Home Opinión

¿Lenguaje inclusivo?, por Claudio Zamora

201

Hace pocas horas la irrita Asamblea Nacional anuncia con su rimbombante fanfarria la aprobación en Primera Discusión de un proyecto de Ley de Lenguaje inclusivo, la misma persigue frenar el machismo, o cualquier forma de discriminación basada en el sexo que al calificar lo hace excluyente. Nuestro idioma español es fundamentalmente machista, principalmente por la tradición histórica de minusvalía en la cual se encontraba el sexo femenino a través de la historia, los hombres conquistaron y ganaron las batallas, usufructuaron el poder, colonizaron territorios y la mujer siempre desempeño papeles secundarios, razón más que suficiente para crear un lenguaje de varones. A este formato hubo de adaptarse la mujer sin que dicha situación causara escozor o produjera alergia en su epidermis. Se inscribió en un Colegio de Abogados o Médicos, y convivio con expresiones masculinas que son más inclusivas que rebuscadas expresiones neutras. Nuestra Real Academia de la Lengua Española”, máximo ente regulador en materia idiomática, ha rechazado categóricamente el mismo alegando que “el masculino gramatical funciona en nuestra lengua (español), como en otras, como término inclusivo para aludir a colectivos mixtos, o en contextos genéricos o inespecíficos” así lo hemos entendido desde nuestro nacimiento sin que hubiese confusión ni malestar sexista cuando el profesor invitaba a los “alumnos” a pasar al aula o a salir al pasillo, jamás vi a mis compañeras negarse a entrar o salir porque omitieron el calificativo de “alumnas”, para mí no es más que un nuevo esnobismo de esta “generación de cristal” que no se ha preciado de ser la más preparada académicamente hablando, que privilegia un influencer o youtuber por sobre un científico o director de orquesta y que tiene a Bad Bunny ganando premios musicales, por composiciones escatológicas o pornográficas (Se quita la ropa y me brinca el bicho como cangura dixit). Mi crítica no va a esos inútiles diputados por quemar sus escasas neuronas en un proyecto de 10 artículos que no solucionara ninguno de los problemas urgentes que tenemos, ese volteo de mirada es precisamente el más severo ataque a esa inocua iniciativa. “Fíjense Señores y Señoras diputados y diputadas, los venezolanos, venezolanos, extranjeros y extranjeras que habitamos esta bendecida tierra (es femenino y país es masculino); corrijo “Lugar” en el mapa, vemos con preocupación que ustedes en vez de preocuparse de los millones de compatriotas que le han huido al hambre, inseguridad y falta de oportunidades, de la destrucción sistemática y ruina en que nos encontramos, de la insalubridad, los altos índices de contagio de la pandemia, destrucción de hospitales y centros de salud, un sueldo mínimo y pensiones de no más de 3 dólares, con una canasta y canasto alimentaria y alimentario de más de 300 y la mayor parte de la infraestructura pública destruida y destruido, gasten tiempo en esa tontería de legislar para que se modifique un consuetudinario manejo del idioma para complacer los deslices y excesos, de políticos y políticas de cuarta tratando de ganar indulgencias con la aceptación de minorías acomplejadas que gastan su tiempo en exigir reconocimientos fatuos e intranscendentes. Ocúpense de un delincuente que está cercano a la sede del Legislativo llamado el Koki que se adueñó de Caracas arrinconando e imponiéndose sobre las fuerzas públicas y públicos. Legislen para solucionar problemas, no para recibir escasos aplausos de hombres, mujeres, ancianos, ancianas, niños, niñas, acomplejados, acomplejadas, subestimados, subestimadas, disminuidos, disminuidas, maniáticos, maniáticas, inhibidos, inhibidas, retraído, retraída, raro, rara y ya me canse. Dios permita que la iglesia no le preste atención a esta locura, porque la misa y sermón durara el doble y si el padre o madre, monaguillo o monaguilla son tartamudos o tartamudas nos quedaremos en la Iglesia dormidos y dormidas. Gracias y gracios. Seguiremos conversando. [email protected]