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Pretium Honoris. Por Claudio Zamora

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Aprendimos que en esta sociedad de cómplices todo tiene un precio, la materialización de la sociedad desde tiempos pretéritos acostumbro a que el encumbramiento social debe ir antecedido de una escalera de monedas. Durante toda la historia los cargos de poder y prestigio podían ser comprados, en la edad media una magistratura, cobrador de impuestos, tabelíon o notario, escribanos e incluso los títulos nobiliarios como Duques o Condes, todo tiene un precio en el recorrido de la historia y ese monetarismo ha filtrado grandes instituciones como la Iglesia católica por ejemplo que con su banco del Vaticano sirvió para proteger fondos no muy santos que digamos, recordemos la escena novelada en la cual se pretendió dar un título pontificio a Scarface (Caracortada) película que en España coincidencialmente se llamó “El Precio del Poder” magistralmente interpretada por Al Pacino. Hay instituciones que como los hombres y mujeres que la integran se han mantenido impolutas en el tiempo y quizás de las más numerosas se encuentran las instituciones educativas, las principales universidades y colegios del mundo arrastran una fama bien ganada que no desean manchar, los principales colegios de Europa y Norteamérica se vanaglorian no de sus instalaciones, tampoco de sus centenarios orígenes ni mucho menos de su pasado de alcurnia, para ellos su verdadero capital se encuentra en la plantilla profesoral y en los célebres graduados salidos de sus aulas, así tenemos que compiten en el número de premios nobeles que caminaron sus pasillos o de los lucidos investigadores que impactaron la ciencia y la cultura, el ingreso a alguna de sus facultades constituye el primer reto de los muchos que tienen que sortear los brillantes y afortunados alumnos de Yale, Oxford o Sorbona por sólo mencionar algunas. En la capacidad intelectual no vale dinero, ni con todo el oro del mundo se puede comprar inteligencia y sabiduría, eso lo saben esos colegios que durante su historia han conservado un programa de becas en los cuales absorben cualquier talento descollante en el ámbito intelectual y hasta deportivo, el futbol y el básquet colegial por sólo poner un ejemplo es el vivero de la NFL y NBA. En Venezuela guardando las distancias, existió toda una estructura universitaria digna de reconocer y fomentar, las prestigiosas facultades de las Universidades Públicas poseían la crema y nata de la intelectualidad nacional y mundial, ilustres profesores que huyeron de Europa en los conflictos mundiales y de Latinoamérica en épocas de dictaduras, recalaron en nuestras facultades para darle realce a la academia criolla, así conocimos un Moles Coubet, Chibli Abuhamad, Pedro Cunill Grau y tantos otros. Las Universidades Privadas tampoco se quedaban atrás teniendo la Simón Bolívar o la Metropolitana por ejemplo que eran llamadas las fábricas de cerebros por el alto nivel de exigencia y prestigio que poseían y lamentablemente me toca hablar en pasado, porque al proceso destructivo de este gobierno se suma la academia venezolana que se encuentra en las ruinas en todo sentido, grandes docentes criollos se encuentran regados por el mundo buscando el sustento que aquí se les negó y haciendo con las manos lo que debían hacer con el cerebro. En este estado de cosas aún quedan Universidades que hacen malabares para sobrevivir académica y presupuestariamente, en instituciones donde la matricula se redujo en un noventa por ciento se han tenido que inventar malabares que para ellos incluye hipotecar su dignidad profesional, la Universidad Bicentenaria de Aragua (UBA) acaba de otorgar la máxima distinción académica como lo es el Doctorado Honoris Causa a Freddy Bernal ex policía y actual Gobernador, personaje más que cuestionado en sus atributos morales, señalado de múltiples asesinatos de Ganaderos y comerciantes, con nulas contribuciones académicas y sin ninguna trayectoria intelectual, las autoridades universitarias cometieron el sacrilegio de mancillar la toga y el birrete para congraciarse con el poder, arrastraron el conocimiento y mancharon las limpias páginas del conocimiento y no es que un policía no pueda obtener ese simbólico título académico para el cual no se necesita grados anteriores, es que no se puede barrer por el piso la academia para doblar la cerviz ante la pedantería del poder político en un país donde hace muy poco murieron de hambre una pareja de prestigiosos profesores universitarios, por no tener para subsistir con la miserable pensión que les paga el gobierno del que forma parte el novel Doctor en Ciencias Ocultas, que sólo la UBA pudo reconocer y apreciar. Seguiremos conversando. [email protected]