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Gesta popular por los derechos democráticos, sociales y laborales | por Edwin Sambrano

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Causa indignación la descarada violación de los artículos 91 de la Constitución y 98 de la Ley Orgánica del Trabajo, ambas promulgadas por Chávez, proclamando la reivindicación de los trabajadores y del pueblo

El régimen de facto pisotea los derechos laborales conquistados por los trabajadores públicos y privados del país durante décadas de duras luchas.

por Edwin Sambrano Vidal

El contexto nacional e internacional es favorable a la movilización popular porque el régimen de facto se encuentra presionado desde diversos ángulos, sabe que la represión generalizada y drástica puede originar graves consecuencias para ellos porque abonaría en favor de la unificación, al menos circunstancial, de todos los sectores de oposición, con lo cual retrocederían en lo avanzado en su práctica divisionista alentando conductas del sector de la oposición al cual influyen.

Igual consecuencia tendrían en el plano internacional, dónde han logrado recomponer frágiles relaciones con países e instituciones, además de que se encuentran en observación por parte de la Corte Penal Internacional, Comisión de Derechos Humanos de la ONU, Organización Internacional del Trabajo, la Unión Europea, el gobierno de Estados Unidos y, especialmente, por varios gobiernos de izquierda, a quienes pretenden convertir en aliados que les brinden cobertura y propaguen su impostura democrática.

Internamente, además, una conducta abiertamente represiva generaría la repulsa de sectores de base del chavismo que están decepcionados y molestos ante las violaciones de los derechos laborales y las condiciones lamentables de vida que tienen que padecer por la desastrosa política económica y su conducta visiblemente antiobrera, corrupta e inepta, y, sus falsas excusas para no aumentar los sueldos salarios.

Causa indignación a los ciudadanos demócratas, y también a muchos chavistas como a antiguos aliados del régimen de facto, la descarada violación que éste hace de los artículos 91 de la Constitución y 98 de la Ley Orgánica del Trabajo, ambas promulgadas por Chávez con grandes fanfarrias proclamando la reivindicación de los trabajadores y del pueblo.

Con furia popular, todo el pueblo venezolano observa como han sido pisoteados por el régimen de facto, los derechos laborales conquistados por los trabajadores públicos y privados del país durante décadas de duras luchas contra bárbaras dictaduras cómo la de Juan Vicente Gómez (1908-1935), la de Marcos Pérez Jiménez y contra posturas autoritarias, patronales e injustas de gobiernos democráticos; mientras el régimen, agresor de esos derechos, utiliza argumentos para idiotas como la invocación de sanciones externas, cuando ha sido la cúpula gobernante con su conducta antidemocrática y represiva, la causante del rechazo internacional al colocar al país como víctima de un gobierno fallido y tiránico.

 La protesta pública debe seguir

Los motivos y objetivos de la protesta y sus manifestaciones a escala nacional son completamente justos y válidos ante el desastre económico, social y laboral provocado por el régimen de facto. Están amparadas por la Constitución, por la Ley de Partidos Políticos, Reuniones Públicas y Manifestaciones y por las convicciones democráticas nacionales.

Es imposible que los opresores puedan seguir manipulando la opinión y la conciencia ciudadana con parches improvisados e ineficaces para dar respuesta a las necesidades del pueblo trabajador.

Esto vale para los empleados de todos los sectores y niveles de la administración pública central, descentralizada y autónoma y, también, para los de los diferentes poderes públicos de la institucionalidad venezolana.

De modo que, ante la convicción generalizada de que son necesarios salarios suficientes para un nivel de vida digno , ante la evidencia de que el régimen de facto ha realizado una política salarial contraria al bienestar de los trabajadores y de la familia venezolana y, también, ante la determinación de no continuar permitiéndole al régimen que viole y pisotee los derechos laborales, la libertad y autonomía sindical, la convención y la negociación colectivas  la estabilidad, el goce de los beneficios conquistados, los escalafones correspondientes a la antigüedad, los conocimientos y la eficacia en el desempeño de las labores, el respeto a la dignidad y a la seguridad del trabajador…

Ante la plena conciencia de lo anterior, seguirán las movilizaciones, porque ya se ha arrancado el velo de las falacias del régimen, se ha vencido el miedo y se ha adquirido la experiencia de lucha que nos permitirá triunfar en esta gesta popular por nuestros derechos democráticos, sociales y laborales; que es, además, la protección para que las generaciones venideras puedan tener una vida digna y provechosa personal y socialmente.

 La lucha debe priorizar la no violencia activa para lograr la conciencia de justicia nacional e internacional

La característica esencial de esta lucha es que se fundamenta en la Constitución, en las leyes sociales y en los derechos humanos reconocidos mundialmente. No estamos conquistando nuevos derechos, sino que estamos luchando para que se hagan efectivos los derechos que ya hemos conquistado como sociedad.

 Esto es vital porque confiere a nuestra lucha la certeza de que debemos movilizar la suficiente conciencia ciudadana de todos los sectores de la nación: civiles, políticos, religiosos, empresariales militares, laborales y comunitarios.

Hacerlos conscientes de la justeza de nuestra lucha, del carácter legal y constitucional de nuestros derechos reclamados, por una parte. Y por la otra, de la conducta ilegítima, inconstitucional, ilegal y, sobre todo, profundamente injusta del régimen de facto que nos empobrece y pretende someternos como esclavos, sin salario, sin voz, sin organización, sin personalidad siquiera…

Es fundamental no caer en sus provocaciones,  denunciar sus maquinaciones y mentiras, denunciar sus perversos mecanismos de sometimiento, denunciar sus amenazas, persecuciones, la prisión de conciencia de cientos de venezolanos a quienes se les maltrata, tortura y violenta el debido proceso, denunciar los despidos, la discriminación y desatención…

 Perseverancia, disciplina y unidad, sin violencia, para vencer!

Continuar las movilizaciones con perseverancia, con disciplina, sabiendo que ellas nos servirán para mostrar a nuestros compatriotas la existencia y el conocimiento de nuestros derechos que son de todos y que, todos debemos doblegar la mezquindad y la maldad del régimen de facto. Perseverancia para mostrar que sólo uniéndonos y manifestándonos sin violencia y sin desesperación lograremos levantar la conciencia nacional e internacional para vencer la agresión aviesa e injusta del régimen de facto contra nuestros derechos. Para lograr, en fin, la libertad e indemnización de los presos políticos, para combatir la corrupción y alcanzar las condiciones para elecciones libres, justas y transparentes en ejercicio del derecho político de salir de este régimen de facto y darnos un gobierno democrático.

@edwinsambranov

El autor es abogado laboralista, ex diputado a la Asamblea Nacional, integrante del Secretariado Regional del Frente Amplio Venezuela Libre del Estado Bolívar y directivo de varias organizaciones civiles y laborales