Recuperar la calidad educativa en el contexto de las complejidades que tiene el estado Bolívar son parte de los retos y desafíos que diferentes instituciones se plantean desde una visión de la Amazonía
Puerto Ordaz. Cada balance de año escolar reporta un aumento de deserción de alumnos, empujada por la crisis general del sistema educativo. En ese sentido, Bolívar está entre los tres primeros estados con mayor inasistencia escolar.
El dato lo ofreció la Red de Observadores Escolares con el que instituciones como la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) y Fe y Alegría se sustentan para sus diagnósticos educativos en el municipio Caroní.
La directora de la Escuela de Educación de la UCAB Guayana, Claudia Arismendi, precisó que en la inasistencia o deserción escolar intervienen varios factores, como la falta de transporte, carencias en las infraestructuras y servicios básicos de los planteles, incluso la dinámica de las fronteras y el éxodo hacia las zonas mineras.
De acuerdo con datos de la Red de Observadores Escolares, para el año escolar 2022-2023, al menos 38 % de las instituciones educativas no cuentan con dotación de bibliotecas. A ello se suma que 48 % de esos planteles carecen de baños operativos. Bolívar, en comparación con otros estados, pareciera tener una mejor situación. Sin embargo, 50 % de las escuelas consultadas (seis entre públicas rurales, públicas urbanas, una privada y subvencionadas) reportaron que el servicio de baños es insuficiente para atender a la matrícula estudiantil.
Otro dato refleja que el 51,90 % está sin servicio eléctrico o es deficiente. De ese porcentaje, 33,3 % de las escuelas en Caroní lo reportaron como deficiente, según detalló Arismendi.
Agregó que durante el año escolar 2022-2023, la nómina docente bajó 22,71 %. El 37,97 % de las escuelas no cuenta con toda la plantilla de docentes, cuyo principal déficit (54 %) son del área de bachillerato. Un 50 % reportó que cuenta con su plantilla de docentes completa.
Niñez dejada atrás
Arismendi también detalló que uno de los factores que incide en la inasistencia escolar es el de la niñez dejada atrás. Esto por la migración de padres a otros países o estados, mientras los hijos quedan bajo el cuidado de terceros hasta normalizar su situación en el lugar de destino. En este contexto, los niños, niñas y adolescentes dejan de asistir a clases. Apure ocupa el primer lugar, seguido de Bolívar, en esta realidad.
Para Arismendi, la ubicación geográfica impacta por el hecho de que “el dinamismo de la frontera también llegó a Ciudad Guayana, con profesores que decidieron irse a trabajar en las minas o estudiantes que van y vienen, como parte de la misma dinámica adoptada por sus padres”.
Consecuencia de esta inasistencia escolar, precarias condiciones de los planteles educativos y la misma situación de los docentes en cuanto a sus salarios, la situación de la educación en Ciudad Guayana se agrava.
Para 2021, las pruebas diagnósticas que realizó la UCAB Guayana dieron como resultado que estudiantes salían de bachillerato con un promedio de 9 puntos en habilidades verbales y lógico-matemáticas. En junio de 2023, el promedio disminuyó a 7 puntos.
“Por eso nuestra insistencia en hacer hacer el acompañamiento y nivelación para la inserción exitosa del estudiante en la universidad. Lamentablemente no hay conciencia sobre la importancia de la educación. Pero si no tenemos docentes, ¿quiénes atenderán a las escuelas? ¿Cuál será el proyecto educativo en los próximos años?”, expuso Arismendi.
Esfuerzos desde Fe y Alegría
Las escuelas Fe y Alegría no escapan a esta realidad. Muchos de sus planteles pasan por problemas de filtraciones y lo costoso que les resulta una impermeabilización.
El coordinador académico de Fe y Alegría, Milton Vidarte, dijo que la institución trabaja en un plan de sostenibilidad nacional para hacer mejoras en las infraestructuras, así como la recuperación de bibliotecas o Centro de Recursos para el Aprendizaje (Cerpa).
Vidarte destacó que a pesar de las carencias en el sistema educativo, en el caso de Fe y Alegría se mantiene el 90 % de la plantilla docente. En parte gracias a incentivos que otorgan a los maestros. La matrícula estudiantil también se maneja en un 90 %. No obstante, planteó su preocupación por el 10 % restante que deja de ir a clases.
“Constantemente tenemos que apostar por la educación del país, no podemos descansar, no podemos desistir, porque tenemos que hacerlo sí o sí. La educación transforma el país, queremos hablar de transformación del país, queremos cambiar el país, pero vamos a empezar entonces por la educación, que es el primer paso, el primer eslabón que tenemos que tomar en consideración”, puntualizó Vidarte.
Escuela rural
Por su parte, la docente Carmen Lugo, quien trabajó en la escuela rural Los Manantiales, vía al sector El Pao, destacó que a pesar de las carencias y precariedades, hay disposición de padres y representantes porque sus hijos estudien; y estos muestran interés en ver clases.
“A diferencia de escuelas urbanas, allá los niños van solos, caminan hasta dos horas porque viven muy alejados. Pero igual nos esperaban porque a veces llegábamos un poco tarde. Para ellos era una emoción cuando veían a la maestra que a veces nos encontraban en el camino”, relató.
En este tipo de escuelas suelen ver clases tres grados en una misma aula. El agua no llega por tubería y tienen que abastecerse de un manantial cercano a la escuela.
Aún así hay un interés en ir a la escuela. Y sus padres, muchos de ellos analfabetas, se preocupan por la educación de sus hijos”, destacó la docente.
Crónica Uno