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PolitiKa UCAB: Lo que debe tener el candidato ideal para enfrentar al psuv

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¿Qué clase de extraterrestre o de Supermán debe ser el abanderado de una propuesta de cambio? Para Jesús Seguías, presidente de la encuestadora Datincorp, tiene que ser una persona capaz de ganar, cobrar y gobernar. Y prepararse para los improperios, investigaciones, guerra sucia, inhabilitación e, incluso, encarcelamiento, advierte el consultor Aníbal Sánchez

Vanessa Davies

Ni marciano, ni superdotado, ni Supermán o Wonder Woman. La candidata o el candidato opositor, el que seguramente se va a enfrentar a Nicolás Maduro como abanderado del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), debe poseer algunos atributos propios de este planeta. Aunque Venezuela se encuentra en una situación extraordinaria, la persona que asuma las riendas del deseo generalizado de cambio no vendrá de otra galaxia, presumiblemente no tendrá superpoderes ni dispondrá de kriptonita.

Quien aspire debe ser como un “tres en uno”. “Una cosa es ser candidato, y otra cosa es ser candidato ganador y luego ser presidente de la República. Puede haber un buen candidato, pero no ganar elecciones. Y de ganarlas, de pronto no las puede reclamar o no le reconocen su victoria, como ha pasado en muchas partes”, subraya Jesús Seguías, presidente de la encuestadora Datincorp.

En Venezuela el problema no es el estándar del dirigente, porque ya se sabe que un candidato presidencial debe tener acceso a la gente, hacer una buena campaña, ofrecer buenos jingles y mejor narrativa. “Puede haber muchos que llenen estos requisitos”, aclara Seguías en entrevista para Polítika UCAB. “El punto está en que las cualidades que debe tener un candidato opositor en Venezuela trascienden de lo candidatural. No es definir a un candidato, sino al político que tenga la capacidad de ganar, de cobrar y de gobernar para generar resultados; ganar las elecciones y no poder cobrar, o ganarlas, cobrar y no poder gobernar, no funciona”.

Ya no basta con oponerse. “Lo primero es no ser visto o permitir que se le tilde de opositor, porque debe ser más bien propositor”, sugiere el consultor y analista Aníbal Sánchez. En su opinión -como la compartió para Polítika UCAB-, en estas circunstancias es difícil que haya un abanderado ideal, unitario, “y menos aún único, pues ser unitario conlleva comprender el significado de este concepto; hasta los momentos eso no se observa ni en los precandidatos a primarias de la plataforma, ni en otros que buscan llegar a la elección producto de otras alianzas o acuerdos”.

Deseos “no preñan”

El candidato ideal debe ser alguien con liderazgo “que reúna condiciones desde el punto de vista comunicacional, político, operativo y hasta económico”, enumera Sánchez. Aunque es verdad que en Venezuela el voto es emocional y se puede provocar esa conexión con el manejo del mercadeo, lo cierto es que “las ganas o deseos ‘no preñan’, como dicen coloquialmente; la candidatura requiere de sustentabilidad, y eso lo da una maquinaria partidista o similar”.

En el panorama local hay aspirantes sin maquinaria ni estructura, aunque con presencia sostenida en redes sociales; y otros que tienen una base de votos (porque se han medido en elecciones) y centenares de militantes que podrían estar dispuestos a defenderlos.

La propuesta electoral no es un asunto de menor cuantía. “Siempre he sostenido que es imprescindible una buena oferta electoral, que tiene que ser envolvente: el elector tiene que verse ahí, sentirse parte del proyecto. Esto puede ser parte del plan de gobierno, o esa descripción de objetivos y tareas que sean visualizados como alternativa de gestión (…) porque no es suficiente criticar; hay que exponer una visión de país que pueda ser compartida», refiere.

Ganar, cobrar y gobernar

Después de años de promesas incumplidas e ilusiones rotas el país no aguanta más frustraciones, insiste Seguías. Por eso piensa que la alternativa al oficialismo debe ser alguien que tienda puentes entre los venezolanos, con una mirada muy amplia y no circunscrita a la población opositora. “Un candidato en Venezuela debe tener capacidad de unir al mayor número de venezolanos, y eso va mucho más allá de las fuerzas opositoras, de los radicales opositores, de la oposición como un todo”. Un reto claro es llegar al chavismo inconforme, que el analista calcula en 4 millones de voluntades que nadie ha podido seducir. “Esa figura debe tener acceso al sector chavista”, reitera.

En segundo lugar “debe ser un candidato capaz de cobrar su victoria”, lo que significa que en un escenario de alta confrontación, “el traspaso del poder por parte del chavismo debe ser bajo condiciones”. Seguir ofreciendo bragas anaranjadas y guillotinas aleja las negociaciones, porque “nadie va a entregar el poder para que le corten la cabeza posteriormente”.

En tercer lugar, afirma Seguías, quien resulte electo debe poder gobernar un país en una crisis muy compleja. “El gobierno que venga será lo más parecido a un gobierno de transición conformado por ambos factores de poder. Es decir, un cogobierno de chavismo y oposición”, anticipa. A su juicio, un cargo clave como el del Ministerio de la Defensa lo va a reclamar el chavismo. Podría ser, incluso otra posición de poder aún más elevada. Ejemplos sobran: Nicaragua, Sudáfrica. “El presidente que quede electo, si es de oposición, debe tener capacidad de estadista”, una persona con firmeza y coraje, y no aceptar presiones de nadie.

Al filo de la navaja

Encarnar una idea de cambio en Venezuela implica ciertos riesgos. “Quien sea candidato siempre estará expuesto a los atropellos, a los improperios e, incluso, a ser investigado”, advierte Aníbal Sánchez.

Posiblemente será víctima de guerra sucia, y formal o informalmente se conocerán detalles de su vida, reales o inventados. Deberá aceptar el rechazo de ciertos círculos que no lo aceptarán. Y, como lo alerta Sánchez, corre el riesgo de ser inhabilitado, y hasta encarcelado.

Por eso, quien decida dar ese paso “debe conocer a qué se expone y cuál es el objetivo” de estar al frente de un proyecto de transformación.

Para Jesús Seguías el mayor riesgo es que el abanderado no logre sumar el consenso para ganar las elecciones. “Si es una persona joven, con poca experiencia política, propensa a ser presionada, que no tenga carácter suficiente” le sería difícil reunir los apoyos.

“Por eso me preocupan las primarias opositoras”, indica. “Es bueno hacer primarias, pero en casos específicos como el venezolano se necesitan decisiones atípicas, y el pragmatismo debe ocupar el primer lugar”. La debilidad de la oposición “es la que posiblemente aprovechará el gobierno para adelantar el proceso electoral, o para dividir aún más”.