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Venezuela frente al espejo de… | por Américo De Grazia

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«Lo bueno nunca es fácil; lo fácil, nunca es bueno».
Anónimo.

Upata, 15 de enero de 2024.

Américo De Grazia.

Dos trágicos sucesos conmovieron la opinión pública latinoamericana y mundial; uno en Quito, Ecuador y otro en San Pedro Montes de Oca, en Costa Rica. Mientras en la línea ecuatorial, el narco-terrorismo sembrado por los carteles de la droga en estructuras institucionales de los países latinoamericanos, en complicidad con líderes auto calificados de «progresistas»  o «izquierdistas», están visibles en el ejercicio del poder; en Nicaragua, el líder demócrata y opositor del régimen de Ortega, Joao Maldonado y su pareja, sufrieron  un grave atentado del cual, milagrosamente lograron salvar sus vidas. Estos hechos, nos evidencian la naturaleza y el alcance expansivo de las bandas criminales a las que nos enfrentamos.
Venezuela forma parte de ese club de naciones que juegan en el mismo tablero y con los mismos actores que hoy enfrenta el presidente Novoa en la República de Ecuador y los opositores del régimen nicaragüense; un amargo cóctel compuesto por criminales en funciones políticas, narcos de los carteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco, los terroristas del ELN, las FARC de Colombia, el cartel de los soles en Venezuela, Hamás y el Hezbolá del medio oriente y el hampa organizada. Todos éstos jugando a sostener en el poder a sus socios políticos, ejecutando sicariato, organizando saqueos, revueltas, rebeliones populares y desestabilizaciones políticas y sociales, entre muchas otras.
La lección que debemos aprender en Venezuela a propósito de estos eventos, es que más allá del diagnóstico de un presente con síntomas visibles, notorios y comunicacionales, debe implementarse los antídotos específicos y uno de ellos es sincronizar la unidad ante la  crisis que nos embarga. Ya tenemos  como líder y candidata presidencial, producto de las primarias a María  Corina Machado; ahora hay que constituir sobre la marcha un centro de dirección político incluyente, preveer una tarjeta electoral que aglutine todas las fuerzas democráticas bajo un solo paraguas,  evitando así,  la dispersión y el dibujo libre; validando a todos los liderazgos de buena voluntad al frente de gobernaciones, alcaldías y ejercicio parlamentario bajo la egida de MCM, capitalizando a todas las fuerzas internas y externas en función del objetivo superior,  anticipando eventos conforme a resultados de los análisis  del modus operandi de las estrategias y jugadas inconstitucionales ejecutadas de modo factico, como inhabilitación de candidatos, adelanto o postergación de procesos electorales, celebración de mega elecciones o cualquier hecho sobrevenido.

Trabajar de forma estructurada, funcional con un paradigma de unidad, es la llave, el antídoto y la garantía para ganar las elecciones, asumir la victoria, garantizar la gobernanza, evitando las recaidas  en el post-régimen, sin naufragar en el caos. Solo unidos nos podemos rescatar y reconstruir la democracia y la nación.