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Matraca y peajes por las nubes tiene contra las cuerdas al sector de alimentos

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María Betania Jordán

Frutas, verduras u hortalizas, cualquier rubro es bueno para los funcionarios apostados en alcabalas en las carreteras que imponen el cobro de «vacunas» a los transportistas de alimentos como una forma de extorsión para dejarlos avanzar. Lo que genera una pérdida en los camioneros que se desprenden no sólo de la mercancía, sino que en ocasiones les quitan hasta combustible.

La Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios de Venezuela (Fedeagro), ha denunciado en varias oportunidades la matraca en las alcabalas; sin embargo, afirma que las irregularidades se hacen más frecuentes lo que trae como consecuencia que el intermediario, es decir, el transportista tenga pérdidas y el producto llegue hasta 6 veces más costoso al consumidor.

Celso Fantinel, presidente de Fedeagro, explicó que la matraca es un hecho fijo. «Uno puede ver cómo tienen orillados a los transportistas bajándole los alimentos», que al final se transforma en algo parecido a un mercadito, pues el transportista que lleva varios rubros debe dejar un poco de cada verdura y hortaliza.

«En todas las alcabalas del país se ve esto, pero una de la más abusiva es La Pastora, ubicada en la carretera Panamericana, sector La Pastora, municipio Torres», dijo Fantinel, quien comentó que los funcionarios de esta alcabala se valen de cualquier excusa para de alguna manera extorsionar al chofer y quitarle algo de la mercancía.

Por La Pastora pasan transportistas que van desde Táchira, Mérida, Trujillo, recorren Barquisimeto y continúan su rumbo hacia las demás zonas del país, lo que la convierte en una de las alcabalas centrales, pero también la más «matraquera».

Señala que atravesar un punto de control es una pérdida para cada transportista, a lo cual se le suma el alto costo de gasoil que lo deben comprar en el mercado negro, cuyo valor se ubica hasta en un dólar por litro. A ese gasto también se le suman los peajes, que en cada parada son al menos 10 dólares los que deben cancelar; todos esos factores unidos hacen que el intermediario tenga que incrementar costos en los viajes para que les pueda dar la base, afectando al consumidor final.

El presidente de Fedeagro explicó que un kilo de cebolla en el campo cuesta 0.15 centavos de dólar, mientras que al consumidor puede llegar a 0.80 centavos de dólar, lo que se traduce en un incremento de seis veces su valor en comparación con los productores, según la región «y afecta al consumidor directamente porque lo paga más caro», pero al transportista también porque deja parte de su mercancía en el traslado.

Fantinel comentó que otras de las alcabalas donde el cobro de vacunas no se detiene son las que están ubicadas en la ruta Barquisimeto-Portuguesa, tomando en cuenta que se trata de una zona productora y los funcionarios saben que los transportistas llevan frutas, verduras y hortalizas.

Otras estrategias

Los conductores cuentan que las «matracas» no se trata sólo de mercancía, sino que los funcionarios también han optado por pedirles gasoil. «Buscan un envase de refresco y nos dicen que les colaboremos con eso», dijo un chofer, quien prefirió no identificarse por temor a represalias; sin embargo, en cada viaje que hace desde Mérida hasta el Mercado Mayorista de Barquisimeto (Mercabar), es víctima de la «extorsión».

Los choferes cuentan que en las alcabalas les solicitan la guía otorgada a través del Instituto Nacional de Salud Agrícola Integral (Insai) y del Sistema Integrado de Gestión para la Movilización Animal y Vegetal (Sigmav), que se encarga de la autorización de circulación y el tipo de mercancía o producto y a pesar de tenerlo al día al igual que los documentos del vehículo, como carnet de circulación y los del chofer como licencia, buscan cualquier excusa para poder proceder con la matraca.

«A veces miran hasta los cauchos si están lisos o no, cualquier detalle, si todos los papeles están al día», dijo Celso Fantinel, presidente de Fedeagro.

Fantinel cuenta que a eso se le suma la pérdida de tiempo, porque a veces sólo por maldad los retienen unas cuantas horas a pesar de tener todo en regla, pero un viaje que dura 12 o 14 horas se duplica porque en todas las alcabalas lo detienen.

Afectados

Los transportistas que circulan de una ciudad a otra en autobús, también se ven afectados por el abuso policial, pues cuentan que en las alcabalas no los perdonan. Aseguran que hacen una revisión a todo el vehículo, maletas e incluso también a los pasajeros, en especial a quienes viajan a zonas fronterizas.

En la mayoría de estos casos les solicitan algo para comprar «los refrescos» y así poderlos dejar ir sin problemas. Fantinel contó que incluso esta estrategia se tornó habitual, que el mismo conductor accede sin ningún problema para poder seguir su ruta.

Los transportistas de carga pesada sufren un dolor de cabeza cuando tienen que equipar el vehículo de gasoil, pues deben someterse a largas colas, lo que los impulsa a recurrir al mercado negro en donde se puede conseguir el litro entre 0.75 centavos de dólar y hasta un dólar.

Los transportistas cuentan que pasan todo un día haciendo una cola para que solamente les surtan 60 litros y eso no llena ni la mitad de un tanque de un camión, cuyo carro requiere al menos 160 y 200 litros de gasoil.

«Estamos haciendo la cola desde el día anterior para que nos surtan poquito, con eso no podemos viajar», dijo Alexis Arrieche, porque para un flete pueden necesitar hasta 400 litros, dependiendo del lugar a donde vayan.

Los choferes de carga pesada detallan que ellos hacen la cola en las estaciones de servicio cuando saben que no tienen viajes para ese momento, porque de lo contrario desperdician el día de trabajo. «Y por eso hay que comprar más caro», dijo el conductor.

Si se saca la cuenta, para llenar un tanque de 200 litros de gasoil se requieren 100 dólares si lo consiguen en bombas premium a 0.50 centavos de dólar el litro. Los transportistas detallan que surtir en la vía es muy complicado, porque ellos no se pueden detener con la carga para hacer la cola y por eso van a quienes lo «bachaquean» y los 100 dólares por los 200 litros ya se convierten en 150 dólares a 0.75 centavos de dólar o 200 dólares si consiguen el litro a un dólar.

Golpeados

Osman Quero, primer vicepresidente de la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios de Venezuela (Fedeagro), explicó a través de una entrevista en un portal web que ante la escasez del combustible no solamente los transportistas, sino también los productores deben ir al mercado negro para poder conseguir el gasoil, pues la maquinaria que ellos utilizan para el proceso de siembra y recolección de la siembra requiere de gasoil.

«Las empresas que se encargan de producir los productos necesitan el combustible para diferentes cosas, no sólo para transportarlos«, dijo Quero, por lo que añadió que el precio del mercado negro termina afectando directamente al consumir, quienes compran los productos más caros.

Peajes están por las nubes

Los transportistas no solamente tienen que dejar en sus viajes «colaboraciones», sino que a eso se le suma el pago del peaje que está por las nubes y puede alcanzar hasta Bs. 50, cuando se trata de una gandola de 6 ejes.

«Es muy costoso, porque no es uno solo el que uno debe pagar», dijo Alexis Arrieche, quien aseguró que los altos costos para poder hacer traslados los tiene entre la espada y la pared, porque a eso le tienen que agregar los viáticos para la comida y también el gasoil dolarizado.

Los gandoleros cuentan que ellos deben cancelar al menos Bs. 50 cada vez que pasan por un peaje; sin embargo, hay otros que manejan otra tarifa, lo cierto es que les parece demasiado para un servicio que no presta el Estado, porque ni siquiera cuentan con una patrulla vial en caso de quedar accidentados en la carretera.

Los huecos y los baches también reinan en las autopistas, lo que significa que los conductores no se sienten seguros a la hora de viajar y por eso muchos están optando por trasladarse solamente de día.

En mal estado y con destrucción de vías

Tanto los productores como transportistas denuncian el mal estado de las vías para poder trasladar las cosechas. Agregan que eso causa daños en los vehículos, e incluso en épocas que no pueden ni pasar.

Camiones en el barro siendo remolcados por un tractor, es uno de los casos que denuncian desde la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios de Venezuela (Fedeagro) a través de un video publicado en su cuenta en Twitter, donde se puede ver que una gandola quedó atascada tras las fuertes lluvias que se registraron (no precisan ubicación). Denuncian que eso también impide que los productores lleguen hasta el campo donde tienen sus cosechas.

En Lara se puede ver en las vías hacia Guarico, municipio Morán e incluso en Moroturo, Santa Inés, Siquisique y Baragua, todos esos ubicados en el municipio Urdaneta, en donde en épocas de lluvia la creciente de los ríos arrasa con todo y les impide el paso.

El asfaltado poco se conoce por esas zonas montañosas de Morán y Urdaneta, sólo quedan unos que otros lados y en ocasiones se van desplomando y les queda sólo un canal a los carros para pasar. Los transportistas y agricultores detallan que los vehículos sufren y tienen que estar cambiando cauchos y demás en poco tiempo porque no les duran.

Guillermo Palacios, diputado ante la Asamblea Nacional, publicó en su cuenta en Twitter que los caficultores del municipio Morán exigen una mejor vialidad porque a ellos no los toman en cuenta como debe ser.

En época de lluvia, incluso han perdido cosechas porque el agua se las lleva, pues hay unos que quedan cerca a los ríos y cuando sube el cauce los afecta.

Hay unos que ante la emergencia utilizan motos para trasladarse hacia el campo, mientras que otros colocaban la siembra en las calles para que la gente de la misma localidad pudiera llevársela y no se siguieran perdiendo aún más, porque se les hacía complicado pasar en carros y también para ahorrar gasoil.

Costosos

Otra de las cosas que los agricultores denuncian es el alto costo de los insumos y fertilizantes. Agregan que todo es importando y los afecta directamente a ellos como productores.

Los productores cuentan, que incluso hasta los insecticidas están costosos y ellos se la tienen que ingeniar para no tener pérdidas y seguir sembrando, aunque sea la misma cantidad.

LA PRENSA DE LARA