Mucho se habla de la unidad opositora, de la necesidad de construir una verdadera unión que nos permita no solo ganar la Presidencia de la republica sino también construir un piso político sólido para que quien resulte electo Presidente pueda llevar con éxito una pacífica y provechosa transición política y económica. Sin embargo, la victoria sólo será un hecho cuando maridemos al liderazgo opositor con la gente. Así comenzó esta conversación el líder capitalino de Fuerza Vecina, Rómulo Dommar Pasarella.
Sin embargo, esta apreciación, completamente apegada a la realidad, para que pueda construirse necesita del esfuerzo y del trabajo de todos. La construcción de una poderosa maquinaria, de una fuerza popular capaz de derrotar a la clase política gobernante y de ofrecer estabilidad política para que desde el ejecutivo se desarrollen política que nos ayuden a llevar la transición en la dirección correcta, no se construye soplando y haciendo botella. La construcción de esta fuerza ciudadana inteligente y victoriosa se logra construyendo una verdadera alianza entre el liderazgo opositor y el común de la gente.
Todos debemos entender que no es tiempo de, que no habrá (ni hay) mesías ungidos por el Cielo que vengan arrojando sangre y fuego para solucionarnos los problemas, que esperar un mesías es una estupidez que no podemos permitirnos porque el costo de ese error se nos haría prácticamente impagable. Y por supuesto, que nadie puede asumirse mesías y reclamar un cheque en blanco emitido por la gente para que decida por todos sin derecho a pataleo. No, ese no es el camino, continuó el líder de los vecinos, la estrategia debe ser el acercamiento del liderazgo opositor hacia la gente, sin temores, sin prepotencias, con muchísima humildad. Y, desde esa humildad, hacer los planteamientos necesarios a toda la gente. Hay que conversar mucho, explicar, convencer, escuchar, replantear estrategias, reingeniarnos si llegáramos a esa conclusión. la victoria será un hecho cuando maridemos al liderazgo opositor con la gente
Todo esto partiendo de la premisa de que nadie es dueño de la verdad y que en ocasiones el más humilde de los contertulios es quien asoma la propuesta más inteligente. Esto como parte de la responsabilidad y estrategia de la clase dirigente.
Pero por el otro lado, el ciudadano de a pie debe comprender, debe internalizar que la solución de los problemas, de los gravísimos problemas que aquejan a nuestra ciudad, a nuestro estado, a Venezuela entera, no es responsabilidad exclusiva del liderazgo opositor ya una vez establecido en posiciones de gobierno. No, la solución de los problemas debe nacer de la participación de todos. Así las cosas, todo buen ciudadano debe entender su obligación de incorporarse a este gran y victorioso movimiento cívico que habrá de devolvernos la paz, el progreso y el bienestar a todos los venezolanos. Todos debemos entender de manera definitiva y categórica que hay que votar, que nuestro voto no puede faltar en las urnas electorales pues solo en las urnas en donde podemos contarlos, que NO BASTA CON VOTAR, que hay que incorporarse a la organización, a la estructura del triunfo: donde mejor sea hacerlo, como testigo de mesa, movilizando, recabando información pertinente, haciendo proselitismo, convenciendo, arrimando positiva y activamente para la causa del cambio. El triunfo electoral solo será posible si todos salimos de nuestras zonas de confort para incorporarnos a la lucha.