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Tramposos habituales | por Claudio Zamora

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Cuando aprendes a vivir del engaño y la trampa tendrás que resignarte a que el mismo se transforme en tu modo de vida y convivir con ese sobrepeso que jamás podrá separarse de tu existencia. El proceso político venezolano viene contaminado desde sus inicios, cuando Chávez es desgraciadamente liberado por Rafael Caldera juró ante el país por un puñado de cruces que no era comunista y que respetaría las reglas democráticas impuestas tradicionalmente en el país, que creía firmemente en la alternabilidad, la soberanía del sufragio y la representación de las minorías, que todo lo haría apegado a la constitución y el día que el pueblo no quisiera más su proyecto se iría a colgar su chinchorro a una casita de palma a orillas del Rio Arauca (Así de demagogo era el finado).

No hace falta recordar todo lo que hizo una vez en el poder, la génesis del desastre comienza cuando el irrespetando los principios básicos del gobierno democrático se pasó la constitución por la zona sombreada y comenzó un gobierno autoritario que no respetó la legalidad impuesta, así estableció un gobierno televisivo, por este medio ejecutaba sus más visibles y pintorescas decisiones, expropiaba sin procedimiento previo y sólo porque la audiencia se lo pedía como lo hacía la plebe al emperador en el circo romano y el simulando un Nerón moderno con su pulgar hacia abajo decidía la suerte de todo un país, de esa forma despidió a toda la nómina ejecutiva de la que era una de las tres empresas petroleras más importantes del mundo y condenó a la destrucción de la industria, consecuencias que pagamos hoy día al producir solo el diez por ciento de lo que se producía en ese momento, lo mismo hizo con las tierras productivas, las industrias, las empresas básicas, las carreteras y todo cuanto funcionaba en el país, a sabiendas que la luna de miel con el pueblo no sería eterna construyo con asesoría de sus socios cubanos un sistema electoral más similar a un casino donde la casa nunca perdería, así comenzó la secuela de despojos por medio de elecciones, donde hace diez años aproximadamente el gobierno no gana una votación y será casi imposible que lo vuelva hacer si hay elecciones supervisadas.

El creer que el gobierno tiene sanas intenciones de celebrar unas limpias elecciones el 2024 es creer que el enfermo de cáncer terminal se curará con despojos y brujos charlatanes. La única táctica del gobierno es dilatoria, entorpecer los diálogos, pararse de la mesa, peticiones imposibles como suspender los juicios de la CPI, las recompensas sobre la cabeza de sus líderes, pedir dinero como un rescate de secuestradores y todo cuanto les permita permanecer en el poder, celebrar elecciones es quitarle el respirador artificial y condenarlo a muerte. No sigan perdiendo el tiempo en reuniones estériles, con tramposos no se negocia. Seguiremos conversando. [email protected]