Podríamos decir que la tremenda crisis económica y social que padecen los venezolanos, comenzó con el desconocimiento de las dos terceras partes del Congreso Nacional electo el 2015. El Gobierno presidido por Nicolás Maduro desconoció esta realidad electoral utilizando al TSJ y que no pasó desapercibida por los gobiernos democráticos del mundo que en forma de condena vienen aplicando severas sanciones individuales y gubernamentales que nos afectan de alguna manera, hasta el punto que miembros del mismo conglomerado cívico-militar del llamado “Socialismo Venezolano” reconocen que por apresuramiento incontrolable ha sido una metida de pata descomunal, una zambullida de pata, con zapato y media, hundida hasta el fango y la cual para sacarla se necesita que Dios baje del cielo, porque hasta ahora solo Lucifer ha bajado del cieno palanqueando su clásico tridente que luce los colores de la bandera rusa..
“Socialismo Venezolano” hemos dicho aunque propios y extraños prefieren “Socialismo Bolivariano del Siglo XXI” El nombre, aunque sonoro sería lo de menos. Importa sí, la política económica y social implementada por el gobierno de Hugo Chávez y seguido por el sucesor, que mantiene a Venezuela en el centro de un debate internacional que pone en duda la viabilidad del llamado proyecto socialista bolivariano ¿Bolivariano? ¿Bolivariano? El inventor del socialismo-comunismo, es decir, Karl Marx, no pasaba a Bolívar y, por lo tanto, lo oloroso a bolivariano. Al emancipador de seis naciones lo dibujaba como “cobarde y manipulador político, cruel y rapaz, inconstante y con ínfulas monárquicas”. ¿Entonces, como justificar ese cognomento, acaso no es también una metida de pata que alborotó la crisis que estamos padeciendo? (AF)