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Solo la violencia queda | por Mirla Perez

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@mirlamargarita/Efecto Cocuyo

La muerte es un tema complejo, en términos teológicos y en la vida humana, especialmente cuando entramos en el terreno de los asesinatos que son por violencia delincuencial o por violencia política. El fondo que sostiene esa decisión es el deseo, práctica y sentido de dominación.

Dominio del cuerpo, poder sobre los cuerpos, como decía Michel Foucault. La muerte es solo un eslabón de la cadena que se teje desde el poder. Situando las coordenadas del poder que domina en Venezuela, no solo vemos muertos sino amenazas y cuerpos condenados al castigo, al dolor, a la prisión.  Nada sorprendente porque quienes dominan lo hacen desde la arbitrariedad y la fuerza. Dejamos de ser una democracia y, en su lugar, se instaló una tiranía de signos totalitarios, el castigo ejemplarizante deja su huella y cumple el papel de callar a uno y a muchos, infundir miedo.Somos una sociedad que teme, ya en las comunidades se tiene cuidado con quien se habla y qué se dice, sobre todo cuando se tiene clara la presencia de las estructuras de dominación comunal. Hemos desarrollado la capacidad de cuidarnos, pero eso no significa que obedecemos.El proceso no ha sido lineal, el diseño está orientado por la condena de los cuerpos, basado en el quiebre de la voluntad, ¿lo han logrado? Los signos de nuestros tiempos dicen que no, pero el trabajo se ha hecho. Lo primero fue la mentira de la oferta del bienestar que se produjo bajo la sombra de las misiones. La mentira llevó al control del sistema “Patria” y comunal, se obligó al cuerpo a someterse bajo el castigo del hambre, en paralelo se reprimió, encarceló y asesinó a miles de venezolanos.Tomando como referencia a Simona Forti, 2008, nos ubicamos en esta verdad histórica: “Si los totalitarismos se instauran a golpes de fusil, solo consiguen mantenerse en el poder a golpes de lenguaje, transformándose así, paso a paso, en auténticas logocracia de masas. Solo mediante el uso de una neolengua se puede impedir toda posibilidad de resistencia al régimen.”Aquí tuvimos, hemos tenido, tenemos y tendremos golpes de fusil. El sistema que hoy manda no tiene fácil la decisión de mantenerse en el poder a partir de una logocracia que solo puede ser efectiva si tiene militantes, cuadros ideologizados, adeptos incondicionales capaces de dar la vida por las ideas y el proyecto. ¿Ha ocurrido? Todavía no, la neolengua, el hombre nuevo, el “revolucionario” cabal, no ha nacido. No se ha producido en Venezuela. ¿Hará inviable la permanencia del sistema de dominación?Hoy vemos dos signos interesantes: el primero, una sociedad civil, comunidades, sociedad democrática, partidos, caminando juntos en función de una organización que los hará fuerte; el segundo, un régimen político que no logra empatía, ni acompañamiento, ni adhesión libre, que está solo en las calles, que se quedó solo con la violencia. La democracia terminó siendo un lastre que tuvieron que dejar atrás.

Las comunidades empobrecidas, nuestra gente de a pie, han venido optando, a pesar del hambre y el sufrimiento, por llevar la contraria al régimen con la fuerza que produce el sueño del reencuentro familiar, la solidaridad vecinal y la organización que anuncia posibilidades de cambio.

La muerte es la opción del régimen, condenar a los cuerpos, dominar, solo les queda la violencia. La vida es la opción que tenemos la gran mayoría de venezolanos. Lucharemos, los signos de los tiempos muestran que esta vez nosotros estamos activos y ellos reactivos. ¿Podremos?