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En 1952 la oposición ganó las elecciones y los militares amañaron los resultados | por Luis Alberto Perozo Padua

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Periodista y cronista

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La Junta Militar que derrocó al presidente Rómulo Gallegos (del partido Acción Democrática), el 24 de noviembre de 1948, presidida por Germán Suárez Flamerich, pero controlada por Marcos Pérez Jiménez y Luis Llovera Páez, convocó un proceso electoral para elegir una Asamblea Constituyente y sancionar una nueva Carta Magna.

Acción Democrática, que fue el principal partido de oposición y fue el partido de gobierno democrático anterior, fue ilegalizado y se le prohibió la participación en esas elecciones junto con el Partido Comunista.

Las listas encabezadas por Jóvito Villalba y Briceño Iragorry, representan un aplastante triunfo muy a pesar de que, hasta ese momento las expectativas eran favorables al partido oficialista Frente Electoral Independiente (FEI) porque la oposición se presentaba dividida toda vez que Unión Republicana Democrática y COPEI inscribieron fórmulas propias.

En ausencia de AD y el Partido Comunista, URD pasó a ser el partido de oposición más poderoso. Entretanto, Acción Democrática, en la clandestinidad, llamó a la abstención, pero al aproximarse las elecciones, animó a sus seguidores a votar por los candidatos de la oposición.

La consigna de Villalba (URD) en su campaña: “La solución es la unidad”, despertó el patriotismo civilista en los ciudadanos. El lema de Caldera “COPEI es la solución”, fue criticado con vehemencia.

El gobierno militar permitió la participación de COPEI y URD en los comicios, condicionados de informar sobre sus reuniones públicas, financiamiento de campaña, y otros aspectos. También eran vigilados con rigor.

Otro de los factores favorables para el gobierno era que el Estatuto Electoral establecía limitaciones a los partidos opositores; y para sumar ventajismo, antiguos expertos en fraudes electorales estaban al servicio del partido oficialista. También la Seguridad Nacional, cumplía con su tarea de represión.

El proceso electoral se celebró el 30 de noviembre de 1952. “Antes de la medianoche del 30 de noviembre de 1952 ya se conocía el resultado de las elecciones… A las 6 pm ya las mesas electorales estaban contando votos y levantando actas… URD había triunfado en 17 estados en el Distrito Federal y un territorio. Con 67 escaños en la Asamblea Constituyente superaba los votos de mayoría”, anota Mario Briceño Iragorry.

La respuesta de la sociedad fue masiva y contundente contra el gobierno. Ante este panorama nefasto para el oficialismo, Pérez Jiménez ordenó la censura periodística de inmediato.  

Anota el versado periodista Manuel Felipe Sierra, en su interesante crónica sobre este evento electoral, que “Muy temprano ese día de diciembre se reunió el alto mando militar. El mayor Oscar Tamayo Suárez acompañado de varios oficiales le dijo a Marcos Pérez Jiménez: “Usted debe conservar el poder, coronel; nosotros lo apoyamos; eso sí, liquide la Junta y gobierne solo; los problemas y las dificultades han surgido del mismo Ejecutivo”. Pérez Jiménez (que inicialmente no parecía muy convencido de la jugada), contestó: “si ustedes me apoyan, me quedo”. En la madrugada del 2, Ignacio Luis Arcaya y Jóvito Villalba, presidente y secretario general de URD, recibieron un telegrama firmado por Pérez Jiménez que señalaba: “La institución armada, escarnecida por ustedes no está dispuesta a admitir que por acuerdos torvos se vaya a lesionar el prestigio y el progreso de la nación seriamente comprometida por el triunfo electoral de Acción Democrática y el Partido Comunista, que URD ha propiciado”. De esta manera se consumaba el fraude electoral. Ya Vicente Grisanti, presidente del Consejo Supremo Electoral y 9 miembros más del organismo se habían negado a la adulteración de las actas y marchaban al escondite o a las embajadas.”

La mañana del 2 de diciembre de 1952, el Consejo Supremo Electoral, dio a conocer los resultados torcidos de los escrutinios: Frente Electoral Independiente (oficialismo) 788.031 votos; URD 633.336 votos; COPEI 300.359 votos.

Sin embargo, los resultados no oficiales de Armando Veloz Mancera, revelados en su libro: Manual electoral: elecciones en cifras. Publicado en 1963, describen que URD obtuvo 1.198.000 votos; FEI logró 403.000 votos y COPEI 306.000 votos.

Conocido el fraude, el dirigente de AD, Alberto Carnevali, alertó a los miembros de su partido y, desde en la clandestinidad, en tan solo horas, constituyó el Frente Nacional de Resistencia, integrado por dirigentes de AD, PC y URD, quienes convocaron a una huelga general y a una manifestación el 4 de diciembre. La protesta fue reprimida con furia, acción en donde falleció Félix Castillo, un estudiante comunista.

Asesores de la Junta de Gobierno convencieron a Pérez Jiménez que se mostrara menos rígido y ofreciera un acuerdo en función de la instalación de la Asamblea Constituyente. URD y COPEI se reusaron a acudir mientras el PCV instaba que se presentaran para no dejar la instancia sólo en manos del perezjimenismo.

“Laureano Vallenilla ya en plan de operador político del régimen, abrió la posibilidad de negociaciones para ganar tiempo y maquillar la verdadera naturaleza dictatorial de un proyecto, que luego se conocería como “El Nuevo Ideal Nacional”, apunta Manuel Felipe Sierra.

Pérez Jiménez acompañado de su séquito militar, se reunió con Ignacio Luis Arcaya (URD) y Rafael Caldera (COPEI) y les puntualizó que había recibido un mensaje de Washington, en el cual el gobierno de Estados Unidos no reconocería un mandato de URD.

Narra Manuel Felipe Sierra que el día 15 de diciembre, se convocó a una reunión crucial de la dirigencia urredista con Vallenilla. Inicialmente Jóvito Villalba se negó a asistir, pero su presencia se consideró indispensable. Finalmente acudió en compañía de Luis Hernández Solís, Ramón Tenorio Sifontes, Humberto Bártoli, J. A. Medina Sánchez, Raúl Díaz Legórburu y Rafael Raffali. No fueron atendidos como se esperaba y, en cambio, una comisión policial los detuvo, los condujo al cuartel de la Guardia Nacional de Jesuitas a Tienda Honda, y en la madrugada fueron llevados a Maiquetía y desde allí expatriados a Panamá sin papeles, sin equipaje, sin dinero y sin ningún aviso a sus familiares.”

Pérez Jiménez fue nombrado presidente provisional hasta la reunión de la constituyente. Hubo numerosos pronunciamientos contra la usurpación de los militares, sin embargo, al año siguiente la Asamblea Constituyente aprobó una nueva Constitución y nombró a Pérez Jiménez presidente constitucional por cinco años. Continuó así la dictadura, con un flagrante fraude electoral y sostenida por las Fuerzas Armadas.

Fuente: Manuel Felipe Sierra. El Fraude de Pérez Jiménez. Publicado en www.eneltapete.com

Inés Quintero. No es cuento, es Historia Volumen II. Cyngular Asesoría 357, C. A. Marzo de 2020