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Cambios para cambiar | por Américo De Grazia

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«El cambio es ley de vida.
Cualquiera que sólo mire al pasado o al presente, se perderá el futuro».
John  Fitzgerald Kennedy.

Upata, 08 de enero de 2024.

Américo De Grazia.

Guayana Libre fue producto de un balance a modo de inventario, donde debatimos abierta y descarnadamente los aciertos y desaciertos que hemos tenidos como demócratas, en esta larga y tormentosa épica de enfrentar a la banda criminal que  ocupa el poder en Venezuela desde hace más de dos décadas. Junto al cuestionamiento nos propusimos presentar opciones diferentes a las ejecutadas y las aún en desarrollo.
Decimos desde hace bastante, que no es suficiente sustituir los actores, sino que se hace indispensable, cambiar el modelo, construir activamente un cambio transversal, profundo, que rompa el paradigma presente hasta lograr su irreversibilidad con elecciones universales, directa y secreta de los 3 clásicos poderes públicos: ejecutivo, legislativo y judicial.
Esto implica entre muchas cosas,  recuperar la autonomía de los poderes, del estado de derecho… más institucionalidad y menos caudillismo.
Los representantes de estos poderes, deben ejercer un tiempo finito en sus cargos, con una fecha de caducidad de sus labores, responsabilidades y autoridad fijada, sin posibilidad de postergar su salida. Solo así erradicaremos la cultura de enquistarse; habría períodos de sustitución obligatorio, y, elección en tiempo, espacio y condiciones distintas.
Se deben acabar las mega elecciones y las normalización de saltarse las fechas, adelantando o atrasándolas a conveniencia de las partes. Ante el abuso sistemático del poder, en especial de los ejecutivos, se debe prohibir la reelección inmediata de los cargos ocupados; de esta manera,  tendríamos mayor fortaleza institucional, con un plan de nación democrático, constitucional… no de libretos teatrales maquillados, ni de sueños de caudillos; tendríamos propósitos y objetivos centrados en el desarrollo del pais y no, en los deseos de poder arrogantes de líderes mesiánicos o  basados en las glorias imaginarias narcisistas del ego de turno. Así podríamos elegir los tres (3) poderes en cuatro (4) eventos electorales diferentes en tiempos y espacios no coincidentes; presidente y diputados de la AN por un periodo 5 años, el primer domingo de diciembre; gobernadores y senadores de la AN, estos últimos como representantes de la descentralización y la condición bicameral de la nueva Asamblea nacional por un periodo de 4 años, electos el primer domingo de marzo. Seguidamente, los alcaldes y concejales por un ejercicio de 3 años, electos el primer domingo de junio; Y los jueces rectores del poder judicial, para un período constitucional de 7 años, electos el primer domingo de septiembre.
De esta manera, quedarían claramente separados cada uno de los poderes, libres de influencia y sumisión y las presidenciales estarían sujetas a balotaje, de no tener el porcentaje mínimo de validación electoral.
Las Asambleas Legislativas regionales, estarían compuestas por los diputados y senadores de la AN en su respectiva entidad, más los concejales presidentes de cada ayuntamiento.

Los jueces rectores, no podrían administrar justicia de modo directo; siendo entonces, los encargados de escoger por concurso a los magistrados, jueces, fiscales, defensores del pueblo,  contralores y miembros del CNE.
Este puede ser un paso preliminar para impulsar la reingeniería de la democracia en Venezuela.