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La peligrosa campaña de la izquierda en contra de los niños | por Alfonso Aguilar

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Hay que frenar el avance de esta campaña para destruir nuestros niños. Si permitimos que los jóvenes sean adoctrinados en una cosmovisión que se opone a los principios de nuestra nación y civilización, nuestros países en poco tiempo serán irreconocibles

Según dice la trillada frase, “la juventud es el futuro”. Y no es para más. Los niños y jóvenes de hoy se convertirán en los líderes de la sociedad del mañana y, a base de la ideas y costumbres que aprendan hoy, definirán cómo será el mundo venidero.

Por lo que nos deben causar gran preocupación los esfuerzos de la izquierda en estos últimos años para exponer a nuestros niños desde una edad muy temprana a imágenes y temáticas de cargado contenido sexual. Esta perversa sexualización de nuestros jóvenes se aprovecha de la inocencia de estos, para imponerles una concepción de la sexualidad humana que atenta contra la dignidad de la persona humana, los principios judeocristianos de nuestra sociedad e, incluso, la ciencia.

Una de las iniciativas más populares de la izquierda en este sentido es promover eventos para que menores de edad interactúen con hombres y mujeres travestis, como los espectáculos de “reinas drag”, en los que hombres vestidos de mujer bailan haciendo gestos sexuales o tocándose partes íntimas, y como las llamadas “horas de lectura” travestis para niños pequeños en bibliotecas públicas.

Es lamentable que cuando gobernadores y legisladores republicanos en diversos estados de EE.UU han buscado prohibir la entrada de menores de edad a estos eventos, demócratas de alto nivel se han opuesto vigorosamente. La excandidata demócrata a la gobernación de la Florida y ahora presidenta del partido demócrata en ese estado, Nikki Fried, ha dicho que “si un padre quiere llevar a sus hijos a un espectáculo travesti, eso es cosa suya. Eso es entretenimiento…”; mientras que la secretaria de justicia de Michigan, Dana Nessel, llegó a afirmar que esos espectáculos ayudan a elevar el ánimo de los niños cuando estos confrontan problemas emocionales y, bromeando, hizo un llamado para que todas las escuelas tengan su propio artista travesti en residencia.

Más aun, los demócratas a nivel estatal y federal están promoviendo agresivamente una visión radical de la sexualidad en las escuelas públicas. El presidente Biden ha propuesto cambios al Título IX de la ley federal para obligar a las escuelas en los estados a que permitan que estudiantes que son biológicamente varones, pero que se identifican como hembras, puedan entrar a los baños de niñas, menospreciando la privacidad e intimidad de las niñas y poniendo en riesgo su seguridad. Los medios han reportado ampliamente sobre casos de niñas, algunas de hasta cinco años, que han sido asaltadas sexualmente en baños en escuelas que han implantado estas políticas extremas de identidad de género.

La izquierda también busca promover la educación sexual para niños pequeños, en la que se les habla de actos sexuales de todo tipo y sobre temas relacionados a la orientación sexual de las personas, y se les dice, en pleno desafío de la biología básica, que el género no se define biológicamente, sino que es fluido y definido por las inclinaciones de cada cual. Como dijera el gobernador de Florida, Ron DeSantis, al firmar la ley de ese estado que prohíbe este tipo de educación: «Enseñar a [niños pequeños en las escuelas] que pueden ser los que ellos quieran ser [en términos de identidad de género] es ‘inapropiado’”.

Y como si esto no bastara, los demócratas también están abogando a favor de que a los menores de edad se les dé acceso a terapias hormonales y cirugías de cambio de sexo. De acuerdo con el presidente Biden, impedir que niños se sometan a estos tratamientos es “escandaloso” e “inmoral”, aunque este llamado “cuidado de salud de afirmación de género” implique alterar el desarrollo biológico natural de un niño y someter a adolescentes a mutilaciones de sus genitales. 

Cualquier persona con algo de sentido común puede ver claramente que todas estas cosas son nocivas para nuestros niños. Cabe señalar, además, que aquellos profesionales de la salud que argumentan que es saludable que a niños y adolescentes se les aliente a que se identifiquen con el género de su preferencia y no con el de su realidad biológica, se basan en evidencia científica cuestionable o patentemente falsa y en consideraciones totalmente subjetivas.

Por otra parte, es absurdo e irresponsable alegar, como hace la extrema izquierda, que las leyes que los estados republicanos han aprobado para prohibir estas políticas radicales estén motivadas por el odio y la intolerancia. Su único objetivo es proteger a nuestros niños y proteger el derecho de los padres a educarlos según sus principios.

Hay que ponerle un freno al avance de esta campaña para destruir a nuestros niños. Si permitimos que nuestros jóvenes sean masivamente adoctrinados en una cosmovisión que se opone diametralmente a los principios fundamentales de nuestras naciónes y de nuestra civilización occidental, nuestros países en poco tiempo serán irreconocibles y su futuro y supervivencia estarán en peligro.

ALFONSO AGUILAR

El autor es director político de Americano Media y exjefe de la Oficina de Ciudadanía de los Estados Unidos