“Unir, movilizar y organizar”
Democracia sindical.
Américo De Grazia
Upata, 1 de Mayo 2023
En los últimos 25 años el régimen cambió radicalmente la realidad laboral de los trabajadores venezolanos. Acabó con los sueldos y salarios, con los sindicatos y sus centrales, liquidó la libertad sindical, la representatividad, los contratos colectivos, las caja de ahorros, los HCM, el poder adquisitivo, los bonos de alimentación, de transporte, la ley de polica habitacional, la meritocracia, las prestaciones sociales, las jornadas de 8 horas laborales, el día libre y un largo etcétera. Criminalizó las protestas; judicializó los reclamos, satanizó las exigencias.
No obstante los educadores hoy están en la calle, en cualquiera de sus modalidades. Desde preescolar hasta universitarios, sean públicos o privados. Esa es una una ventaja cualitativa y cuantitativa. En cada rincón del país hay un educador, en barrios, urbanizaciones o caseríos. En cada centro electoral del país opera uno de ellos. Y obviamente son agentes de cambios en lo coyuntural y estructural. Líderes por naturaleza y el régimen lo sabe. Por eso les teme y los persigue.
Nadie duda que son la vanguardia laboral de los venezolanos en tiempos presentes. Que igual están dando la cara por ellos, por los suyos y, de igual manera por sus discípulos y representantes. Reclaman sus derechos, e igual pugnan por más y mejor calidad de vida en su sector. Gozan de legitimidad de origen y ejercicio. Encarnan el nuevo modelo de liderazgo social en el país.
Dijeron basta de populismo, no quieren migajas o limosnas, sino salarios decentes acorde con las circunstancias económicas y constitucionales. Exigen la reposición de todos los derechos que le fueron conculcados. No requieren que les regalen el pescado, ellos saben pescar. Es hora de capitalizar el trabajo, con métodos de asociación estratégica en fondos fiduciarios, que los haga socios del capital rentable del país, como metodología para que el Estado venezolano honre la monstruosa deuda contraída por el principal patrono del país con todos los trabajadores; sean docentes o no. Si otros pueden lucrarse de los dividendos generados por la gasolina de modo directo, porqué no, los venezolanos.
Todo esto debe apuntar a la conjugación de un nuevo modelo de país. Capaz de ser suficientemente incluyente para sustituir al Estado empresario por uno promotor de un sistema de productividad que conjugue armoniosamente capital, iniciativa y fuerza laboral, a propósito de empujar la pesada máquina de la productividad.
Convertir a los trabajos en una fuerza social que garantice el éxito electoral, defender la victoria, propiciar el cambio de modelo, blindar la gobernabilidad y asegurar la irreversibilidad de la democracia y sus beneficios como sistema institucional.