***Las “aguas profundas” nos dicen, que no sólo los Estados Unidos, también China, cuyo gobierno es, en principio, afín al gobierno venezolano, igualmente otros grandes países, tienen intereses económicos en ese territorio
Reinaldo Quijada – Coordinador Nacional UPP89
Nuestra aversión al gobierno del presidente Maduro es conocida, sin embargo, este escrito busca sustraernos a ella. Queremos reflexionar sobre lo que requiere el país, los intereses superiores de Venezuela, en su controversia sobre el territorio Esequibo, que incluye las aguas territoriales, donde se encuentran, en “aguas profundas”, las principales reservas petroleras de la zona.
Le reconocemos al gobierno el logro de haber concientizado al pueblo sobre el tema, con el referendo consultivo y con la extensa campaña divulgativa realizada. Pudiéramos decir que colocó el tema del Esequibo en el ideario nacional, como ningún gobierno anterior lo había hecho. Pero, lamentablemente, sólo eso… Y decimos “sólo eso” porque tampoco está en capacidad de hacer más.
Algunas reseñas periodísticas, como el periódico francés Les Echos, en su edición del 06 de diciembre, han catalogado los descubrimientos excepcionales en el territorio en disputa como “El Dorado guyanés”.
Fue, a partir del 2015, que ExxonMobil hizo descubrimientos mayores en el bloque Stabroek, en plataformas marinas. Ese bloque no sólo está explotado por la Exxon (45%), también por la empresa independiente Hess (30%) que, el 23 de octubre de 2023 fue comprada por la Chevron por la friolera de 53 millardos de dólares y por la empresa petrolera china CNOOC (25%) cuyo capital está controlado en su totalidad por el estado chino.
Es decir, las “aguas profundas” nos dicen, que no sólo los Estados Unidos, también China, cuyo gobierno es, en principio, afín al gobierno venezolano, e, igualmente, otros grandes países, tienen intereses económicos en ese territorio.
Y esas mismas “aguas profundas” nos recuerdan que los intereses económicos privan sobre eventuales coincidencias políticas o ideológicas, y las diferencias entre las grandes potencias – como Estados Unidos y China – se diluyen si los intereses económicos coinciden.
Otras “aguas profundas” sobre el área en discusión. Las reservas en la zona han sido calculadas en 11 millardos de barriles y se estima que podría estar produciendo para el 2035, 1.7 millones de barriles día (actualmente se producen 400.000 barriles día, en el 2020 se producían apenas 74.000 barriles día).
La ExxonMobil ha explorado 37 pozos, de los cuales 32 resultaron exitosos, una tasa de acierto impresionante. El petróleo, en su mayoría, es ligero, la zona tiene condiciones geológicas excelentes para la explotación, de bajo costo de producción, con un punto de equilibrio calculado en 30 dólares por barril cuando el precio Brent del petróleo ronda, en la actualidad, los 80 dólares.
Son “aguas profundas” las que hay que considerar y el gobierno está nadando en la superficie. No tiene prestigio internacional, tiene – cuando menos – un arraigo popular comprometido, tiene baja capacidad de negociación y el país tiene pocos recursos para la inversión (está muy mal financieramente).
Estas son las “aguas profundas” que la alta dirigencia del gobierno, la FANB y el liderazgo político y social deberían asumir con elevada responsabilidad y entereza. El gobierno actual, por mayor voluntad que pueda tener, no tiene la capacidad real de salir airoso en esta disputa. Y las “aguas profundas” también señalan que no es un gobierno, sino los intereses superiores de un país, lo que está en juego.
Es obvio de toda obviedad que un nuevo gobierno, legitimado por unas elecciones presidenciales transparentes, tendrá mayores posibilidades de éxito, si tiene la capacidad de sopesar, y no desdeñar, las “aguas profundas” de la controversia y no se dedica solamente a hacer una “diplomacia de micrófono”, como consideramos lo está haciendo el actual gobierno. La serenidad, la prudencia y la astucia diplomáticas son fundamentales en estas controversias.
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