Es evidente que la multiplicidad de partidos políticos ha venido a enturbiar el ejercicio de la democracia en Venezuela en vez de integrarla, fortalecerla y evolucionarla a un plano superior.
La democracia es un sistema cívico de gobierno que, aunque sostenido por partidos, requiere estabilidad, racionalidad, dialéctica y madurez. Una multiplicidad de partidos políticos alimentados por egocentrismos baratos complica la transparencia de objetivos. Lamentablemente hoy estamos viendo una parcelación de modernos caudillos, reflejo tal vez de los caudillos rurales de montoneras del pasado. Y es innegable que un país requiere de estabilidad y seguridad para poder avanzar en sus planes de desarrollo e independencia.
El sistema democrático directo aceptado en Venezuela y signado por el llamado Pacto de Punto Fijo, permitió mediante la Constitución de 1961 un gobierno sustancialmente democrático que estuvo vigente durante 40 años, al final del cual, una nueva Constitución habría de interrumpirla en su natural evolución.
La Constitución o Carta Magna del 61 dio lugar a leyes que impedía la multiplicidad de partidos. Hubo entonces los partidos AD. Copei, URD y PCV. Apenas cuatro partidos. Hoy contamos más de sesenta y ya vemos dónde y cómo estamos.
Los países avanzados y de mayor estabilidad en el mundo, no pasan de cuatro partidos y acaso dos los preponderantes como en EEUU Demócratas y Republicanos. En Inglaterra, el Conservador y el Laborista. En España: PSOE, Podemos, PP, y ERN. En Colombia. Liberal, Conservador, Partido de Opción Ciudadana y Partido Radical. En Francia: La República en Marcha (LREM), El liberalismo, liderado por Emmanuel Macron. Los Republicanos (LR), de centroderecha y Gaullismo, liderado por François Fillon. En Alemania: Partido socialdemócrata. Unión Demócrata Cristiano, Social cristiano y Verdes. Buen ejemplo, sin duda, de lo que afirmamos y es que mientras más se dividen los partidos más se divide y enturbia la democracia. Los líderes, en vez de dar la pelea interna dentro de sus partidos y perseverar hasta que triunfen sus ideas, prefieren hacerse a un lado con sus seguidores sin darse cuenta el mal que hacen al país y a la democracia como medio cultural y político de vida. (AF)