El politólogo Luis Salamanca sostiene que la principal disyuntiva opositora para las presidenciales reposa sobre la candidata María Corina Machado y que la Plataforma Unitaria debe sopesar escenarios a largo plazo. Por su parte, el doctor en ciencias políticas Daniel Varnagy acota que la exdirigencia de la oposición «está haciendo cola’, pensando en una recepción de la candidatura por vía alternativa
Sofía Nederr|TalCual Digital
Tras el anuncio de la fecha de las elecciones presidenciales para el 28 de julio, la oposición enfrenta varios retos y disyuntivas que lucen poco sencillos de resolver.
Luego de la convocatoria a los comicios y el cronograma presentado por el Consejo Nacional Electoral (CNE), la Plataforma Unitaria y la candidata María Corina Machado deben maniobrar mientras corren los tiempos para las diversas etapas de la contienda. En este contexto también tienen peso los futuros comicios regionales y parlamentarios.
El politólogo Luis Salamanca señala que la primera gran disyuntiva está en manos de la abanderada unitaria.
En ese sentido, explica que María Corina Machado enfrenta la decisión de continuar en el camino sin escoger un candidato alternativo y concluir el 25 de marzo, cuando se cierran las postulaciones electorales, sin haberse podido inscribir debido a la inhabilitación política de 15 años que pesa sobre ella, o escoger otro candidato de la oposición que pueda atraer al elector en función de sus planteamientos.
Añade que existe la posibilidad de que no se nombre a ningún aspirante unitario. Expresa que si, Machado opta por ungir a un candidato alternativo, la decisión tiene «un margen de maniobra temporal que va desde la inscripción, de la postulación de alguien hasta 10 días antes de las elecciones presidenciales, el 18 de julio, para modificar esa postulación. Sería un candidato relativamente tapado y después ella va a asumir su apoyo plenamente».
Otro escenario, dice Salamanca, es que la candidata que ganó las primarias de la oposición termine apoyando a alguno de los candidatos inscritos.
El politólogo destaca que si María Corina Machado no puede inscribirse ante el CNE y no designa a un aspirante alternativo, el electorado quedaría disperso entre los abstencionistas y los que se irían con alguna de las terceras candidaturas que se van a presentar.
«También puede ocurrir que los candidatos realmente opositores que haya por aquí o por allá logren articularse entre ellos y plantear una candidatura con mucho apoyo», acota.
El reto para las presidenciales
Daniel Varnagy, doctor en ciencias políticas, puntualiza que la dirigencia de la oposición pareciera no haber terminado de aceptar de manera íntegra el resultado de las elecciones primarias.
«Hemos visto declaraciones de candidatos presidenciales supuestamente opositores, que no participaron en las elecciones primarias y que irán directamente a las elecciones. Prácticamente en ninguno de estos casos podemos hablar de oposición genuina, sino de oposición acomodaticia», asevera.
El investigador refiere que, en las primarias del 22 de octubre del año pasado, «la sociedad civil se expresó de una manera bastante clara y diáfana no solamente sobre quién debe ser el abanderado en su rol de candidato, sino en su rol de líder de la oposición».
«Depende ahora de la fuerza política que tenga la líder Maria Corina Machado, tanto interna como internacional, para generar su aceptación en la participación de las elecciones presidenciales. Esta fuerza, que es y debe ser civil y civilista, está alineada y balanceada. Pero, sin embargo, en un sistema hegemónico, no necesariamente cuenta con las herramientas propias de un Estado de derecho», subraya Daniel Varnagy.
Refiere que la exdirigencia de la oposición, «mayoritariamente ‘está haciendo cola’, pensando en una recepción de la candidatura por vía alternativa, la cual a la fecha de hoy no es muy probable. La sociedad civil opositora en cambio, sí está esperando que María Corina Machado actúe con lo necesario para participar en las elecciones».
Asimismo, el politólogo Luis Salamanca sostiene que la Plataforma Unitaria enfrenta una encrucijada de cara a las presidenciales: Continuar con María Corina Machado «hasta el final» en el escenario en que la dirigente no plantee un abanderado alternativo y vivir la misma situación que ella.
«¿A qué jugará la oposición en la decisión de Machado? ¿Hasta dónde va a acompañar a Machado?», increpa.
«Se plantea un problema para el futuro porque después de las presidenciales, vienen elecciones regionales y parlamentarias. Con la línea que ha seguido el régimen de poner a actualizar la lista de militantes e inscribirse de nuevo, a estos partidos que no se presentan en las elecciones, se abre también un problema grave a la Plataforma Unitaria y que la estimularía para buscar alguna manera de presentarse en esa elección», afirma el politólogo Luis Salamanca.
Agrega que otro dilema a resolver es si es posible una candidatura unitaria distinta a la de María Corina Machado.
¿A dónde recurre la oposición?
Sobre el tapete de las presidenciales hay otro aspecto clave: ¿A dónde puede apelar la oposición para lograr elecciones con un mínimo de garantías?
Hasta ahora, la presión internacional pareciera no ser suficiente para el cumplimiento de Acuerdos como el de Barbados, el cual fue desplazado por el Acuerdo de Caracas impulsado por la Asamblea Nacional (AN) de 2020.
«Si estuviésemos en una situación de plena independencia de poderes y de Estado de derecho, la conculcación de un derecho se resuelve acudiendo a otra institución que balance esa conculcación. En este caso, habrá que ver si las presiones internacionales ayudan a que los otros poderes admitan la pluralidad política en la próxima elección presidencial en Venezuela», indica el doctor en ciencias políticas Daniel Varnagy.
Agrega que se esperan presiones internacionales para que el sistema político del país incremente su independiencia interinstitucional, y el sistema electoral sea transparente.
«Obviamente, ahí hay una paradoja de difícil solución, y Venezuela es la bisagra entre contrapuestos. El bloque imperial y factores no republicanos sino autoritarios (Rusia, China, Turquía e Irán. También Cuba) tienen mucho más influencia que el bloque democrático (EEUU, Canadá y Europa), en este momento histórico del país», enfatiza Varnagy.
En este punto, el politólogo Salamanca señala que la variable internacional es una constante, con un efecto importante, pero no decisivo. Llama a recordar todos los capítulos de presión internacional de diversa intensidad que no han tenido las consecuencias esperadas.
«Llega un momento en que el régimen digamos, sólo tiene como objetivo la retención del poder, el único incentivo que tiene ahorita es mantenerse en la presidencia y tener el control del Estado. Si tuvieran que escoger entre levantamiento de sanciones, con lo cual habría más recursos para el país, y permanencia en el poder obviamente la escogencia es muy clara: Permanecer en el poder aún con las peores condiciones económicas producto de la reimposición de las sanciones», señala el investigador.
Vale recordar que el Gobierno de los Estados Unidos dio un plazo hasta abril a la admistración de Nicolás Maduro.
«El régimen de Maduro se comprometió en otoño sobre lo que iban a hacer para permitir elecciones libres y justas y permitir la participación activa de los partidos de oposición. Tienen hasta la primavera para avanzar en esos compromisos y lo estaremos observando de cerca», puntualizó el portavoz del Consejo Nacional de Seguridad de la Casa Blanca, John Kirby, el pasado 31 de enero.