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El balance necesario | por José Luis Alcocer

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Los trabajadores venezolanos estamos consternados por los acontecimientos ocurridos durante el año 2022, en el cual recrudeció lo que ya es para el régimen chavista una práctica reiterativa como es la violación a los derechos humanos. En Ciudad Bolívar, nos alegramos por la libertad del compañero Douglas González. Sin embargo, mantenemos que nunca debió estar privado de su libertad y la sentencia debió ser libertad plena. Douglas González, al igual que miles de trabajadores en el país fue perseguido y hostigado por lo que el régimen considera un delito: Reclamar sus derechos y expresarse libremente. 

Esa actuación del Ejecutivo nacional no se corresponde con las más mínimas normas de convivencia de una sociedad donde el libre albedrío de las ideas deben ser el soporte de la democracia y la libertad. 

En el estado Bolívar los trabajadores mayoritariamente, rechazamos y repudiamos la violencia auspiciada y ejecutada por las fuerzas represivas del estado en todo el país y por la violación flagrante a los derechos y beneficios conquistados durante más de 100 años de lucha y que al día de hoy se han visto afectados y prácticamente eliminados por el perverso decreto emanado del Ministerio del trabajo 2792 y su filial instructivo ONAPRE. Por tal razón exigimos la derogación del 2792, del instructivo ONAPRE y la liberación de todos los presos políticos. Igualmente manifestamos nuestra solidaridad y pesar a los familiares de los trabajadores fallecidos por falta de atención en el sistema de salud. Asimismo, nos sumamos a las protestas por la falta del suministro de gasolina, la precariedad de los servicios públicos, la inseguridad, la inflación más alta en la historia de nuestro país y de lo que ha sido una lucha en el mundo laboral como el irrespeto a las convenciones colectivas y la criminalización de la protesta. Resulta contradictorio que este escenario se esté dando en el país más rico del planeta y que veamos fallecer gente por falta de atención medica y falta de medicinas, y además porque nunca ha existido tanto desempleo y tanta inseguridad en Venezuela.  

En Guayana, las denominadas “Empresas Socialistas”, FERROMINERA ORINOCO, SIDOR, ALCASA, VENALUM, emporios de riquezas no petroleras y generadoras de empleos sustentables, ahora son empresas “socialistas”, politizadasquebradas, arruinadas; donde los Movimientos Sindicales, Sindicatos y Sindicalistas gobierneros se han multiplicado como piedras en cada “empresa socialista” y han pasado de ser considerados por la masa obrera, en vez de luchadores y conquistadores de reivindicaciones y beneficios para la clase trabajadora, a ser grupos tolerantes al servicio de los intereses patronales del Estado Gobierno.  

Por eso el sindicalismo noble, como institución gremialista requiere un cambio drástico de 180 grados, retomar que, el sindicato sea autónomo en el momento de elegir sus directivaspara lo cual se deberá blindar el Sistema Laboral, de la intromisión política y gubernamental directa. 

Alcanzar y sostener la democracia a toda costa en el seno de las organizaciones de los trabajadores es un objetivo complejo. Por un lado, la relación constructiva entre los altos dirigentes, los intermediarios y de las bases del propio movimiento, así como con los afiliados, supone una madurez y equilibrio entre sus diversos miembros, que alcanzarlo implica vencer resistencias. Estas proceden de diversas fuentes; una de ellas, las organizaciones partidistas con sus visiones y perspectivas del papel que han de jugar estas organizaciones de los trabajadores, para acompañar el desarrollo y materialización de la ideología profesada por el partido.  

Finalmente, desde Guayana, exhortamos a todos los trabajadores del país a unificar los criterios en torno a la situación que estamos viviendo para juntos trabajar en busca de una salida pacifica, constitucional y democrática que nos devuelva la paz y la tranquilidad. Las demandas de la población deber ser atendidas en los mejores términos, nunca con represión. 

Economista José Luis Alcocer