Por Omar González Moreno
La ciudad capital de estado Anzoategui, Barcelona, celebra hoy, 12 de febrero, 384 años de haber sido fundada por Juan de Urpín, con el nombre de la nueva Barcelona del Cerro Santo, bajo la protección espiritual de Santa Eulalia.
Cabe destacar que, según las estadísticas, Barcelona, la capital del estado Anzoátegui, es una de las ciudades con más fundaciones y refundaciones de toda Venezuela.
Se podría decir que es la suma de infinitos intentos de consolidar una ciudad a orillas de un río bruñido por el sol y enloquecido por la lujuria de terminar en la boca del mar.
Una mezcla rara de guerreros indígenas con conquistadores españoles, del verde paranoico de los platanares y del amarillo de los cocotales, de la agricultura, la ganadería y de los peces del mar.
De esta zona surgieron hombres y mujeres biológicamente predispuestos al logro, al éxito, a la gloria.
Muchos ignoran, por ejemplo, que el primer gran líder que tuvo lo que es hoy Barcelona fue el Cacique Cayaurima.
Probablemente también desconocen que Barcelona ha tenido desde siempre una clara vocación autonomista, una inclinación irrefrenable por la libertad y a la independencia.
Otros pasan por alto que su fundación fue producto de una pugna constante, una lucha interminable, como el combate de las aguas del rio y la piedra, en la cual siempre triunfa el río, no porque sea más fuerte, sino porque persevera.
Efectivamente, la región que hoy ocupa Barcelona, capital del Municipio Simón Bolívar del estado Anzoátegui, estuvo habitada inicialmente por los indios cumanagotos de la etnia Caribe.
El líder indiscutible de esa tribu fue el cacique Cayaurima, quien se enfrentó y derrotó a los mejores oficiales del ejército español.
Entre quienes cayeron abatidos por Cayaurima figura Diego Fernández de Serpa, conquistador de Bogotá y de Quito, así como gobernador de Cumaná y cofundador de Barquisimeto.
Los primeros que pretendendieron fundar una población en las riberas del rio Neverí fueron unos frailes dominicos en el año de 1514.
Después lo intentaron conquistadores famosos como Jerónimo Ortal en 1535; Diego Fernández de Serpa en 1565; Garci González de Silva en 1575 y Antonio de Sotomayor en 1582.
Pero todos ellos fracasaron debido a la férrea resistencia de Cayaurima y sus cumanagotos.
En 1585, tras un combate memorable, por fin, los españoles lograron capturar al Cacique Cayaurima, a quien amenazaron con la muerte, si los miembros de su tribu no se rendían.
Fue así, mediante un acuerdo con los indios cumanagotos, que los españoles pudieron fundar el primer poblado en esta zona a cambio de la libertad del Cacique Cayaurima.
Esa primera población fue llamada San Cristóbal de los Cumanagotos, fundada por Cristóbal Cobos, en 1586, cerca de Apaicuar, hoy salineta de Maurica o Nueva Barcelona.
Posteriormente, en 1588, el gobernador de Cumaná, Rodrigo Núñez Lobo, destituyó a Cristóbal Cobos y rebautizó la ciudad con el nombre de San Felipe de los Cumanagotos.
Ya para esa época, Cayurima estaba de nuevo alzado, lo que obligó a la corona española a buscar nuevos candidatos para someterlo.
Con esa misión fue enviado a estas tierras, Juan de Urpín, quien, tras someter a los cumanagotos, funda finalmente la Nueva Barcelona del Cerro Santo, bajo la protección de Santa Eulalia.
El nuevo poblado lo ubica entre la desembocadura del río Neverí y el Cerro Venezuela, en lo que hoy se conoce como Madre Vieja.
Esto ocurrió 12 de febrero de 1638, hace hoy 384 años, precisamente el día de Santa Eulalia, a la cual Urpín, como buen catalán y siendo la patrona de la ciudad de Barcelona en España, le dedicó el nuevo establecimiento.
Poco después, Urpìn declaró a Barcelona como provincia independiente, lo cual fue ratificado por la corona española y así se mantuvo durante sus primeros años.
En 1671, Barcelona fue refundada por el gobernador Sancho Fernández de Angulo a dos kilómetros al sur del emplazamiento original.
En ese acto el Gobernador, Capitán General de la Provincia de Nueva Andalucía y Alcalde del Castillo de Araya, Sancho Fernández de Angulo, fusiona la Nueva Barcelona del Cerro Santo y San Cristóbal de los Cumanagotos.
Sin embargo, el 14 de septiembre de 1673, la Reina Regente de España, Mariana de Austria, declaró nula tal reubicación, por no haber obtenido previamente la licencia para realizar la mudanza de ambas ciudades.
Dicen los especialistas que debido a tantas fundaciones y refundaciones es que históricamente se ha errado la fecha de fundación de Barcelona.
Señalan que hace muchos años hubo una celebración, en la cual tomaron el 1 de enero como la efeméride local y de allí la confusión.
Cabe recordar que, debido a los sucesos del 19 de abril de 1810, Barcelona fue la primera ciudad que proclamó la independencia, no solo de España, sino también de la Provincia de Cumana de la cual dependía hasta ese momento.
Por eso, El 11 de julio de 1810, la Junta Suprema de Caracas incluyó a Barcelona entre las provincias libertadoras y se le honró con la primera estrella de la bandera nacional.
Después de la caída de la Primera República, las autoridades realistas mantuvieron también la denominación de Provincia de Barcelona.
El 2 de enero de 1821 pasó a depender nuevamente de la provincia de Cumaná y junto con las de Guayana y Margarita pasó a formar parte del departamento Orinoco con capital en Cumaná; pero nuevamente se declaró autónoma el 13 de enero de 1830.
El actual estado Anzoátegui, con la ciudad de Barcelona como capital, quedó constituido el 5 de agosto de 1909 con la Constitución que dividió a Venezuela en 20 estados, 2 territorios y un Distrito Federal.
Esta crónica, como otra cualquiera, no tiene la pretensión de resumir una historia tan fecunda como la de Barcelona en la ridiculez de dos cuartillas. Es un repaso, con botas de siete leguas, por un horizonte de la inquebrantable fe en el porvenir que siempre han tenido los ciudadanos de esta ciudad maravillosa.