El llamado liderazgo cristiano de la modernidad venezolana no es el sacerdocio judío del siglo I de la era cristiana. Así tampoco creo que Nicolás Maduro pueda llegar a ser el Flavio Valerio Contastino de este tiempo. Y no es que abogue yo a favor del actual régimen, como alguien pudiera concluir ligeramente.
Es solo que aguardo en Dios, confiando en lo que Él mismo depositó en el corazón de los pastores y demás ministros de su iglesia, acá en el país.
Encuentros, no son necesariamente pactos o alianzas que puedan poner en riesgo la primigenia de la iglesia evangélica. Y si así llegara a ser; Cristo, quien es el Sumo Sacerdote de la misma, deshará todo plan del adversario. Así ha sido desde el principio; es suya la batalla.
Permanecer tranquilos, como lo estoy frente a este recién acontecimiento, donde el actual gobierno pareciera intentar atar al pueblo de Dios a sus intereses; según se ha dicho. No implica sometimiento alguno a lo que pueda ocurrir de manera subsiguiente a causa de éste, que sólo es un segundo encuentro público, Estado/Iglesia Evangélica…por ahora.
No hay ni habrá, en ninguna parte del planeta, un liderazgo cristiano evangélico que «represente» la majestad de Dios. Solo Cristo es el líder único de su iglesia. Él se representa a sí mismo. A Él es atribuida la fundación de la Real Asamblea de Dios, y ésto le fue dado por el santo sacrificio manifiesto en el Calvario, en absoluta obediencia al Padre.
De tal forma que, su liderazgo eterno, y su Espíritu de Verdad guiará a toda verdad, a los siervos y siervas de Dios para éste y cualquier otro asunto de significativa trascendencia.
Todo cuanto acontezca al pueblo de Dios, lo propicia Dios mismo para crecimiento y fortaleza de su iglesia.
La iglesia es responsable de aportar la verdad a los hombres. Cristo jamás dejará su rebaño en manos de trasquiladores. Él es fiel.
Los hechos portentosos de los apóstoles, nos muestra de cómo el Hno. Pablo influenció a los regentes del areópago.
Ese mismo Espíritu ha de conducir a quienes hoy tienen la oportunidad de conformar un instrumento legislativo que favorezca al pueblo de Dios. Pensar en que este paso propuesto desde el estado Bolívar llevará a sumisión al valiente pueblo de Dios es profetizar un eventual fracaso sin siquiera darse la oportunidad de bendecir el intento de hacer brillar la luz del evangelio en toda instancia de gobierno y demás instituciones públicas o privadas.
¿Acaso no ha orado la iglesia para tener participación en las desiciones de Estado? Pues, considero que este es un paso importante en un largo camino de transformaciones, en el que por cierto no estamos sólos.
El proyecto de Ley de Religión y Cultos propuesto desde el estado Bolívar, debe ser sometido al concenso de la totalidad del sacerdocio evangélico local. Participar abierta y libremente en su discusión evitará opinar en base a supuestos, y no en base a la información oportuna y veraz.
Los gobiernos pasan, el evangelio no. Si alguno teme, que sea a Dios y no a los hombres.
Carlos Sánchez, Director CCM Venezuela