La referida expresión se aplica en Venezuela a todo recurso inocuo, extemporáneo, intrascendente, estéril, inútil y en estado terminal, las “pancadas” serían las ultimas brazadas, los movimientos finales de un cuerpo entregado, los “estertores de la muerte” como compañía, esa última gárgara que dicen exhala el moribundo ante de entregarse mansamente a su cruel destino, no he presenciado a nadie ahogarse pero me imagino que las manos será lo último en hundirse con esos movimientos distorsionados y sin ninguna utilidad en la salvación del cuerpo. Esto es lo que ha realizado el gobierno en los últimos tiempos ante la Corte Penal Internacional para tratar de retardar la “crónica de una muerte anunciada” en el proceso que se le sigue por la comisión de delitos de lesa humanidad, desde que cayeron en cuenta que el proceso representaba un verdadero peligro a la permanencia en el poder de esta pandilla de delincuentes, diseñaron una estrategia que como todas las empleadas en similares casos, véase el caso del tesorero de la banda Alex Saab, resultaron totalmente inútiles e intranscendentes principalmente por la baja calidad de los encomendados a cumplir la tarea, si algo tenía la mal llamada Cuarta República era que al menos cuidaba las formas y quienes desempeñaban los máximos cargos públicos eran méritos profesionales y/o académicos para desempeñarlos, los ministros, magistrados del Supremo Tribunal, Cuerpo Diplomático entre otros, era la “crema y nata” en sus áreas y podía tenerse divergencias con los mismos, pero jamás se hubiese podido atacar su formación y carrera profesional, a despecho de este gobierno que parece empeñado desde su instalación en llevar a los cargos a los más cuestionados y peor valorados de sus personeros, en el medio anglosajón se llama impeachment a ese proceso de enjuiciamiento político de los funcionarios que manchan su desempeño o lo hubiesen manchado y hubiesen pasado incólumes las estrictas investigaciones previas a su nombramiento. Aquí parece un desafío y rebeldía al sistema que se postule a funcionarios con prontuarios criminales para desempeñar los cargos como nuestro presidente del Tribunal Supremo quien purgó condena por varios delitos y otros que se vanaglorian de sus antecedentes delictuales o un fiscal General que lo único transcendente en su carrera, fue componer insulsas loas a la revolución, a estos personajes les encomendó el “cerebro” del gobierno el siquiatra desquiciado una estrategia que hubiese sido mejor diseñada en un sanatorio de enfermos mentales. Primero ensalzaron a la Fiscal de la CPI creando una matriz de opinión para ubicarla cercana a la izquierda trasnochada, no la incomodaban, incluso la defendían, cuando la misma dio señales contrarias al gobierno decidieron participar en el proceso pero sólo por medio de tácticas dilatorias, solicitando mayor participación en la investigación y asumiendo el papel de víctimas, denunciando la presunta parcialidad e instando a ahondar la investigación, alegando hipócritamente no haber participado en la misma y olvidando que fueron ellos quienes entorpecieron la labor de Bachelet las veces que visito el país, prohibiendo el acceso a los sitios de reclusión, presionando a los defensores de derechos humanos y ocultando pruebas y testimonios. Ante la ausencia de resultados encomendaron al Fiscal intoxicar con escritos y peticiones el expediente (Igual al caso Saab) bajo un máxima muy conocida en el ámbito jurídico de que no puedes dejar peticiones sin tramitar so pena de incurrir en “denegación de justicia” táctica muy conocida en los condenados en EEUU a la pena de muerte para retardar su ingreso a la cámara de gas o silla eléctrica. En ese estado se encontraba la averiguación hasta que en una jugada maestra de la corte “filtran” el informe de la saliente Fiscal Fatou Bensouda la que ellos pensaban que se había marchado sin echarles un disparo y publican su opinión antes del 15 de Junio fecha en la cual era la legitima Fiscal de la Corte y su informe un documento de singular peso para ordenar la apertura de las investigaciones al Gobierno por delitos de lesa humanidad. Aquí modifican la estrategia y la emprenden con una serie de ataques despreciando su informe y señalando que no goza de ningún valor, que es un informe amañado etc, etc. En definitiva, la estrategia fueron sólo “pancadas de Ahogado” y al día de hoy el proceso ante la CPI es la más firme y sólida esperanza de salir de este gobierno de pandilleros ante la evidencia de lo investigado y que quienes habitamos esta tierra sabemos que es sólo la punta del iceberg, que bajo la superficie hay más cadáveres que solo una condena dará el descanso eterno y la paz a los familiares de las victimas. Seguiremos conversando. [email protected]