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Lágrimas en la frontera | por Claudio Zamora

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Pasó lo que tenía que pasar, lo que muchos veníamos anunciando, nuestra peculiar y única manera de hacer las cosas nos paso factura y los gringos nos cerraron las puertas de su país con un portazo en la cara. Y lamentablemente no podía ser de otra manera, el inmenso flujo migratorio sobrepaso las cifras aceptables y la selva del Darien se transformo en poco tiempo en el paso más numeroso de flujo de inmigrantes en el mundo, como si esto fuese poco los venezolanos transformamos esa odisea influenciados por los programas de sobrevivencia en nuestra serie particular que reflejaba el infierno que es adentrarse en una selva inhóspita y mortal con niños y ancianos, pero también la marginalidad como signo particular tan presente en la sociedad venezolana de todos los estratos sociales, así vimos minirumbas entre las carpas, salsa cabilla amenizando la ruta, robos y atracos entre paisanos, cortos videos de jóvenes como un dialecto hamponil y muchas otras muestras que para los Estados Unidos no se dirigía lo mejor de nuestra sociedad, la mayoría eran jóvenes de barrio, sin estudios, títulos profesionales ni oficios que cuando mucho manejaban una maquina de cortar cabello o sabían cambiarle el tren de rodaje a una moto, con esos limitados recursos pretendían cumplir su sueño americano pero sin cambiarse el chip criollo del hacer lo que me dé la gana y así podíamos ver luego los videos en suelo americano con un estridente sonido de cornetas en medio de los rascacielos de Nueva York bailando salsa en cualquier boulevard e ingiriendo licor como en cualquier templete de Catia incomodando a los transeúntes y mandando tik tok para Venezuela a los panas jurando que estaban cumpliendo su sueño americano, viviendo de la caridad pública, grabándose sobre el capot del primer automóvil lujoso que veían estacionado y gritando e insultando como en la tribuna del Universitario. Lamentablemente ese era el target más numeroso de los paisanos que querían entrar a los Estados Unidos, cerca de ellos había también cientos de familias trabajadoras, responsables y emprendedoras que vendieron todo en Venezuela para costear los gastos de la travesía, gente que se jugó todas sus cartas e hipotecaron su futuro y ahora están varados en algún país centroamericano y en la frontera de México sin dinero ni esperanzas, son decenas de miles, no olvidemos que el crecimiento del éxodo venezolano es vertiginoso llegando según cifras de organismos internacionales a más de siete millones de personas. Por otra parte crece la desesperanza de los que se encuentran en Latinoamérica que cada vez se enfila hacia la costa a la que no queremos ir o de la que venimos huyendo, el mapa del sur se está poniendo rojo rojito con la única esperanza es que son rojos moderados que condenan desde su tribuna los abusos de derechos humanos cometidos por esta pandilla de delincuentes como lo hizo Boric, como tibiamente lo ha hecho Fernández y Petro, esperemos lo haga Lula si llega o lo sigan haciendo quienes lejos de las ideologías defienden la condición humana. Por lo pronto esperaremos alguna movida a nuestro favor en el tablero de juego de los gobernantes, quienes se ahogan en su pragmatismo y no les importa morderse la lengua si la misma privilegia sus intereses, como el canje realizado por Biden de los ejecutivos petroleros de Citgo por los traficantes sobrinos de la primera dama, donde pisotea años de principios en la política antidrogas americana para decirnos que su lucha puede dar un break ante intereses políticos subalternos y ocasionales. En definitiva se nos cierra la puerta más grande que teníamos abierta en el mundo para huir de esta tiranía, la misma la cerraron la mayoría de venezolanos que por décadas han vivido de las limosnas del gobierno, que no han luchado por prepararse, que viven para la bebida y la fiesta, que esperaban ansiosos los bonos del gobierno para sobrevivir medio comiendo, que se han dejado embaucar por los charlatanes de turno como el difunto y su hijo bobo, que llevan su mendicidad y malas costumbres como parte de su adn, en detrimento del porcentaje decente que llora en una frontera. Seguiremos conversando. [email protected]