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Fedecámaras Bolívar: Zonas Económicas Especiales necesitan bases sólidas

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Ciudad Bolívar.- Fedecámaras Bolívar, con el apoyo de su asesor Jacinto Marín, elaboró una serie de recomendaciones con respecto a las Zonas Económicas Especiales.

Las autoridades nacionales están trabajando en la aprobación de un nuevo proyecto de Ley Orgánica sobre las Zonas Económicas; en este contexto, Fedecámaras Bolívar, de la mano de sus asesores, considera y propone que este debe estar fundamentado en cuatro pilares:

1) Seguridad jurídica y el respeto a la propiedad privada.
2) Políticas de estímulo para las inversiones.
3) Disponibilidad de servicios públicos eficientes
4) Recuperación de la confianza de los inversionistas

Para la institución, se debe tener en cuenta que, según organismos internacionales, hasta 2019 se contabilizaba un total de 5.400 Zonas Económicas Especiales (ZEE) en 107 economías, pero no todas podían considerarse como exitosas.

China, Vietnam, Singapur y Corea del Sur son los países más avanzados en desarrollos regionales, y en América Latina, México tiene una experiencia de muchos años con las maquilas que ensamblan productos que son exportados a Estados Unidos; por lo tanto, es conveniente asociar siempre a las ZEE con el concepto de desarrollo regional, porque al final terminan siendo eso: desarrollo de regiones.

Contexto histórico de las Zonas Económicas Especiales

Las Zonas Económicas Especiales son espacios geográficos con límites debidamente definidos, suficientes recursos potenciales para su desarrollo, y una normativa que le sirve de régimen.

En Venezuela, la creación de Zonas Económicas Especiales no tiene mayor novedad. Durante no menos de 60 años ha sido una decisión repetida muchas veces, con etapas de avance en algunos casos y fracaso rotundo en otros. Su aplicación en el país comenzó en los años siguientes de la caída de la dictadura de Pérez Jiménez con la creación de las corporaciones regionales. La Corporación de Desarrollo de la Región Central (Corpocentro), la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), Corporación de desarrollo de la región Nor-oriental (Corporiente) y la Corporación de Desarrollo de la Region Zuliana (Corpozulia) han sido instituciones creadas para impulsar el desarrollo regional. Son experiencias con nombres distintos, pero con objetivos comunes, incluyendo las creaciones recientes y las que actualmente están inactivas.
Después de esas corporaciones, se han creado no menos de seis zonas económicas, se han promulgado dos leyes específicas y se han decretado tres empresas para ser administradas por militares. Margarita, Paraguaná, San Antonio-Ureña, y los municipios Palavecino e Irribaren en Lara y la Gran Sabana en Bolívar son creaciones que ahora necesitan un nuevo impulso, así como El Puerto Libre de Santa Elena de Uairén, que fue creado por decreto presidencial hace 23 años, y hasta ahora no se conocen resultados positivos.

Nada más en Guayana se tienen tres experiencias que pueden servir de espejo para que el gobierno vea cuáles son los puntos débiles de estos proyectos. Esas tres experiencias están representadas en las empresas básicas tuteladas por la CVG, el Arco Minero del Orinoco y el Puerto Libre de Santa Elena. Las empresas básicas están devastadas, después de 40 años de desarrollo exitoso; el Arco Minero del Orinoco está completamente viciado; y el Puerto Libre se quedó en los papeles.

Proyecto de ley

Según el proyecto de ley que se discute en la Asamblea Nacional, las Zonas Económicas Especiales tendrán tres objetivos principales: atraer inversiones, tanto nacionales como extranjeras; incrementar la exportación desde Venezuela y mejorar la producción nacional. Esos objetivos son considerados incuestionables porque corresponden a una necesidad muy sentida en el país; sin embargo, para que esos propósitos se concreten y se conviertan en resultados positivos, es indispensable que se garanticen los estímulos y la seguridad jurídica que requieren las nuevas inversiones.

Asimismo, los representantes del sector empresarial califican como necesario, que el desarrollo de las nuevas zonas económicas esté desprovisto de injerencias político-partidistas y de influencias ideológicas. También que los proyectos del futuro se ejecuten de manera transparente, sin ningún tipo de secreto ni de privilegios que favorezcan a unos pocos. Con esas condiciones previas, se podrá reducir la desconfianza de los inversionistas para participar en los futuros desarrollos.

La última recomendación se enfoca en la necesidad de un plan de recuperación y mejoramiento de los desarrollos regionales que se encuentran actualmente inactivos o que funcionan a media máquina, en el marco de la creación de nuevas ZEE; ya que crear nuevas zonas de desarrollo regional no será suficiente, mientras las existentes permanecen estancadas.