La desordenada ingesta de comida no saludable es una de las consecuencias de la pandemia que ha modificado nuestros hábitos en todos sus aspectos. Una nutricionista comparte consejos para no perder la silueta
Ansiedad, cambios de rutina y de alimentación, la pandemia ha dado para todo y ha afectado cada uno de los aspectos de nuestras vidas. La desordenada ingesta de comida no saludable es una de sus consecuencias. La empresa global de investigación de mercados IPSOS reportaba en mayo un estudio que indica un aumento de peso en el 60% de los adultos latinoamericanos durante la pandemia del Covid-19.
Margaret Prada, nutricionista del Centro Clínico Fénix Salud, en San Bernardino, explica que la pandemia modificó los hábitos alimenticios, incluyendo la forma como adquirimos, preparamos y consumimos los alimentos.
¿De verdad es hambre?
La especialista señala que las emociones influyen en la alimentación y cómo la afronta cada persona. Indica que en el contexto de la pandemia muchos están comiendo de más. Entre otras razones porque tienen la nevera en su hogar a su disposición a cualquier hora del día y porque compran mayor cantidad de alimentos procesados.
“Es importante identificar la sensación de hambre, porque necesitar ingerir más alimentos tal vez sea producto de todo lo que incide en el sector ambiental. Es decir, lo que transmiten la televisión, las redes sociales y el estado de cuarentena, generan factores estresantes que se canalizan a través de los deseos de comer un alimento en específico. La pandemia llevó a muchos a experimentar ansiedad por comer, que es una necesidad emocional y es distinto a tener hambre. Al estar más tiempo en casa nos es más fácil visitar el refrigerador, picotear, o comer por aburrimiento”.
Agrega que además del sobrepeso, los trastornos alimenticios se han disparado, debido al desarrollo de malos hábitos alimentarios durante el confinamiento.
Sin embargo, explica que llevando una adecuada alimentación, estas conductas pueden cambiar. Para lograrlo, el acompañamiento de un nutricionista es fundamental.
“Este se encarga de adaptar la alimentación del paciente en torno a los objetivos nutricionales y el estado de cada uno. La labor del nutricionista no se trata de hacer una dieta y vivir en ella todo el año, sino que el paciente haga cambios en sus hábitos. Para eso el nutricionista planifica menús ajustado según los requerimientos nutricionales, más allá de hacer dietas monótonas”.
Recomendaciones para un peso saludable
Magaret Prada señala que siguiendo estas recomendaciones se podrá mantener un peso saludable, al tiempo que se adquieran buenos hábitos alimenticios.
No saltarse comidas. Al no comer a las horas o pasarse la comida al organismo le resulta más difícil quemar calorías.
Comer suficiente y variar los alimentos. Hay que aprender a seleccionar aquellos alimentos que nos sacian, pero que tienen pocas calorías y con un alto poder nutritivo.
No consumir azúcar en cantidades excesivas. Alimentos ricos en azúcares (jugos pasteurizados o refrescos), con frecuencia favorecen la aparición de caries y también pueden facilitar la aparición de la obesidad, e incluso diabetes.
Realizar meriendas saludables. Es recomendable tener una variedad de snacks saludables, tales como: pasitas, frutos secos, frutas, así como preparar postres sanos en casa (ensaladas de frutas, compotas y manjares caseros).
Tomar agua. La hidratación es esencial para la digestión, la absorción, metabolismo y quemar calorías. Por eso se recomienda beber mínimo dos litros de líquido al día.
Hacer ejercicios. A la hora de perder peso es tan malo no hacer ejercicio como hacerlo en exceso porque a la larga influye en la pérdida de grasa corporal.
Planificar las comidas. Es necesario programar los menús semanales para comer de forma equilibrada. Hacerlo de forma desordenada conduce al exceso de peso.
Más información sobre nutrición y otros servicios médicos en la web www.fenixsalud.com.ve y en el Instagram @centroclinicofenixsalud
Con información de El Estimulo