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Muchas lecturas | por Claudio Zamora

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En la guerra y en el amor no todo es blanco y negro, tampoco existen patrones rígidos que permitan adivinar los movimientos, como en un juego de ajedrez a veces hay que sacrificar la reina para desarmar a tu oponente y obtener el triunfo varios movimientos posteriores, lo más difícil se encuentra en saber cuáles serán esos movimientos y que el adversario no los descubra porque tocaría cambiar las estrategias sobre la marcha y en muchos casos en inferioridad de condiciones. En la política sucede algo muy similar, sacar conclusiones apresuradas de los acontecimientos políticos constituye toda una aventura, hago esta reflexión para analizar la expulsión o invitación hecha por Petro a Juan Guiado para abandonar Colombia rumbo a los EEUU, lo primero que hay que decir y perdonen la crudeza que ni él ni ninguna figura puede atribuirse la representación mayoritaria de la oposición venezolana, si eso fuese así, seria innecesario el proceso de elecciones primarias que tiene algunos meses organizándose y en el cual sólo hay pronósticos más no seguros ganadores, por otro lado confiar en los buenos oficios de un amigo de una de las partes, es como pedir que te ayude a reconciliar a tu suegra, el pasado criminal de Petro como miembro del grupo guerrillero más representativo de Colombia, su estrecha amistad con Chávez y el prontuario de delitos que lo secunda, lo invalida para motorizar un proceso tan delicado como lo es el proceso de dialogo en Venezuela.

Pero veamos la otra cara de la moneda, los representantes de la dictadura ya tienen lumbalgia de las veces que se han sentado y levantado de la mesa de negociaciones, cada vez que se sienten acorralados patean la mesa y abandonan el dialogo, el sólo hecho que hayan accedido a volverse a sentar ya constituye un triunfo, la presencia de los EEUU en la mesa igualmente le da un valor adicional sin excesivas esperanzas, ya vimos que su visión geopolítica está por encima de los intereses ajenos, la liberación de los sobrinos de la primera dama en un su proceso por drogas nos habla del pragmatismo de los demócratas. La presencia forzada de Guaido y haber comprometido a Petro a horas de comenzar la cumbre, nos dice que ese movimiento aún no se puede valorar, de los resultados dependerá, lo único destacable es que ambos eligieron las opciones más lógicas, uno “invitar” abandonar el país a un visitante incomodo, pudiendo haber elegido cualquier otra más beneficiosa a su amigo como detenerlo, deportarlo u otra más humillante y por su parte Guaido salir sin mucho aspaviento dando muestras de cordura y diplomacia, la partida apenas empieza y sólo se han perdido unos peones. Esperemos la hora del Jaque. Seguiremos conversando. [email protected].