La empresa privada Fospuca “brinda servicios de limpieza urbana, barrido manual, lavado de áreas públicas, recolección y traslado de desechos sólidos, urbanos y domiciliarios”, en distintas ciudades de Venezuela, utilizando una aplicación móvil que le permite conocer, en tiempo real, la trayectoria y ubicación de los camiones, con ayuda de un sistema de posicionamiento global (GPS). Esta y muchísima más información se encuentra disponible en su página web (Fospuca, 2023), incluyendo sus tarifas en algunos de los municipios donde operan. A pesar del esfuerzo comunicacional virtual que la empresa realiza, a través de internet, la percepción de sus clientes no es buena, principalmente por la irracionalidad en la que se fundamenta el costo del servicio.
Tomemos como ejemplo la ruta de los camiones. No es suficiente, monitorear y controlar la ruta de las unidades recolectoras, para garantizar el servicio (a precio razonable). Es imprescindible involucrar a las comunidades organizadas en una gran variedad de procesos que van desde la creación de una cultura de sostenibilidad, implementando los principios de la economía circular, hasta la posibilidad de apoyar a emprendedores que perciban, en la “basura”, una oportunidad de aumentar sus ingresos familiares. En otras palabras, Fospuca, debe buscar aliados que le permitan aumentar la factibilidad del éxito de su negocio, al añadir valor agregado. En este caso, el aliado natural es la Universidad, cuya influencia es ejercida en todos los municipios del país.
A nivel mundial, las universidades desempeñan un rol importante de apoyo a la empresa privada en el negocio de la “basura”, involucrando a profesores e investigadores (ingenieros, sociólogos y economistas, entre otros profesionales). Buena parte del secreto del éxito está en la creación de equipos de trabajo multidisciplinarios, con representantes de la sociedad civil y los gobiernos municipales, en la búsqueda de soluciones a problemas muy específicos, en una primera etapa. Luego, establecida la red de emprendedores comunitarios (REC) y con el apoyo técnico de la Universidad, se inicia una segunda etapa, que consiste en la elaboración de un plan estratégico, a corto, mediano y largo plazo, con el fin último de fomentar ciudades inteligentes y sostenibles.
El plan estratégico de la “basura”, aunque le pertenezca a Fospuca debe, también, hacerlo suyo la sociedad civil, siendo esta la única manera de lograr los resultados esperados. Las parroquias de cada municipio deben activarse, con la participación de los ciudadanos, a nivel de cada calle, con responsables en cada sector. La elaboración del Plan requiere del conocimiento que aporta la Universidad e igualmente de quienes están sufriendo el problema a diario, en las diferentes comunidades. Debemos apostar al éxito de Fospuca, pero la empresa debe ser innovadora en cuanto al diseño de soluciones que, muy probablemente, sean únicas para cada municipio.
La implementación del Plan, con soporte de la Tecnología Social SAI, produciría los siguientes resultados medibles: 1) Beneficios individuales y colectivos, basados en el tamaño, composición y estructura de la Red Inteligente SAI (rica en capital social), conformada por los interesados del proyecto (stakeholders) y sus relaciones; 2) Identificación de recursos humanos y sociales (materiales, financieros e información), basados en confianza, compromisos, normas, valores y reciprocidad, entre quienes construyen capital social y crean consensos, por vinculación social directa e indirecta (puentes); y, 3) Cumplimiento del alcance, objetivos específicos y metas de los proyectos, monitoreados y controlados en función de su calidad, costo y tiempo de ejecución.
Referencia:
Fospuca (2023). Página web: www.fospuca.com.
Para descargar la versión más actualizada del libro completo (incluyendo todas las columnas publicadas a la fecha), haga clic en el siguiente enlace: Capital Social, José María Rodríguez, PhD. Además, para una introducción al tema, recomendamos ver el video CAPITAL SOCIAL: https://youtu.be/gRXjjZkCrzo.
