Home Opinión

Evolución y revolución

178

Américo Fernández
Si a raíz de la Emancipación, Venezuela hubiera evolucionado de forma natural, como cualquier cuerpo biológico, sin más interrupciones que los telúricos o cósmicos, seríamos todo un país socialmente equilibrado y sin problemas tan abrumadores y pesados como los actuales en uno de los dos platillos de la balanza.
Pero diríamos que eso no ha sido posible porque la dirigencia de las generaciones sucesivas, como se dice en el argot criollo, no ha dado “pie con bola”. Encandilada por el brillo de las victorias republicnas quizá, no pudo ni ha podido ver con meridiana claridad lo idealmente conveniente para el país y se ha enervado y se enervaba en un forcejeo político inútil hasta que un andino llamado Juan Vicente Gómez puso en juego su astucia de labriego y acabó con la mala yerba del caudillismo para lo cual requirió un lapso dictatorial de casi tres decenios.
Podríamos decir que desde la plataforma de Gómez, Venezuela comenzó a evolucionar con sus herederos Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita por la vía del sistema democrático indirecto, aunque perturbado por la llamada Revolución del 18 de Octubre de 1945 y luego por el Golpe militar de Marcos Pérez Jiménez contra Rómulo Gallegos, el primer presidente democrático electo directamente por el pueblo.
Realmente es a partir del 23 de Enero de 1958 cuando Venezuela comienza a tomar cuerpo en su proceso evolutivo, interrumpido al comienzo del presente Siglo por una llamada “Revolución del siglo XXI” que lleva en el Poder más de veinte años y que ha significado dolorosamente para el país un retraso descomunal que evidencia el desplazamiento de la población activa hacia otros países.
En conclusión, las denominadas Revoluciones signadas por montoneras armadas salidas de las cuevas montañeras o cuartelazos militares que buscan virtualmente acelerar el proceso evolutivo, sólo han servido para lo contrario. Estados Unidos y Brasil, cuyos procesos no han sido interrumpidos por las llamadas revoluciones o guerras intestinas, han podido evolucionar y hoy ocupan puestos importantes en la escala del desarrollo mundial.(AF)