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CANAIMA: Deidad enloquecedora. Por Américo Fernández

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Según la leyenda aborigen, Canaima es una deidad enloquecedora que, alienta las furias de la Naturaleza y es capaz de adquirir cualquier apariencia para lograr sus fines demoníacos, Pero existe otra Canaima, tal  vez la de Cajuña  a donde diariamente llega el hombre para comulgar coa la Naturaleza. Es la Canaima de Gustavo Hemni, la de Rafael Lezama, la de Jimmie Ángel o la de Rudi Trufino, la de Renny Ottolina, la de Alfredo Boulton, la de los Hermanos Jiménez, la de Otto Shcheafli y la de todos los que luego de pasar por allí, se la ofrecen al transeúnte para que se detenga a reflexionar sobre la existencia de algo superior,  porque Cajuña es algo sobrenatural, es la obra de alguien que no está sobre la tierra sino sobre un escenario perenne de amor espiritual.

Canaima es parte de la Gran Sabana y del Parque Nacional (3 sillones de hectáreas) que lleva su nombre.

Este  parque es uno de los más grandes del mundo desde el 12 de junio de 1962 cuando fue decretado como tal. Está situado a 600 kilómetros, extremo sur oriental de Ciudad Bolívar. Su paisaje es  variado y sugestivo, valles, tepuyes, morichales, cascadas, ríos y arroyos que drenan. en el torrentoso Caroní de  inconmensurable fuerza hidráulica. El Parque Canaima, en fin, está cubierto por  infinita variedad de árboles y arbustos, orquídeas y bromelias que constituyen el habitat ideal del jaguar, el puma, la pereza, el tapir, el chigüire, el tucán y otra gran diversidad de animales.

Hoturvensa habia establecido allí ua campamento de 58 cabañas que facilita la-estada del turista luego de una travesía aérea desde Maiquetía y Puerto Ordaz ei faderaos jet, aerotaxis o avionetas privadas. La pista  asfaltada es inmensa y el clima muy fresco. Más de sesenta indios Pemón prestan servicio en. el campamento, otros venden artesanía y la mayoría, distante de su caserío, siembra y vende sus productos a los turistas de Ucaima,l Auyástepuy,  Kcraira,  Irutecui, Ciaata-tepui y el ‘Akopas-tepui que parecen, ser los vigilantes eternos de este paraíso de luz, fronda y un silencio extraño que ha aprendido a convivir con el sonido del  agua.      

Desde cualquier parte del planeta llegas aquí turistas con gasas de no irse jamás, pero quienes controlan y ofreces la comodidad del espectáculo tienen leyes que apaciguan el deseo, de maneta que el retorno a que son obligados sólo es vencido circunstancialmente por       d algún accidente. Entonces es cuando mineros que sondea y explotas piedras preciosas por los alrededores exclaman «Se lo tragó Canaima», tal vez aludiendo a la leyenda de la deidad maléfica de la selva. Recordemos el caso  de Carlos Enrique Cisnero, antes el de una francesita que rodó por la cascada y el de un guardia nacional de los pocos diseminados que van de aquí persiguiendo indocumentados hasta la raya de la frontera. Canaima es sumamente agradable, pero de vez     en cuando también es trágica. Los diez Hermanos Jiménez    que desde hace quince años guían a los turistas hasta     el pie del «Salto Churusaerú” que se desprende de la Montaña del Diablo atribuye» los accidentes trágicos  a la imprudencia y excitación que despierta en el turista  las Orquídea,  los Saltos de Yuri y en fin el paisaje total  cuidado por su habitante natural, el Pemón.   De acuerdo al último censo, 450 indios Pemón habitan el lugar.  Ellos descienden del gran pueblo Caribe, al. que pertenecen también los kariñas, los panares, mapoyos, maquiritares, los  Yekuanas y los Chicanos. De vez en cuando algún minero de los alrededores se llega a pie hasta Canaima para disfrutar el paisaje. Tal es el caso de George H. Lekuy,      61 años de edad, 50 de los cuales en Venezuela y 25 en       un campamento que estableció a 35 kilómetros de Canaima, una meseta de mil metros sobre el nivel del mar. Canaima está a 400. Leky junto  6 indios  explotaban allí una mina diamantífera superficial. Canaima es más frecuentada en Semana Santa, Carnaval y durante las vacaciones estudiantiles. Alrededor de 50 mil personas pasan por allí anualmente dejando por servicio y consumo unos 30 millones de bolívares. (AF)