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Ajustes de Cuenta. Por Claudio Zamora

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Cada grupo mafioso ha perfeccionado la forma en la cual cobran venganza por las felonías o traiciones, sobre esas modalidades nos hemos documentado suficientemente en el cine y hemos visto en cientos de películas la mafia Siciliana, La Rusa, China y la vernácula porque la sentimos como nuestra, como lo es la Colombiana y la Mexicana. Pablo Escobar, quizás una de las mentes más maquiavélicas y criminales que haya existido impuso la filosofía, que la muerte del enemigo parecía más un premio que una venganza, razón por la que aplico la eliminación del círculo íntimo y familiar de la víctima, mientras más cercano y querido era un familiar, allí reposaría el plomo de la venganza, siempre acompañado por pruebas de tortura y sufrimiento. Existen testimonios que la organización criminal que gobierna el país se dividió las áreas donde explotarían sus ganancias, como en las grandes metrópolis la distribución de drogas, armas, prostitución y juegos se encuentra bajo el control de varias organizaciones, las cuales no se obstaculizan ni estorban, cada cual conoce su área de influencia y sus límites territoriales, los capos mayores están claramente identificados por el Departamento de Estado de los gringos por los cuales incluso existe recompensas sustanciosas, hacia abajo existe todo un tinglado que son secretos a voces y la mayoría lo integran personas con poder político o militar. El país se encuentra militarizado por los cuatro costados, todas las carreteras están invadidas por fuerzas militares y policiales, algunas por fuerzas irregulares los cuales controlan todo lo que circula por las mismas y ejercen su poder abusivo en contra de la población decente. Por sólo poner un ejemplo, el sitio donde compro mis verduras y legumbres de manera semanal debe destinar casi la mitad de su traslado para poder llegar con mercancía, en cada alcabala bajan sacos de papas, cebollas, kilos de queso y cualquier tipo de insumo para poder continuar el viaje, así cada 5 o 10 kilómetros, razón por la que el consumidor final paga en sus compras las pérdidas sufridas por el sólo delito de comerciar con comida, así con el cemento, las cabillas, cerámica etc, etc, Así que en Venezuela sólo una persona con inmenso poder puede traficar con algo prohibido, no necesita camuflarlo, tampoco ocultarlo en dobles fondos, con sólo demostrar el poder político o militar en esos retenes es suficiente credencial para pasar sin ser tocado y si va uniformado y con escolta mucho mejor. Quien se caiga con los kilos como decimos aquí, es porque alguien de su mismo contorno lo zapeo y alguien con más poder puede neutralizarlo sin pagar las consecuencias. En esta misma semana que concluye, dos alcaldes oficialistas se han visto envueltos en hechos delictivos, la primera una Alcaldesa del Estado Zulia es detenida junto con una diputada con más de 7 kilos de cocaína de alta pureza, el segundo el Alcalde de nuestra población hermana de Soledad en la otra ribera de nuestro rio padre Orinoco, este último por contrabando de combustible y se llevó arrastrado al Fiscal Superior del Estado Bolívar, a la máxima autoridad militar del pueblo y otras personas incluidas la dueña de la estación de servicio, el primero de los casos no tiene discusión por cuanto hasta que no se legalice el consumo de cocaína seguirá siendo un delito, pero el segundo para quienes estamos cercanos a las leyes, nos parece otra fantochada del gobierno, la escases de productos en un país que no produce sino hambre y miseria, ha impulsado a la promulgación de cuerpos normativos de dudosa legalidad que castigan como delitos el almacenamiento, conservación y traslado de productos tan básicos como azúcar o harina, poseer cualquier bien de consumo escaso en Venezuela, que son casi todos, pudiese ser delito a criterio del funcionario y como abogados nos ha tocado defender de privación de libertad a personas que tenían en su casa 30 sacos de cemento para una placa o 15 bultos de espagueti para llevar como despensa a un fundo. La gasolina verbigracia también es un producto estratégico y es penado su comercialización ilegal denominada por el gobierno contrabando. La cuestión es que rodaron dos cabezas de peones en este tablero y cada uno era ficha de diferente contendor. Para quienes jugamos ajedrez puede denominarse sacrificar una pieza de bajo valor, para los mafiosos es un simple ajuste de cuentas y ¿Cuándo caerá la dama o cantaremos jaque mate? A comprar cotufas que la partida apenas empieza. Seguiremos conversando. [email protected]