María Antonia Salazar de 72 años, paciente oncológica, está rodeada de agua, se niega a salir de su casa de zinc

Ciudad Bolívar.- Llegó el Orinoco a unas 15 viviendas de la calle Los Mangos y calle Tamarindo, sector La Toma, parroquia Catedral de Ciudad Bolívar, donde la mayoría de los habitantes se niegan a salir a menos que el río no les dé más opciones o un mejor lugar para vivir.

Con olores nauseabundos, habitaciones llenas de agua, casas deshabitadas, el grave peligro que representa un poste de servicio eléctrico, donde “pega la corriente” y pone en peligro la vida de los habitantes del sector, en especial ahora que quedó metido dentro de las aguas del río.

La familia Duque Flores, con siete miembros, papá, mamá y cinco niños, el más pequeño de tres meses, fueron los primeros en desalojar su vivienda por completo, porque el río Orinoco ya ocupó todo el espacio alrededor, aun cuando el agua no ha ingresado a la residencia, pero está rodeada de agua, las plagas e insectos están a la orden del día y los niños comenzaron a enfermarse.

Mientras la familia Flores, también con siete integrantes; tres niños de 2 años, 6 años y 11 años, cuatro adultos, dos de los cuales son abuelos de más de 70 años, permanecen en su vivienda, la cual tiene las tres habitaciones y todo el patio lleno de agua, ya los pequeños y la señora de 74 años fueron mudadas al lado, presentaban fiebre y gripe, el resto del grupo familiar permanece en la vivienda, ya que a la cocina, el comedor y la sala, no ha llegado el río, por lo que allí mantienen los enseres.

Piden fumigación urgente

Habitantes del sector expresaron que hay mucha plaga, culebra, sapos, ranas y muchas clases de insectos, que por las noches en medio de la oscuridad se incrementan, son muchos los niños y adultos mayores que tienen fiebre y gripe, “el agua está hedionda porque es del río y no fluye, sino que colapsa los drenajes y se une a las aguas negras, comentan los vecinos.

“Solicitamos a los órganos de salud y a los entes responsables de fumigar, para que traigan una jornada de fumigación, para prevenir la malaria, el dengue, pedimos a la gobernación y a la alcaldía para que por favor nos asista, es importante cuidar la salud de los niños del sector, así como de los abuelos, ya es suficiente con la inundación, como para también enfermarnos”, dijo una habitante de la comunidad que no se quiso identificar.

¿Por qué no se mudan?

“Vivimos aquí en el sector por más de treinta años, aquí estamos bajo nuestra voluntad, hemos recibido atención cada vez que nos inundamos, de los 33 años que tengo viviendo aquí, he sufrido durante 20 años inundaciones, sin embargo no quiero mudarme de acá, aquí cuento con los servicios básicos, agua, luz y bueno, estoy aquí por mi propia voluntad, al igual que mi familia”, expresó Mirian Carvajal.

La señora Carvajal recordó que en la inundación del años 2018, su vivienda quedó más de la mitad bajo el río, “como el río crece paulatinamente, esperamos hasta cierto nivel para retirarnos”, explicó.

Muchos de los habitantes de La Toma, no tienen para dónde irse, además su familia está allí mismo en el sector, todos viven cerca y por ende todos están en situación de riesgo.

Vivimos en la zona del río

Algunas personas usan la expresión “los ríos vuelven a sus cauces” sin embargo las familias que viven en La Toma, ocupan un espacio, que en épocas pasadas, eran del Orinoco, por ello en la temporada de creciente, este busca su cauce, siendo esta zona vulnerable.

En el 2018, última creciente del Orinoco, que llegó a 18,30 metros sobre el nivel del mar, el agua cubrió totalmente muchas de las viviendas, llegó hasta el techo en algunas de las casas en otras las tapó por completo sin embargo estos habitantes que en su mayoría son familia pues se niegan a irse a menos que vayan a una vivienda propia sin embargo saben que por la situación país eso hoy no será posible.

Paciente oncológica septuagenaria

La vivienda de zinc de la abuela María Antonia Salazar de 72 años, paciente oncológica, está rodeada por completo de agua, y ella se niega a salir de allí, a menos que vaya a una casa propia, “ya yo estoy muy mayor, no puedo ni producir ni hacer nada, voy a molestar a otra casa, mejor me quedó en la mía a la buena de Dios”

Señora Salazar vive allí con sus hijos y nietos, quienes han intentado persuadirla para que se vaya a la casa de una de sus hijas que vive en el mismo sector, calle Los Mangos, sin embargo ella de niega, alega que no quiere molestar, así que todos permanecen en la humilde vivienda de zinc, justo frente al poste de electricidad, por cierto un llamado a Corpoelec para que se acerque al sector y evitar una tragedia,

En la calle Tamarindo nos encontramos la familia Álvarez, son tres personas adultas quienes comentaron su experiencia en el 2018, cuando la familia se tuvo que mudar a casa de otros familiares un poco más retirado porque su vivienda quedó totalmente cubierta por el agua, estos tienen al río en todo el patio y explican que diariamente se acerca más.

Jornada de gas

Aparte de la creciente del río y amenaza perenne de inundación para algunos e inundación para otros, se le suma el hecho de carecer del importante y necesario gas doméstico, más aún en está situación.

Desde hace más de seis meses vecinos del sector no han logrado un operativo de gas y el tema del río Orinoco en la mayoría de los patios, expresaron: “es imposible obtener leña y menos hacer un fogón, porque dentro de las casas no lo podemos hacer, estamos en una situación bastante compleja, agradecemos a Bolívar Gas que se avecine y nos apoye, para comprar el gas doméstico”, dijo Ronnelis Flores.

Al unísono habitantes de La Toma solicitaron a los organismos competentes un operativo de gas urgente, porque cada vez es peor la situación porque los costos son imposibles.

La demanda de las familias es atención médica, están conscientes de los riesgos, sin embargo solicitan una jornada de salud para evitar la propagación de enfermedades, «aún cuando sabemos que existe una pandemia que afecta la salud en el mundo, esperamos que haya prioridad para atendernos, evitar el dengue, paludismo, gripes, fiebres, necesitamos la asistencia», concluyeron expresando confiar en Dios que el río no crecerá más.

IMP/CNP24375.