De acuerdo con el informe anual del OVV, El Callao y Sifontes son los dos municipios más violentos del país, mientras que Roscio aparece en el quinto lugar. El estado Bolívar, en cambio, pasó de ser el segundo al tercer estado con más muertes violentas
Al menos 11.081 personas murieron por causas violentas en 2021, de acuerdo con el informe anual del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV). Esto se traduce en una tasa de 40,9 muertes por cada 100 mil habitantes. El director de la oenegé, Roberto Briceño León, destacó que esta tasa, similar a la de Honduras, ubica a Venezuela entre los países más violentos de América Latina.
La cifra de 2021 supone una reducción con respecto a 2020, cuya tasa de muertes violentas fue de 45,6. León explicó que los homicidios se reducen por la paralización de la economía y el dominio cada vez mayor del crimen organizado.
De acuerdo con el informe, se estima que este año ocurrieron 3.112 homicidios a manos de la delincuencia común y 2.232 muertes calificadas por las autoridades como “resistencia a la autoridad”, que no son más que los asesinatos cometidos por cuerpos de seguridad por el uso excesivo de la fuerza o ejecuciones extrajudiciales.
“Pudimos estimar que hubo al menos 4.003 muertes de intencionalidad indeterminada, registradas oficialmente como averiguaciones de muerte, y que consideramos son homicidios que permanecen sin aclarar y muchas veces sin investigar, y cuya tasa estimada es de 14,8 víctimas por cada cien mil habitantes”, señala el informe del OVV.
Adicionalmente, este año hubo un incremento de las desapariciones, que implican la presunción de muerte no confirmada ante la ausencia de un cadáver. En esta categoría, el OVV registra 1.634 personas.
“Las desapariciones no tienen que significar forzosamente una muerte, sin embargo, la experiencia histórica de América Latina (desde México hasta Argentina) es que mayoritariamente sí lo son, y lo que expresan es una voluntad del crimen organizado de ocultar la violencia y no llamar la atención; o de la policía y los gobiernos de aplicar otra forma de censura”, advierte el OVV.
Agrega que “aunque las desapariciones pueden expresar otros fenómenos, incluso los vinculados a una emigración silenciosa, cuando observamos que las mayores tasas de desapariciones ocurren en municipios o parroquias muy violentas, como El Callao y Sifontes en el estado Bolívar, o las parroquias Coche o El Paraíso en Caracas, o el municipio Brión en Miranda, se encuentran indicios que estamos ante una muerte violenta que se quiere ocultar”.
Las muertes que permanecen en averiguación también aumentaron en número de casos, lo que equivale a un vacío de la información criminalística y deja en el limbo a este grupo de víctimas.
Bolívar entre los más violentos
Si bien Bolívar ocupó el segundo lugar entre los estados más violentos en 2019 y 2020, en 2021 se posiciona en el tercer puesto, lugar que ocupó en 2018.
En el primer lugar está el Distrito Capital con una tasa de 77,9 muertes violentas por cada 100 mil habitantes, seguido de Miranda (64,1), Bolívar (56,8), Delta Amacuro (52,1) y Aragua (50,8).
Briceño León destacó que “hay una tendencia a la reducción de la violencia en los estados occidentales del país y un incremento hacia la región oriental de la República”. Sucre, por ejemplo, que en el pasado había sido uno de los menos violentos del país, ahora muestra un alto nivel de mortalidad violenta.
“En la ocurrencia de los homicidios, hay un sesgo hacia la región oriental del país, destacándose entre los estados con mayor incidencia Bolívar, Monagas, Delta Amacuro, Sucre y Anzoátegui. Se mantienen Distrito Capital, Miranda y Aragua, que han sido históricamente violentos, y se incorporan los estados llaneros Apure y Guárico, mostrando los cambios que se están presentando en el delito y las luchas entre las bandas por el control de las rentas ilícitas y en especial de la ruta de la droga”, especifica el informe del OVV.
En cuanto a las muertes calificadas como resistencia a la autoridad, estas se concentran en el centro-norte del país.
“Las muertes en averiguación tienen un patrón diferente que, puede entenderse, como complementario de la resistencia a la autoridad, pues llama la atención que los estados Delta Amacuro y Bolívar, que están ubicados entre los más violentos por los homicidios por delincuentes, fueron los dos estados donde hubo menos tasas de muertes por resistencia a la autoridad y aparecen ahora como las dos entidades territoriales en las cuales se dio la mayor tasa de muertes en averiguación del país”.
La mayor cantidad de desapariciones tuvo lugar en la zona central del país, Distrito Capital, Vargas, Miranda, Aragua y en el estado Amazonas. Bolívar, Monagas y Anzoátegui también aparecen con tasas importantes de personas desaparecidas.
Bolívar no solo ocupa el tercer lugar de los estados más violentos, sino que tres de sus municipios figuran entre los cinco municipios más violentos del país al igual que en 2020. El Callao y Sifontes (Bolívar) ocupan los dos primeros puestos, seguido de La Ceiba (Trujillo), La Cañada de Urdaneta (Zulia) y Roscio (Bolívar).
Briceño León explicó que en El Callao el mayor porcentaje de muertes violentas fue por crímenes entre grupos delincuenciales. En Sifontes dominan las muertes en averiguación y las desapariciones, y en Roscio los homicidios.
Aumento de la delincuencia
El monitoreo del OVV detectó un aumento en delitos de robos y hurtos, como resultado de los cambios en la economía local, el proceso de dolarización y los envíos de remesas por familiares migrantes, lo que ha generado una leve reactivación comercial y económica.
El porcentaje de hurtos aumentó en 10%, 13% en hurto de vehículos y 18% en robo de vehículos.
«Aunque las desapariciones pueden expresar otros fenómenos, incluso los vinculados a una emigración silenciosa, cuando observamos que las mayores tasas de desapariciones ocurren en municipios o parroquias muy violentas, como El Callao y Sifontes en el estado Bolívar, o las parroquias Coche o El Paraíso en Caracas, o el municipio Brión en Miranda, se encuentran indicios que estamos ante una muerte violenta que se quiere ocultar”
“En el año 2021 se registró una actuación ofensiva por parte del crimen organizado, el cual, en sus diversas formas, pasó a retar abiertamente el monopolio de la fuerza del Gobierno nacional. Las actuaciones delictivas de la banda de alias Koki no solo en la Cota 905, sino en La Vega y en la ciudad formal; los ataques y las acciones intimidatorias de las bandas criminales que actúan en la zona minera del sur del país, o los enfrentamientos de la guerrilla en Apure con el Ejército, son una muestra de esa ofensiva que pudimos presenciar este año”, menciona el informe.
“Aunque esas ofensivas han recibido una respuesta por parte de las fuerzas policiales o militares, lo que se está evidenciando es una capacidad bélica, de equipamiento y de pie de fuerza de esos grupos para resistir, tomar la iniciativa o incluso derrotar, como en el caso de Apure, a las fuerzas militares o policiales del Gobierno nacional. En el 2021 se incrementaron los territorios que se encuentran fuera del control del Gobierno nacional y donde la gobernanza local y el control social y político lo ejercen los grupos armados no estatales”, agrega.
Violencia de género y contra NNA
La violencia intrafamiliar también tuvo un incremento desde 2020 con el confinamiento por la pandemia de COVID-19.
Entre enero y septiembre de 2021 hubo al menos 284 homicidios de mujeres, de los cuales el mayor porcentaje califica como femicidio. “Aunque este es un delito de muy difícil investigación, debido a la vergüenza que puede acompañarlo, a la poca confianza en las autoridades y al miedo de represalias, es muy notorio el crecimiento de los casos y en particular de las víctimas adolescentes entre 12 y 17 años, siendo las perpetradoras mayoritariamente personas vinculadas a la familia o conocidas de las víctimas”.
Asimismo hay un registro de violencia contra niños, niñas y adolescentes reflejado en al menos 20 infanticidios, en los que el 90% de los victimarios fueron familiares.
Por otra parte, el informe revela que “en este año se pudo observar que se mantuvo la tendencia a un incremento en el número de las lesiones personales y una variación en la composición etaria de las víctimas. En el año 2019 el mayor porcentaje (41%) de las víctimas de lesiones ocurrió entre los menores de 11 años; esa situación cambió y para los años 2020 y 2021 la victimización se desplaza hacia los adolescentes de 12 a 17 años, con el 33%, y de los jóvenes entre 18 y 24 años, del 27% en 2021”.
En cuanto a la violencia autoinfligida, las estimaciones del Observatorio Venezolano de Violencia es que pudo haber 1.164 muertes por suicidio, 14 más de los que estimaron el año pasado.
“Se observa un aumento ‘lento’ pero sostenido de casos de mujeres que se suicidan empleando métodos más letales; así como un incremento en niños, niñas y adolescentes que atentan contra sus vidas en las zonas urbanas y rurales, incluso en zonas novedosas, como ocurrió con el suicidio de 4 adolescentes de entre 12 y 15 años de los pueblos indígenas Yekuana, Jiwi y Baniva del estado Amazonas”, reseña el OVV.
La mayor tasa de suicidios están en Mérida, Distrito Capital, Yaracuy, Cojedes y Táchira.
En el contexto internacional, Briceño León precisó que “al final de 2021, con una tasa de 40,9 muertes violentas por cada cien mil habitantes, Venezuela se ubicará junto con Honduras (con una tasa de 40) como los países más violentos de América Latina. Nuestras estimaciones indican que los seguirán México con una tasa de 29, Brasil con 25 y Colombia con 24 fallecidos por cada cien mil habitantes. El Distrito Capital de Caracas, con una tasa de 77,9, duplicará la tasa de Cali, la ciudad más violenta de Colombia, y será siete veces más violenta que Bogotá y Medellín”.
CDC/Jhoalys Siverio