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Resistencia cultural y sistemas alimentarios: la experiencia kariña

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Los kariña demuestran que su resistencia es fundamentalmente cultural, que está en sus alimentos, en la tradición de su siembra, cosecha y preparación, en los conocimientos ancestrales que tienen sobre el bosque, su hogar

Venezuela cuenta con experiencias capaces de inspirar el cambio de los actuales sistemas alimentarios. El pueblo kariña, habitante de la Reserva Forestal Imataca (RIF) en el estado Bolívar, protagoniza desde 2016, un proceso de empoderamiento que hoy le permite contar con un entramado comunitario que no solo ha recuperado su territorio ancestral afectado por décadas de degradación, sino que les ha permitido aprovechar la riqueza del bosque de manera sustentable.

Los kariña demuestran que su resistencia es fundamentalmente cultural, que está en sus alimentos, en la tradición de su siembra, cosecha y preparación, en los conocimientos ancestrales que tienen sobre el bosque, su hogar.

En el marco del proyecto Ordenación forestal sustentable y conservación de bosques en una perspectiva ecosocial implementado por el Ministerio de Ecosocialismo con el acompañamiento técnico de FAO y los recursos financieros del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF), las comunidades kariña de la RFI, con el liderazgo de sus mujeres, dirige la Empresa Forestal Indígena Tukupu y maneja casi 6.500 hectáreas de su territorio para el aprovechamiento sustentable. Cuentan con el plan operativo de las primeras 1.000 hectáreas y recientemente establecieron un Mercado Indígena en la población de Tumeremo, estado Bolívar.

Mercado kariña

La inauguración del mercado kariña (en el que distribuyen cada fin de semana el excedente de su cosecha), coincidió con la Cumbre de los Sistemas Alimentarios. En ella se expuso la importancia de mejorar los sistemas actuales, la necesidad de sumar ideas nuevas y de aprender de las personas sencillas que integran la cadena de los alimentos, de la siembra a la mesa, como pequeños agricultores, pescadores y pueblos indígenas.

En Imataca, 41% de las mujeres kariña conforman la red de recolección de semillas de especies nativas de uso tradicional. Ellas cohesionan a las comunidades en el desarrollo de viveros comunitarios y familiares, para la producción de plantas forestales y frutales, y el establecimiento de plantas en campo mediante sistemas agroforestales en un permanente proceso de capacitación.

El reciente informe de FAO Los pueblos indígenas y tribales y la gobernanza de los bosques destaca que apoyarlos para proteger y manejar sus bosques “permitiría recuperar o crear cientos de miles de empleos forestales, agroforestales, turísticos, educativos y culturales, así como evitar la posibilidad de nuevas pandemias, además de otros beneficios sociales, ambientales y culturales”.

Las naciones del mundo miran ahora la experiencia que ha resistido a los grandes y vertiginosos cambios de la humanidad. Mejorar, transformar los sistemas alimentarios pasa por conocer y emular las experiencias comunitarias, eficientes, resilientes, cualidades que se miran como punto de partida para el cambio propuesto y que se encuentran, mayormente, en las prácticas ancestrales de pueblos como los indígenas kariña de Venezuela.

Los datos

En septiembre de 2021, la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios y la necesidad de transformarlos, expuso la realidad planetaria producto de la pandemia de covid-19:

  • Alimentos más que suficientes para 7.800 millones de personas.
  • 820 millones de personas padecen hambre.
  • Más de 2.000 millones de personas con sobrepeso y obesidad.
  • 29% de las emisiones de gases de efecto invernadero procede de la cadena de suministro que lleva los alimentos de la tierra a la mesa.
  • 35% de todos los alimentos producidos se desperdicia. Esto representa hasta 80% de la pérdida de biodiversidad, 80% de la deforestación y 70% de toda el agua dulce que se utiliza en el mundo.

Por FAO