Ariadna García @ariadnalimon
Una encuesta elaborada por Conindustria para medir la actividad en el segundo trimestre de este año revela que con la cantidad actual de pedidos la mayoría de las empresas solo tendría garantizado alrededor de mes y medio de trabajo. En el caso de las pymes, un 23 % manifiesta tener asegurado cero días de trabajo con su actual cartera de pedidos.
Caracas. La utilización de la capacidad instalada de las industrias ni aumenta ni disminuye, se ha estancado alrededor de 20 % en los últimos tres años. Sin embargo, en el segundo trimestre de 2021 las industrias registran una mejora en el volumen de ventas y también en pedidos, con la excepción de la pequeña y mediana empresa (pyme), que es una de las fracciones más afectadas del sector, debido a la crisis económica del país y al impacto de la pandemia de coronavirus.
La Encuesta cualitativa de coyuntura industrial II trimestre 2021, elaborada por la Confederación de Industriales Venezolanos (Conindustria), revela que 53 % de las empresas encuestadas afirma haber experimentado un aumento en la variación del volumen de sus ventas en comparación con el mismo trimestre del año pasado. A diferencia de las pyme, donde un 67 % considera que las ventas disminuyeron y solo 29 % dijo que aumentaron.
El presidente de Conindustria, Luigi Pisella, indicó que la pequeña industria es la que necesita más apoyo y la que más ha resultado afectada con el esquema 7+7, que, debido a la pandemia, establece una semana de cuarentena intermitente, lo que genera cierre de empresas no priorizadas, suspensión de vuelos comerciales y también limitaciones al transporte terrestre. Todo ello afecta a los distintos sectores, argumentó el vocero.
Las proyecciones de ventas para el próximo trimestre se mantienen positivas. 54 % de las empresas estima que aumentará su nivel de ventas en el próximo trimestre, y apenas 13 % considera que disminuirán. No obstante, la mayoría percibe que la situación económica del país será peor en el resto del año, y solo 22 % de los encuestados considera que mejorará.
Venezuela, que suma siete años de contracción económica y más de tres años en hiperinflación, se ha convertido en uno de los países más pobres de la región, y las industrias han reducido su tamaño. La pandemia, que provocó una crisis económica global en 2020, profundizó los problemas que ya existían, lo que requiere de mayores esfuerzos para rescatar a las pymes y brindar asistencia a grupos vulnerables.
El Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA) ofreció el mes pasado una hoja de ruta para la recuperación de las pymes en la pospandemia, en la que señala que las debilidades de las empresas ya estaban antes de la llegada del coronavirus, por lo que se precisan medidas de fondo que aborden el avance de la informalidad, la transformación digital y el acceso a financiamiento.
SELA maneja que entre los sectores más impactados por la pandemia están: servicios de turismo, hoteles y restaurantes, industria cultural tradicional, comercio, reparación de bienes, transporte, moda, industria de vehículos y autopartes. Un impacto moderado lo registran en agricultura, ganadería, pesca, producción de alimentos para el mercado interno, insumos y equipamiento médico, medicamentos, telecomunicaciones y envases.
La industria local de alimentos y la química y farmacéutica son las que muestran una mayor utilización de su capacidad instalada en lo que va de año, alrededor de 24 %. El sector farmacéutico ha registrado un aumento en sus ventas debido a la demanda de insumos para atender el covid.
Un 45 % de las empresas consultadas dice que se incrementó la cartera de pedidos en comparación con el mismo trimestre de 2020. “Es lógico, porque el año anterior estábamos en plena pandemia. Son noticias positivas, que nos invitan a mantenernos en esa misma tendencia”, dice Pisella. No obstante, con el nivel de pedidos actual la mayoría de las industrias solo tendría garantizado alrededor de mes y medio de trabajo y, en el caso de las pymes, un 23 % manifiesta tener asegurado cero días de trabajo con su actual cartera de pedidos.
Las inversiones se mantienen destinadas a asuntos operativos. 94 % señaló que solo invirtió en mantenimiento de equipos e inventarios. Las inversiones no van dirigidas a elevar la producción o en tecnología. La mayoría también piensa invertir en el futuro en el desarrollo de nuevos productos o en mejorar los existentes, pero no hay capital para nuevas marcas, ni para investigación. De hecho, 71 % considera que no habrá contratación de nuevo personal.
A pesar de que el sector manifiesta que hubo una disminución en la fuga de talentos, 61 % de las industrias señaló que experimentó una reducción en su nivel de empleo, sobre todo en la pequeña empresa. “Desde Conindustria haremos todos los esfuerzos para tratar de revertir esto. No se trata solo de recuperar la fuente de empleo, sino también el poder adquisitivo”, indicó el vocero.
Las remuneraciones mejoraron con respecto al primer trimestre. En promedio, la gran empresa paga unos 104 dólares al mes, la mediana empresa $96 y las pymes $72. Los sueldos de los gerentes se elevan a entre $400 y $600, mientras que el personal profesional y técnico a $190 y $245.
Entre los cinco aspectos que más afectan al sector están: baja demanda nacional, escasez de combustibles para el transporte y otras operaciones, competencia de productos importados, excesivos tributos fiscales o parafiscales y precariedad de los servicios públicos.
Las exportaciones son poco significativas para el sector. Apenas una de cada 10 industrias logró exportar, lo que genera expectativas negativas, pues 88 % dice que a futuro las exportaciones serán iguales o se mantendrán como hasta ahora. “Hay que hacer esfuerzos para tener mejoras en los servicios públicos y combustibles, para ser más efectivos y poder competir con industrias a nivel mundial”, dijo el presidente del gremio.
En este momento las compras del Estado no son representativas para el sector. El Gobierno impulsa un plan de calzado y útiles escolares para el próximo año escolar, sin embargo, Pisella señaló que todavía en los programas de alimentos predomina la presencia de marcas importadas y, en cuanto textil y calzado, la incidencia no es notoria.