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Calma en la tormenta. Por Claudio Zamora

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El ritmo de montaña rusa en el cual hemos vivido los últimos años nos lleva a sospechar de cualquier periodo de calma, para los antiguos marineros no significaba buenos presagios, al no haber vientos la embarcación se detenía y comenzaban a consumirse el agua y las provisiones con el riesgo de agotarse en altamar. Esta semana que culmina fueron pocas las noticias relevantes en el ámbito político, policial o económico, salvo los refritos de El Koki, Los impuestos a las transacciones en dólares o los pactos secretos entre los dos toletes de ese cascarón vacío que es AD, no hubo mucho que comentar, pero no olvidemos que la maquinaria de propaganda del régimen es la única que medianamente existe para divulgar cualquier noticia, aquí en Venezuela no existe lo que en términos formales podemos llamar medios de prensa. No hay la posibilidad de hace unos años de visitar un local donde comprar periódicos y revistas para mantenerse informado, tampoco variados canales de televisión para apreciar los diferentes puntos de vista en el acontecer, emisoras de radio con programas candentes y desafiantes al sistema, mucho menos. Todos los medios que existen en Venezuela están en mayor o menor medida sometidos a la tutela del gobierno, unos porque fueron expropiados forzosamente y sin formula de juicio, en palabras más llanas, robados a sus dueños por el sólo pecado de ser opositores ergo sum El Nacional; otros por ser extorsionados para su supervivencia con la no renovación de los permisos, el suministro o autorización para importar el papel, la concesión de la señal etc. Y así los más cómplices con la compra de las pautas publicitarias que les permiten sobrevivir económicamente sin grandes sobresaltos sólo dando noticias positivas y fantasiosas a gusto del gobierno. Ni siquiera existe la posibilidad de canales internacionales de noticias, El Ruso RT y el bodrio de Telesur son los reyes de la parrilla por lo que no existen alternativas. Pero del otro lado hay toda una estructura gigantesca de empleados al servicio del gobierno atacando el área más eficiente para reproducir mensajes como son las redes sociales, la llamada guerrilla comunicacional no es más que un ejército de empleados al servicio del gobierno que de manera fija (en oficinas destinadas al efecto) o de manera eventual desde su casa o como actividad complementaria desde una pc, Tablet o celular cumplen una labor difusora de las pautas ordenadas por el aparato estatal. Esta semana pusieron a rodar una noticia sensacionalista de la ubicación en la Guaria de un cadáver de un niño al cual le habían extirpado la mayoría de sus órganos, noticia que luego de posesionada en los extremos más altos de difusión, el mismo gobierno se encargó de desmentir. No importó las innumerables explicaciones que hasta el cansancio han dado nuestros profesionales de la salud acerca de los estrictos protocolos para el trasplante de órganos, que el robo de los mismos no es de la simpleza de una destripamiento de un pollo para el almuerzo, que los principales órganos como riñones, hígados, corazones, corneas etc, tienen una vida útil fuera del cuerpo humano muy limitada, que no poseen ninguna utilidad en un frasco alcoholado y que si no existe estricta compatibilidad entre donante y receptor no serviría en nada, sino se realizan los exámenes de sangre, hepatitis, hiv, coagulación y decenas más, que la leyenda urbana que de cuando en vez echa a rodar el maquiavélico equipo de propaganda, es sólo un refrito distraccionista que persigue mantener la expectativa del grueso de la gente que no tiene acceso a otras alternativas noticiosas que los potes de humo que detona el gobierno cuando no hay nada relevante en la primera página, no hay ninguna versión criolla de Jack el Destripador más que Nicolás El Verdugo que ha condenado a la fuga por hambre de más 6 millones de compatriotas y tiene otros millones sobreviviendo al extremo en el país, este no te saca las tripas, te las seca del hambre y la inanición. Seguiremos conversando. [email protected]