Los estudiosos sobre el tema del egocentrismo o las diferentes variaciones del ego conocen muy bien sus caracteristicas y las consecuencias que traen a su portador(a) y a las personas involucradas con este(a). La política es el circo favorito de un egocéntrico. Todo politico anhela ser dueño del circo y que payasos y maromeros entretengan al público al son de su mandato. El ego ama mandar, no dirigir. Ser el centro de atención es su fin máximo. No importa como sea, lo importante es estar con la mayor cantidad de luces (atención) enfocadas hacia su persona. Desafortunadamente para miles de millones en la política predominan los ególatras sin orgullo. Eston son los mas básicos, primitivos y dañinos de todos, en la mayoría de los casos narcisistas patológicos. Han perdido toda capacidad de discernimiento y llamar la atención es la felicidad absoluta para este tipo de enfermos mentales. Carecen total y absolutamente de amor propio y ni siquiera orgullo les queda. No les preocupa cual será su legado, viven por la fama, el dinero y el poder, nada mas importa. No les perturba en absoluto lo que los libros de historia plasmaran en sus páginas sobre su gentión y su obra. Son expertos en apariencia. Aparentar es una herramienta fundamental de estos personajes. Aparentan ser inteligentes. Aparentan ser sabios citando frases y palabras de personas que si lo fueron. Aparentan tener criterio propio pero jamás iran en contra de sus doctrinas porque para eso se requiere ser un «libre pensador» además de ser adictos a la aprobación de los demás. El ego detesta la critica por lo que intentarán por todos los medios complacer a la mayor cantidad de personas posibles con sus palabras, generalmente mintiendo y manipulando. Es la satisfacción del ego su alfa y su omega.
Desde el punto de vista espiritual el ego es «el espíritu de separación». Separa al individuo de su escencia álmica y lo adhiere a la forma mas basica del mundo material. Pero volviendo al tema central, ¡¿Que sabe un político de almas?!!
El ego no es empático, carece de la capacidad de ponerse en el lugar del otro. El político egocentrico o narcisista sabe lo que es políticamente correcto por aprendizaje y a eso se apega, lo hace ver como empatía para los receptores no entrenados que inocentemente creen que sus intenciones son sanas. Siempre decepcionaran a quienes crean en ellos inevitablemente pero esto no es problema para ellos, la fama, el dinero y el poder son su unico fin y para ellos ese es el éxito. El egocéntrico no reconoce errores porque al carecer de una consciencia desarrollada se cree perfecto, su ego le miente y éste(a) le cree ciegamente, su ego le ordena y obedecera sin reparos, la culpa o responsabilidad de sus fracasos siempre será de otro.
Todos los políticos hablan de libertad. La «libertad» es la bandera mas pisoteada de la história por cuanto personaje ha pretendido llegar al poder. Ciegos prisioneros de sus egos hablando de libertad, es la ironía constante presente en la política. Aquellos esclavos de su ego y de sus ambiciones ofreciendo libertad.
-«Todas las cosas son ya dichas pero hay que volverlas a repetir siempre!», escribió André Gilde. -«Pobre del hombre que crea en otro hombre!» dijo el Maestro Jesús de Nazareth.
Despertar la consciencia es el camino a la libertad real.
Después de una crisis política el no despierto tomaŕa como aprendizaje «estos son malos y los otros son buenos». En realidad todas las corrientes generalizando en izquierdas y derechas son potencialmente «diestras y siniestras» porque están conducidas por humanos y sujetas a su naturaleza. El que deteste la mentira y la manipulación inevitablemente comprenderá que es un error creer en líderes, en partidos, en doctrinas, filosofías o dogmas que no permiten pensar libremente y que no fomenten la liberación del ego y de la consciencia como camino a la libertad real y trascendente.
El placer de saberse libre es indescriptible. Intentarlo vale la pena. «La verdad os hará libres!», aceptemos solo la verdad. ¡Seamos LIBRES!
A.D.N.B.