Abrir bodegones, aprovechando la exoneración de impuestos a las importaciones; o poner a funcionar los casinos que Hugo Chávez cerró hace una década, no son políticas económicas. De hecho, en el país no las hay. Quienes conducen la economía, no saben de eso y son parte de la tragedia.
Así lo explicó el economista y profesor de la Universidad del Zulia, Rodrigo Cabezas, en una entrevista con ND; donde dijo que está en contra de la afirmación de otros letrados, de que tales movimientos del Ejecutivo responden a una política económica con un tinte pragmático.
“Una política económica no es la apertura de casinos, la apertura de bodegones. Una política económica debe resolver, para la sociedad, que crezca la economía, debe resolver que los precios no crezcan más allá del 5 o 3 por ciento, que es lo promediado en América Latina; debe mantener el desempleo en 3 o 4 por ciento y debe tratar de resolver que no haya desigualdad”, dijo.
Y enfatizó que no existe en Venezuela una política que sistematice el tema fiscal, cambiario, productivo, del manejo de reservas.
“No existe, porque no saben de eso. Lo más grave es que hoy, los que están al frente del Ministerio de Finanzas, Pdvsa, el BCV; al no ser profesionales de la ciencia económica, no saben que no saben y allí hay parte de la tragedia venezolana porque no hay política económica”, expuso.
Pero, ¿Cómo se puede concretar que no hay política económica?
Aclara Cabezas, exministro de Chávez en 2007, que no hay política económica, pues desde el 2017, Venezuela no conoce el presupuesto de la nación.
“Al no tenerlo, no hay política económica por ningún lado. La irresponsabilidad del manejo de las finanzas públicas ha llegado al extremo de que no hay política económica en materia presupuestaria”, esgrimió.
Y luego matizó: “Si no hay política presupuestaria, no hay presupuesto, porque lo aprobado por la Asamblea Nacional fue un libro vacío, y eso significa que no hay metas y al no haberlas, no hay política económica”.
Venezuela se recuperaría rápido
Rodrigo Cabezas afirma que la debacle económica de Venezuela es recuperable en el corto plazo; y descarta que sean más 10 años los que se ameriten levantar de nuevo al país.
“Desde la ciencia económica, yo soy profundamente optimista de que Venezuela puede ser capaz de detener los terribles desequilibrios macroeconómicos en el corto y mediano plazo. No comparto la idea de que tardará 10 o 20 años para recuperarnos. Yo pienso que con un programa de estabilización macroeconómica y la atención a la crisis humanitaria, se pudiera en el muy corto plazo, con financiamiento y ayuda internacional; detener la hiperinflación y detener en un año la recesión económica”, dijo.
Dos prerrequisitos
Pero, aclara, hacen falta dos prerrequisitos, uno económico y otro político, para solucionar la que, en sus palabras, es una crisis económica humanitaria la que enfrenta el país.
En el económico, explicó, es que el citado programa “tiene que resolver la reestructuración y refinanciamiento de la deuda externa, a la que no podemos eludir”. Otro programa, esta vez antihiperinflacionario, tendría la tarea de resolver la restricción a recursos externos y que supone la posibilidad de volver a acceder a los organismos multilaterales para potenciar las reservas, anclar la moneda nacional y por supuesto, detener la hiperinflación”.
“Ese es un prerrequisito económico básico”, añadió.
Y tocó la política:
“Está remitido a la necesidad de suspender las sanciones, porque nos permitiría acceder a los organismos, servicios y créditos bancarios, acceder al mercado de deuda externa, eliminar las restricciones a las importaciones y nos permitiría plantearnos la recuperación de la industria petrolera para iniciar su recuperación, para en 5 años llegar a los 1,2 millones de barriles y en 10 años, aproximarnos a los 2 millones; independientemente del debate global de la energía sustituyente de las energías fósiles (porque) todos sabemos que todavía podemos tener unos 50 años para vender petróleo y sus refinados”.
“El programa pudiera detener la hiperinflación en 3 o 4 meses; y para detener la recesión, un semestre. Esto no es que vamos a crecer a tasas importantes, pero ya detener la recesión es importante. Crecer en torno a 1% en un año y 3% en el segundo o tercero”, apuntó.
Y en síntesis, según su exposición, “éstas dos cosas permitirían detener la recesión, confrontar la hiperinflación, recuperar Pdvsa y resolver la situación de impago de la deuda externa”.
Pero, advierte:
“Eso no lo puede hacer el gobierno de Nicolás Maduro. No tiene cómo. No sabe. La confianza está perdida porque en Venezuela ellos representan una autocracia que ha cercenado la libertad y la democracia”.
Reconversión: necesaria, pero sin peso
Cabezas no dejó de mencionar al tema de la reconversión monetaria, a entrar en exactamente 10 días. Si bien la llamó necesaria para mejorar los sistemas de pago, es “neutro” para la inflación, que en Venezuela, es el tema central.
“¿Necesario? Por supuesto. Yo creo que las modificaciones en el sistema de pagos obligaban a hacerlo, tratar de facilitar el sistema de pagos, mejorarlo; pero en un contexto de la anomalía hiperinflacionaria que destruye inversión, salario y el gasto, la reconversión, sin ninguna medida que ataque los desequilibrios macroeconómicos básicos, se convierte en una medida cosmética”.
Y acusa al BCV se perder todo rigor científico y respeto de la sociedad cuando afirma que Venezuela comenzó el camino de la recuperación económica con el llamado bolívar digital.
“Se va a mejorar el sistema de pago, creo que sí; simplifica el cómputo de las transacciones, facilita el registro contable, simplifica los manejos financieros; pero no va a resolver la grave crisis económica. Hacer esa afirmación es una pérdida de credibilidad y una falta de respeto a la inteligencia venezolana”, indicó.
Sobre si la reconversión restará espacios al dólar estadounidense en el espectro de la compra-venta y transacciones comerciales, señaló que no tiene sentido, pues para lograrlo, se necesitaría tener un nivel de efectivo que representara un 12 o 13% del total de la liquidez.
“Y si hubiera un programa antihiperinflacionario creíble, trajera confianza en que se va a detener esa anomalía; y rescatar la confianza para que los venezolanos usemos los bolívares cotidianamente”, insistió.
¿Qué hay de diferencia con la reconversión del 2007?
Cabezas dice que el contexto macroeconómico, y que según él, “es radicalmente distinto”.
“En 2007 teníamos tres años con una economía creciendo continuamente, en 2007 el PIB creció un poco más de 5%, una de las más altas de América Latina; una inflación que terminó en 22%; un déficit fiscal controlado, por debajo del 3% del PIB. Teníamos un nivel de reservas superior a los 30 mil millones. Teníamos un nivel de estabilidad macroeconómica envidiable en el momento que se hace la reconversión para mejorar los sistemas de pago y las transacciones económicas”, defendió.
Y finalizó vaticinando que, por el contexto actual, con una crisis “generalizada, sistémica e indetenible”, la nueva reconversión corre el peligro de durar, a lo sumo, 6 meses.
@jherreraprensa/Noticiero Digital