La precaria vida continúa en Venezuela y el gobierno de Maduro invierte dinero y tiempo para maquillar su ilusión de normalidad
Omar Lugo
Desde el béisbol profesional hasta la liberación de los llamados “narcosobrinos”; pasando por el control de la empresa Monómeros Colombo Venezolanos, el heredero de Hugo Chávez, Nicolás Maduro, fortalece su poder en Venezuela, mientras la oposición está dividida, en desbandada, debilitada y con líderes que prefieren atacarse entre sí.
Una serie de recientes evidencias y acontecimientos ilustran como el régimen autoritario de Maduro avanza en el tablero de la crisis política, económica y social que atraviesa Venezuela desde hace una década, sin perder nada a cambio y mientras el venezolano común sigue sufriendo la peor parte.
Al menos desde marzo pasado Maduro mantiene abierta una línea de comunicación y negociación directa con el gobierno del demócrata Joe Biden y hasta ahora esto le ha dado resultados claros, coincidieron varias fuentes con conocimiento del tema, consultadas por El Estímulo.
La señal más contundente de esta situación es la reciente liberación de los dos sobrinos de la esposa de Maduro, Cilia Flores, capturados en 2015, enjuiciados y condenados en Estados Unidos a 18 años de cárcel bajo cargos de narcotráfico.
Los dos hombres fueron canjeados por siete ejecutivos de la petrolera Citgo, la filial propiedad de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) que hasta ahora es administrada por el llamado “gobierno interino”, como se llamó a la gestión del diputado Juan Guaidó, uno de los líderes opositores, y quien desde 2019 es reconocido como supuesto “presidente encargado” de Venezuela hasta tanto haya elecciones libres, competitivas y aceptadas internamente y entre los gobiernos democráticos occidentales.
«La liberación ratifica que la oposición está muy mal, muy débil. Recuerda que el régimen quebró el espinazo a la oposición política y a la sociedad civil. En ese contexto es que se están dando las negociaciones que, como sabemos, son directas entre EEUU y el régimen», señaló Ramón Muchacho, un ex alcalde del municipio Chacao en el exilio tras ser condenado por el chavismo por no frenar las protestas civiles en su municipio en 2017.
«La oposición no tiene la fuerza de obligar el régimen a negociar… ¿Por qué el régimen, Maduro, negociaría algo con la oposición, si está absolutamente aplastada… ¿Qué le va a pedir a la oposición que no tenga ya?», dijo.
«Maduro no necesita nada de la oposición, con quien quiere negociar y le interesa negociar es con los norteamericanos que son los dueños de las sanciones y nosotros como oposición dependemos en realidad de la comunidad internacional y de Estados Unidos. No tenemos la fuerza. Si Estados Unidos va a buscar a sus rehenes y va a rescatarlos, ¿qué podemos hacer? La oposición no estaba ni informada», dijo.
Coincide con otras apreciaciones de que el entorno internacional respecto a Venezuela cambió por completo, especialmente en el gobierno de Estados Unidos.
«La liberación nos habla de ese cambio, ratifica que la oposición es un espectador del proceso porque nos borraron, nos quebraron, nos metieron presos, nos mandaron al exilio, nos persiguieron y atormentaron y ya está», dice.
Como con Muchacho, dentro del país se ha establecido «la desesperanza, el desarraigo, el exilio y el conformismo», según estudios de opinión de especialistas en opinión pública.
El colapso, la desconfianza y la fragmentación (política y social) han debilitando al venezolano común «ocasionando miedo al cambio, falta de voluntad política, de responsabilidad cívica y una gran crisis ética», como encuentra el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Andrés Bello (Ucab).
Contra ese entorno negativo debe luchar una oposición, ya sea de los partidos políticos y de la sociedad civil organizada, que no encuentra líderes a la altura y además enfrenta los embates de la hegemonía comunicacional del autoritario régimen chavista.
El desafecto Guaidó
Guaidó todavía es reconocido como líder de la oposición por Estados Unidos y por medio centenar de países, pero su posición nunca fue de poder real práctico. Su figura se ha ido destiñendo con el tiempo, aunque todavía es uno de los líderes opositores con mayor respaldo, según algunas encuestas.
Pese a las amenazas constantes de ser encarcelado, la zozobra, los ataques desde el chavismo y desde la oposición, Guaidó se ha mantenido activo. Incluso, es uno de los precandidatos a unas hipotéticas elecciones primarias de donde saldría un candidato opositor supuestamente ya preparado y apoyado para enfrenar a Maduro.
Pero esa postulación alimentó las divisiones en la oposición que no es capaz de plantearle una sola cara al chavismo.
“Ese es un error de Guaidó haberse lanzado como candidato a las primarias, sabiendo que el chavismo nunca lo aceptaría como candidato opositor”, comentó bajo condición de anonimato una fuente que estuvo cercana al bloque opositor.
Algunos conocedores vinculados a los gobiernos europeos señalan que fue un error en cadena el haberse sumado a comienzos de 2019 a reconocer a Guaidó como supuesto presidente encargado de Venezuela, siguiendo la seña de Estados Unidos cuando era gobernado por el radical ultra derechista Donald Trump.
Las conversaciones entre los chavistas de Maduro y sus adversarios se llevaron a cabo o se llevan en varios frentes: en el político, con la búsqueda desesperada de reconocimiento internacional por parte de Maduro; en el petrolero, tratando de que Venezuela se reincorpore al mercado energético formal internacional, aunque sea con una producción marginal; en el político electoral, con el fracasado diálogo en México entre el gobierno de Maduro y los representantes del llamado G4, los cuatro partidos de la primera división opositora, todos enfrentados entre sí: Primero Justicia, Acción Democrática, Voluntad Popular y Un Nuevo tiempo.
La decisión de intercambiar prisioneros entre EEUU y el régimen de Maduro fue vista con desagrado por Guaidó y su entorno, pero entendieron que se trató de una decisión interna del gobierno de Biden, confió una fuente con conocimiento del caso.
Duro en el estómago
Las limitadas conversaciones entre el régimen y el grupo de Guaidó se han mantenido en torno a la llamada Mesa Social, del acuerdo suscrito hace un año cuando se decidió regresar a México, dijo una fuente.
En este tablero se plantea desbloquear un dinero de Venezuela para que vaya a programas sociales, como el Programa Mundial de Alimentos de la ONU.
“Pero falta que el régimen termine de aceptar que el dinero sea administrado por la ONU, no por ellos (los chavistas), pero al final se va a beneficiar es la gente”, dijo una de las fuentes.
Esta negociación está muy lejos de la pretensión maximalista inicial de la oposición que encabeza Guaidó y de sus aliados internacionales, que reclamaban la salida de Maduro y elecciones libres, con participación de los partidos políticos y sus dirigentes históricos hoy inhabilitados.
Pero para el impopular gobierno chavista ceder a esa posibilidad electoral hubiera significado tener que entregar el poder, algo para ellos muy costoso y además innecesario.
Este lunes un informe de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO, ratificó que Venezuela es uno de los 45 países del mundo y uno de los dos de América y el Caribe (el otro es Haití) que necesita asistencia humanitaria en alimentos debido a una generalizada falta de acceso a la comida.
La FAO incluye a Venezuela en la lista de países donde la mayoría de la población se considera «incapaz de adquirir alimentos en los mercados locales, debido a sus ingresos muy bajos, a los altos precios de los alimentos, o la imposibilidad de circular dentro del país».
El informe también toma en cuenta la situación de los venezolanos en el exterior, un problema regional que afecta a naciones vecinas que ya tienen sus propias condiciones precarias de economía, infraestructura y servicios.
Ese problema es uno de los principales y ya acaso el único acicate para la búsqueda de una solución internacional a la incómoda Venezuela.
El número de refugiados y migrantes en países de destino en necesidad de asistencia se proyecta en 3,5 millones en 2022, señala el informe de la FAO citando a la Plataforma de Coordinación para Refugiados y Migrantes por Venezuela (R4V).
El número total de migrantes y refugiados venezolanos se calcula en 6,8 millones, con la más alta población localizada en Colombia (2,48 millones), Perú (1,29 millones), Ecuador (502.000), Chile (448.000) y Brasil 358.000.
Cerca de un millón de estos venezolanos están en países fuera de América y otros 700.000 están repartidos en varios de América Latina y El Caribe, “como resultado de una severa y prolongada crisis macroeconómica”, advierte el informe.
“La creciente inflación de los alimentos en los países de acogida probablemente exacerbará la vulnerabilidad de los hogares y limitará su acceso a los alimentos”, advierte.
El tema Venezuela amenaza con convertirse en parte del paisaje latinoamericano, en un orden de cosas prolongado y sin salida como ha ocurrido con Cuba desde hace más de 60 años. Este es uno de los escenarios más probables en las condiciones actuales, según algunas firmes evidencias.
Esta semana en un encuentro con el presiente colombiano, Gustavo Petro, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, dio más muestras de la política menos directa de su país con respecto a una salida a la crisis venezolana.
Insistió en la necesidad de que se reestablezca el diálogo entre el gobierno de Maduro y la Plataforma Unitaria, algo necesario «para que los venezolanos no sientan que deben dejar su país» y para que los que se han ido puedan regresar.
“Es la mejor manera en que podemos seguir trabajando en pro de una Venezuela próspera y democrática».
Antony Blinken
“Nuestra esperanza es que el régimen de Maduro y la Plataforma Unitaria puedan llevar adelante un diálogo que lleve a las condiciones necesarias para tener elecciones libres e imparciales para restaurar la democracia en Venezuela, para que puedan volver a tener el apoyo de la comunidad internacional y tener un contexto mejor para los venezolanos”, destacó Blinken.
Una negociación ausente
Entonces, el gran desafío es cómo hacer para que las discusiones entre opositores y el gobierno se centren en atender esa y otras tragedias sociales de los venezolanos, aquejados además por una crisis estructural de energía, con escasez de todos los combustibles, desde gas natural hasta diésel y gasolina, además de electricidad y agua.
Uno de los negociadores clave por el lado de la oposición es el exalcalde Gerardo Blyde, pero este hombre vinculado al partido Primero Justicia está cansado del proceso y acusa problemas de salud, por lo que está ansioso por delegar la coordinación, según confiaron algunas fuentes.
El acuerdo de Biden y Maduro nos dice que la negociación de México no estaba funcionando, señala el abogado José Ignacio Hernández, un exprocurador de la gestión de Guaidó frente al gobierno de Estados Unidos que terminó perseguido junto a su familia por el régimen de Maduro y después se convirtió en un paria de la oposición por sus críticas a los partidos disidentes y a su gestión.
«Esa mesa no avanza porque Maduro no está interesado en la negociación y además porque la entropía, desordene improvisación del lado de la Plataforma Unitaria es tal que esmuy difícil que haya alguna posición mas o menos única para negociar», advierte.
José Ignacio Hernández
«En resumen, hay quien dice que esto (el intercambio de prisioneros) es un indicio de que las negociaciones sirven, pero creo todo lo contrario. Es un indicio de que no están funcionando. Estados Unidos tuvo que tomaruna decisión basada exclusivamente en su política interna sin que se haya logrado nada para Venezuela», dijo Hernández.
«EEUU continuará apoyado la transición en Venezuela en la medida en que la mesa de negociación y la oposición funcionen. Pero yo en lo particular no tengo ninguna esperanza de que la mesa funcioneporque Maduro no tiene ningún incentivo para sentarse con la Plataforma Unitaria. Ya tiene línea directa con Biden. En pocos meses va a recuperar el control de los activos (en el exterior, como Citgo) porque se acaba el gobierno interino y la Plataforma Unitaria parece que está afrontando severos problemas de coordinación entreotros por las primarias», explicó.
Mientras tanto, la precaria vida continúa en Venezuela y el gobierno de Maduro invierte dinero y tiempo para maquillar su ilusión de normalidad.
Ya decretó el inicio anticipado de la Navidad a partir de octubre y por estos días comenzará la temporada de béisbol profesional. Este año los equipos del gobierno chavista, Tigres de Aragua y Navegantes del Magallanes, incluso podrán contar con peloteros de las Grandes Ligas, algo hasta ahora impedido por las sanciones de Washington.
«Tigres de Aragua y Navegantes del Magallanes recibieron la licencia por parte de la Oficina de Control de Bienes Extranjeros del gobierno de Estados Unidos (OFAC)», indicó la Liga Venezolana de Béisbol Profesional (LVBP) en Twitter.
El Estimulo