casi un tercio del país persisten las fallas: Lentitud en restablecimiento del servicio demuestra precariedad del sistema

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Foto Pableysa Ostos @pableostos

Cumplidas las primeras 24 horas del apagón nacional, las fluctuaciones e inestabilidad en el voltaje persisten en al menos seis estados del país, según reportes de habitantes de las zonas afectadas. La ciudadanía denuncia la falta de información oficial sobre las causas, el alcance real y los plazos estimados para la restitución del servicio eléctrico

Crónica Uno

Caracas. Más de 24 horas después del apagón nacional que madrugó a millones de habitantes de 20 estados de Venezuela el 30 de agosto pasado, la situación se mantiene crítica en al menos seis regiones del país este sábado 31 de agosto.

Pese al anunciado restablecimiento del servicio por parte del Gobierno, las fallas eléctricas se han convertido en una constante, de acuerdo con reportes de ciudadanos de Lara, Bolívar, Miranda, Trujillo, Carabobo y Distrito Capital.

La falta de información oficial oportuna sobre la falla masiva ha generado un clima de incertidumbre y desesperación entre los ciudadanos, lo que los afecta psicológica y emocionalmente.

Las redes sociales se han inundado de testimonios que reflejan el desasosiego de quienes enfrentan una realidad marcada por la inestabilidad del servicio eléctrico, sin una respuesta clara acerca de su normalización por parte de los funcionarios del gobierno de Maduro, con más de 11 años en el poder.

Peligrosa inestabilidad

Crónica Uno recopiló algunos reportes ciudadanos recibidos desde diferentes regiones, que revelan un panorama crítico no solo por la inestabilidad eléctrica, sino por las secuelas asociadas, como la falta de agua, limitaciones en el acceso a gasolina, en modalidades de pago por medio electrónicos y servicios de telecomunicaciones intermitentes.

El apagón, que comenzó en la madrugada, específicamente a las 4:50 a. m. del viernes 30 de agosto, dejó al menos 80 % del territorio nacional sin electricidad durante 14 horas continuas, en promedio.

En Barquisimeto, capital del estado Lara, los ciudadanos reportaron que el servicio eléctrico está intermitente, lo que mantiene a parte de la población en vilo.

La luz va y viene, no podemos confiar en que permanecerá estable, aseguró un residente de un sector del centro de esa ciudad.

Esta situación se repite en El Tocuyo, también en el estado Lara. En ese poblado, además de la falta de electricidad, las redes de internet y telefonía están inestables, pese a que la electricidad se normalizó a las 5:30 p. m. En algunos sectores, como la urbanización Las Trinitarias, vecinos denunciaron la explosión de algunos transformadores eléctricos cuando empezaron a restituir el suministro.

Ciudad Guayana, en el estado Bolívar, enfrenta no solo la intermitencia del servicio eléctrico, sino también peligrosos picos de alta tensión que ponen en riesgo los electrodomésticos de los habitantes. “Cuando llega la luz, lo hace con tanta fuerza que tememos por nuestros aparatos”, explica un habitante.

Noche de bajones

El estado Miranda, uno de los más poblados del país, los bajones se intensificaron en la noche. En Charallave, la luz se fue nuevamente varias veces desde las 8:24 p. m., después de un breve período de estabilidad. Guatire también ha experimentado al menos tres bajones significativos desde el megaapagón inicial.

Los Teques, la capital del estado, estuvo 11 horas sin electricidad, y aunque el servicio se restableció, los ciudadanos reportan inestabilidad constante con fuertes fluctuaciones.

La situación en el estado Carabobo es igualmente preocupante para sus miles de habitantes. En sectores de Guacara, los residentes cumplieron casi 20 horas sin electricidad. “La luz se iba a cada rato. Las baterías de nuestros teléfonos casi se agotaron y a pesar de que volvió la luz, no hay agua y la señal telefónica es inestable”, narró un habitante desesperado.

Ni Caracas se ha librado de las fallas eléctricas constantes, según vecinos de algunos sectores. Foto: Crónica Uno

Ni Caracas se libra

La capital del país no ha escapado a la crisis. Aunque en Caracas la rehabilitación del servicio inició cinco horas después del apagón en algunos pocos sectores, en zonas del resto del país acumulan más 24 horas, hasta esta publicación, sin servicio o con un suministro inestable, por lo que ciudadanos creen que la situación dista mucho de normalizarse.

En algunos sectores de Petare, al este de Caracas, la situación es similar. “No tenemos nada todavía, ni luz ni agua. Es como si viviéramos en la Edad Media”, lamentó un vecino de la zona. En San Bernardino, al noroeste de la ciudad, el panorama es similar: luz intermitente, falta de agua y redes de varias operadoras telefónicas caídas.

En el oeste de Caracas, específicamente en El Cementerio, los vecinos reportan no solo la falta de electricidad, sino también la caída de las redes de datos móviles. “Movilnet no funciona y Movistar está muy inestable. Estamos prácticamente incomunicados”, señala un vecino.

Catia, en el extremo oeste de la capital, ha visto el restablecimiento del servicio eléctrico, pero el internet aún presenta fallas. Esta situación dificulta la comunicación y el acceso a la información.

El municipio Chacao, en el este de Caracas, considerado uno de los más prósperos de la capital, no ha escapado al caos. Un vecino relató: “La luz ha ido y venido al menos cinco veces. En este momento estamos a oscuras nuevamente”.

Entre apagones

Este apagón masivo ha reavivado los fantasmas del megaapagón de marzo de 2019, que dejó a Venezuela sin electricidad durante casi una semana. Aquella crisis paralizó al país, causó decenas de muertes en hospitales sin energía y generó pérdidas millonarias en todos los sectores de la economía.

La actual situación pone de manifiesto, una vez más, la fragilidad del sistema eléctrico venezolano y la falta de inversión en infraestructura y mantenimiento. Expertos en energía han señalado repetidamente que la red eléctrica del país está al borde del colapso debido a años de negligencia y falta de personal calificado.

El gobierno de Nicolás Maduro, como en ocasiones anteriores, ha culpado a “ataques electromagnéticos” y “sabotajes” por parte de la oposición y gobiernos extranjeros. Sin embargo, estas afirmaciones han sido ampliamente desacreditadas por expertos internacionales que señalan la falta de mantenimiento y la corrupción como las verdaderas causas de la crisis energética.

La oposición, por su parte, ha denunciado que el apagón es una muestra más de la incompetencia del Gobierno. En consecuencia, ha exigido una investigación independiente sobre las causas del fallo masivo del sistema eléctrico.

Foto: Crónica Uno

Mentalmente agotados

Entretanto, la población venezolana se enfrenta a las consecuencias directas de esta crisis. La falta de electricidad no solo afecta la vida cotidiana, sino que también pone en riesgo la conservación de alimentos, el funcionamiento de hospitales y la seguridad pública.

Los ciudadanos, agotados física y emocionalmente, expresan su frustración.

Estuvimos 19 horas sin luz, estoy mentalmente agotado y emocionalmente inestable, confiesa un residente de Caracas.

Este sentimiento de desesperación es compartido por millones de venezolanos. La mayoría ve cómo su calidad de vida se deteriora sin mayor paliativo que la militarización de las ciudades y acusaciones sin pruebas contra opositores.

Mientras el país espera una solución, los venezolanos se preparan para otro día de incertidumbre. Las velas y las linternas se han convertido en artículos esenciales en los hogares, y las familias se reúnen en torno a radios de pilas, o sitios con mejor cobertura telefónica para intentar mantenerse informadas.

Lentitud en restablecimiento eléctrico demuestra precariedad del sistema

La falta de información clara y detallada por parte de las autoridades solo aumenta las sospechas de que el problema es más grave, advierte José Aguilar

por Efecto Cocuyo | @efectococuyo

Todos los sistemas eléctricos, incluso los más robustos, enfrentan fallas. Sin embargo, lo que realmente determina su salud de un sistema eléctrico es su capacidad de recuperación ante estas eventualidades. En el caso de Venezuela, el apagón del viernes 30 de agosto revela una preocupante debilidad en esa capacidad de respuesta, según el ingeniero eléctrico, José Aguilar.

Detalló que tanto el equipamiento como el recurso humano quedan en evidencia cuando no se atiende la falla con rapidez. “A medida que se sigue prolongando tenemos deficiencias que no se pueden corregir”.

Subrayó que la gravedad de esta caída no puede ser subestimada, ya que ocurrió durante el «valle», un momento de baja demanda eléctrica cuando el sistema debería operar con mayor holgura. 

“Esto no es un simple incidente que se resuelve en unas horas; es una señal de que algo más profundo está fallando y que no se está siendo transparente con la situación. Ellos son expertos en mentir”.

Aguilar también recuerda que apenas unos días antes, el 27 de agosto, ocurrió otro apagón a una hora de alta demanda, lo que sugiere que ambos eventos podrían estar relacionados. La falta de información clara y detallada desde las autoridades solo aumenta las sospechas de que el problema es más grave de lo que se quiere admitir.

“La opacidad con la que se maneja la información del sistema eléctrico en Venezuela, que ya acumula más de 5 mil 35 días sin datos públicos sobre su funcionamiento, impide conocer la verdadera magnitud de la situación”. 

Dijo que la tesis del sabotaje, frecuentemente esgrimida por el gobierno, se vuelve difícil de sostener ante la falta de pruebas concretas y la realidad de un sistema que, incluso si fuera saboteado, debería poder recuperarse con mayor eficacia si estuviera en buen estado.

El verdadero desafío está en la transparencia y en la capacidad del sistema para recuperarse. Cada minuto que pasa sin una solución aumenta las deficiencias que, en este momento, parecen estar fuera de control.