Micro Análisis/ @jesusseguias
- Las recientes elecciones en Barinas marcaron los nuevos y grandes desafíos políticos que tienen a partir de ahora el gobierno-PSUV y la oposición en Venezuela.
- La oposición merece ser felicitada porque retomaron el camino extraviado cuando optaron por atajos ficticios (“Maduro vete ya” y “Cese a la Usurpación”) que sólo condujeron a una colección de fracasos.
- El gobierno y en especial Jorge Arreaza también merecen ser felicitados. Asumieron con coraje político la derrota, y lo asumieron tempranamente, sin que se interpusieran las consabidas conductas autoritarias y anti democráticas que aplicaron cuando desconocieron los resultados de la “primera vuelta” en Barinas, y anteriormente en las parlamentarias de 2015 cuando inhabilitaron 3 diputados de Amazonas, y en Bolívar cuando le arrebataron la victoria a Velásquez.
- En Barinas el desenlace fue distinto a los anteriores procesos donde hubo resultados cerrados, y eso merece un justo reconocimiento. Es un avance. Eso ayudará mucho al obligado entendimiento democrático que nos debemos los venezolanos.
- En Barinas se derrumbaron algunos mitos electorales. El gobierno aprendió que no son suficientes los recursos económicos, las presiones indebidas, el ventajismo y el abuso gubernamental para ganar unas elecciones. Cuando un pueblo está determinado a generar un cambio por la vía democrática no hay poder que lo impida. Chávez lo logró en 1998.
- La oposición también recibió una lección: la falta de recursos económicos no ha sido la causa fundamental de sus derrotas electorales. En Barinas se trabajó con las uñas y allí están los resultados.
- Lo único que necesitaba la oposición para sacarle provecho a una ventaja política y electoral cautiva (de un país mayoritariamente arrecho con el gobierno) no era tener al frente a un líder-caudillo con abundante dinero para la campaña sino demostrar coherencia política, la máxima unidad posible, liderazgo colectivo, transmitir confianza en el voto para incrementar la participación.
- La clave estratégica de la campaña opositora en Barinas, su narrativa central, fue vender “la causa” (la cual no es otra que derrotar al gobierno) además de sacar provecho a las fortalezas personales del candidato: su arraigo barinés, su sencillez y experiencia política. Los electores decidieron pasarle factura al gobierno. En fin, fue una campaña muy enfocada y con una sólida unidad política. Los resultados no podían ser distintos a una victoria. Felicitaciones a Garrido y a los estrategas de esa campaña. Por cierto, de haber ocurrido lo mismo en noviembre pasado, hoy el mapa de Venezuela estuviese vestido de azul.
- Otro mito derrotado es aquel que aún manosean algunos opositores cuando dicen que no hay manera de ganarle al gobierno con un CNE controlado por ellos. La presencia de Enrique Márquez y Roberto Picon en ese organismo (aún estando en minoría) ha sido de extremada importancia y ha contribuido a mantener un equilibrio razonable en esa institución. Felicitaciones para ellos también.
- Juan Guaidó también dio una lectura muy prometedora a la victoria opositora en Barinas. Admitió que «nuestra ruta sigue siendo elecciones libres”. De manera tácita, dio por enterrada oficialmente la ruta del Cese a la Usurpación y habló de entenderse con el gobierno en México para poner fin a la crisis del país (no sólo la política sino la económica también). !!!Bravo!!!
- Ahora, ambas fuerzas están ante grandes desafíos políticos. En Barinas, el gobierno comprobó en carne viva que su poder material, su poder de coacción, no sirven de nada cuando sus opositores activan tres claves estrategicas: la participación, la unidad, y una coherente y asertiva estrategia electoral. Lo mismo que ocurrió en las parlamentarias de 2015.
- El gobierno y el PSUV, aún cuando tienen una formidable maquinaria electoral, necesitan emprender muchas rectificaciones si quieren seguir ganando elecciones. No sólo se trata de los pésimos resultados del gobierno nacional sino de las gobernaciones y alcaldías cuyas gestiones en términos generales han sido muy mediocres y plagadas de corrupción. Asimismo, la democracia interna en el chavismo se ha deteriorado mucho (igual ocurre en la oposición), el autoritarismo partidista se viene imponiendo y la selección de los candidatos depende de dos dedos y de dos lideres.
- La oposición debe huirle a la repetitiva tendencia de volverse locos cada vez que obtienen una limitada victoria electoral. Barinas no es Venezuela. Deben dar una fría lectura a lo ocurrido. Administrar bien las victorias es el arte de los buenos líderes. Creo que la oposición no resiste una derrota más.
Próxima entrega: La reactivación del “Maduro vete ya”.
11 Enero 2022
@JesusSeguias