Por Rosmina Suárez Piña

Solmar Varela siempre quiso ser docente. Enseñar. Hacer que los alumnos entendieran lo mejor posible los temas a través de una historia.

De pequeña, agarraba las tizas que su abuelo tenía guardadas en el closet para usarlas en una simulación –y rayones por todos lados- que marcó su carrera, la docencia.

Ir al Museo de los Niños, en Caracas, la conectó con la Física, que luego se convirtió en su otra mitad en la Universidad Central de Venezuela (UCV), donde estudió Física Teórica hasta su doctorado en paralelo con su ejercicio como profesora de esa institución.

En la actualidad, Solmar Varela combina sus dos pasiones desde Ecuador: su pizarrón es el lienzo donde pinta las clases bonitas de Física en la universidad.

Pero no queda ahí, ya que contagia esas dos pasiones a través de TikTok, donde es la ProfeSolmar.

La docencia y la física

“Ir al Museo de los Niños fue como una pieza clave en mi decisión porque me encantaba, yo me ponía súper feliz cada vez que íbamos allí. Entonces creo que por allí comenzó y todo se concretó con una profesora que tuve en cuarto año del bachillerato, Luz Castellanos. Ahí dije ‘wow, creo que esto es lo que quiero hacer’”, relata Varela a Efecto Cocuyo vía Zoom.

Y en efecto, las ganas siguieron intactas hasta llegar a la UCV.

“Allí hice la licenciatura en Física Teórica, pero siempre había querido quedarme en la Universidad Central mucho tiempo, entonces también hice mi doctorado allí en paralelo dando clases como profesora”.

En la presentación de Tesis de Doctorado de Solmar en la Facultad de Ciencias de la UCV, con el tutor Ernesto Medina, y el resto del jurado evaluador.

De Venezuela a Ecuador

En 2016, Solmar obtuvo su título de doctorado en Física Teórica. Sin embargo, la situación económica en Venezuela ya golpeaba su hogar, por lo que aplicó a una vacante en una universidad de Ecuador.

Y en dos semanas tuvo que arreglar un montón de papeles y documentos porque había sido seleccionada: debía irse a otro país, aunque desde antes se había resistido a hacerlo.

Pero no todo fue tan sencillo.

Solmar nació en Ciudad Bolívar, pero creció en Caracas, donde hizo todos sus estudios. Su mamá era una madre soltera con ella y su hermana.

“Digamos que era la típica mamá venezolana, trabajando por sus hijas, que luego conoció al que es mi papá y yo creo que eso es parte fundamental de lo que yo soy ahora, porque gracias a ellos yo me mantuve estudiando”, cuenta.

Aunque era mucho el trabajo de sus padres, lo que sí tenían Solmar y su hermana –quien actualmente es bióloga- era apoyo en lo que quisieran ejercer.

“Y era muy introvertida”, dice. Todo lo contrario a lo que vemos en TikTok.

“Yo cuento esto y la gente no lo cree porque entonces yo ahorita soy todo lo contrario, pero yo siempre había sido una niñita muy introvertida, no quería jugar con los otros niñitos, siempre estaba leyendo algo, cualquier cosa, encerradita en mi cuarto estudiando”, relata entre risas.

Cuando decidió estudiar Física, sus papás la apoyaron al cien por ciento, recuerda.

“Ellos no estudiaron formalmente una carrera. En mi familia, pocos tienen un título universitario. Pero tengo una tía que es maestra, así que creo que eso influyó un poco también. [Sin embargo] toda mi familia me apoyó desde el principio, aunque había personas y profesoras que me preguntaban para qué iba a estudiar Física si no me iba a servir”.

Ese mismo apoyo incondicional lo recibió cuando su salida del país era inminente. Su padre le ofreció hasta vender la casa para poder comprar los pasajes y lo necesario para que Solmar emprendiera una nueva vida, aunque lejos de los suyos.

“Fue un poco nostálgico, abrupto, porque la situación era dura y nunca quise dejar de trabajar en la UCV. Sigue siendo mi escuela y siempre he mantenido el contacto con mis colegas allá. Pero mientras era profesora, yo tenía otros trabajos para poder llevar ingresos a mi casa”, rememora.

Entre esos trabajos, Solmar pasó desde la bisutería hasta las clases particulares. Hasta que la situación era agotadora y la oportunidad afuera no podía ser rechazada.

“Me llamaron para mostrarme la oportunidad y yo dije ‘creo que es el momento’. Llegó la oportunidad y no la voy a perder. Entonces apliqué y ni tenía pasaporte ni nada apostillado. Sabemos que en Venezuela es complicado, pero no puedo estar más que agradecida con toda la gente que me apoyó en ese momento, tanto en lo económico o en acompañarme”, cuenta.

Solmar nunca se había montado en un avión. Y el día que debía viajar a Ecuador, con maleta en mano, debió esperar su título apostillado en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Se cayó el sistema, pero su insistencia dio frutos.

Ya estaba en camino a un nuevo país: Ecuador.

“Todo me llegó de golpe completamente. Y no sé cómo me adapté muy rápido; estoy aquí, digo ‘wow, estoy viviendo sola, tengo que pagar las cuentas yo sola, o sea, nadie me va a recordar que tengo que pagarlas porque se me olvidan esas cosas, ya no tengo a ningún familiar cerca. Ya no tengo a mi mamá, no tengo a mi papá y ahí caigo en cuenta cómo cambió completamente toda mi vida. Pero ha sido un crecimiento enorme e increíble; yo aquí tengo otra familia. O sea, tengo muchas familias aquí, en Ecuador, debo decirlo”.

Solmar con alumnos del Laboratorio de Fisicoquímica II, Yachay Tech, Ecuador.

El salto a TikTok con el cubo de la física

La red social china tiene una comunidad muy extendida de usuarios que generan visualizaciones y likes con bailes y otros videos. Y este fue un salto que Solmar se atrevió a dar; no con bailes, sino con ciencia.

Al principio fue curiosidad, pero luego llegó la planificación y “lo viral”.

“Yo ya había intentado con TikTok hace más de un año. Me abrí una cuenta porque claro todo el mundo con la pandemia fue ‘tictótica’ que yo dije ‘bueno, voy a ver qué es, porque siempre me han gustado también las redes sociales. Entonces ingresé, pero realmente lo que vi no me gustó y no era mi estilo, ni lo que estoy buscando”, explica.

No fue hasta a principios de este año que “le dio otra oportunidad”, porque “me llegó un video de alguien que estaba haciendo divulgación”.

Y en esa nueva oportunidad, se dio cuenta de que el usuario debe adaptarse al algoritmo y lo intentó, hasta que la ProfeSolmar se volvió viral en poco tiempo.

“Mirando los primeros videos lo que yo estaba haciendo en una especie de chistes relacionados con anécdotas de docencia que, bueno, también me gusta porque yo disfruto mucho lo que hago y me nutro de estas cosas que me ocurren con mis estudiantes, que hace que las cosas sean más ligeras en el salón, entonces dije ‘voy a plasmarlo ahí’”.

@profesolmar

El Cubo de la #Fisica 🥰🚀 #Ciencia #divulgacioncientifica #mecanicacuantica #estudiantes #universidad #mujeresenciencia #profesora♬ Monkeys Spinning Monkeys – Kevin MacLeod

A Solmar, entre su trabajo como docente en la Universidad Yachay Tech, en Ecuador, se le ocurrió hacer un video sobre el “cubo de la Física”, un cubo, describe, “del que yo me enamoré desde que una profesora en la UCV lo mostró en una charla. Yo no lo conocía, o sea, yo, imagínate, ya casi tenía el doctorado y no nunca lo había visto. Entonces lo vi y decidí hacer el video del cubo de la física”.@profesolmar

Gracias a ese cubo, Solmar acumuló más de 130.000 visitas, con la sorpresa además de que el divulgador español Javier Santaolalla lo compartió y eso le dio un impulso para seguir adelante como docente, física y ahora tiktoker con más de 13.000 seguidores.

Entonces, “comencé a hacer los vídeos, me encanta, y fue la misma gente la que me fue diciendo cuál es el formato que más les gusta”.

A partir de ese momento, Solmar combinó sus conocimientos de docencia y los aplicó en la red social para explicar conceptos extensos y profundos en un minuto. Y su casa se convirtió en su estudio de grabación, donde, al lado de su pizarra yace un aro de luz y un cuaderno donde anota todas las futuras ideas de videos.

El cuaderno donde Solmar anota todas las ideas y guiones de sus videos en TikTok.

Ser docente y conectar, la meta cumplida

Cuando le preguntamos a Solmar, de 34 años, por sus metas, ella no tarda en asegurar que ser docente ha sido más que una carrera, porque era lo que siempre había querido.

“Yo trato de trazarme metas pequeñas porque bueno, ya la vida me ha dicho que cualquier cosa puede pasar. Pero si yo tuviese que hablar sobre una meta de carrera fue hacer docencia porque realmente es lo que siempre quise hacer, una meta de vida. Soy profesora, entro a un salón, doy una clase y veo que a los estudiantes le gusta y me dan ese feedback y me dicen ‘profe nos encanta su clase’ y conversan conmigo porque quieren aprender más. Entonces ahí yo dije ‘ya, ya hice lo que yo quería’. Puede ser que mañana me toca hacer cualquier otra cosa, pero hoy yo logré lo que quería hacer: conectar con los estudiantes, que ellos se sientan bien con mis clases y que se sientan inspirados a seguir estudiando ciencias, entonces ya yo eso lo logré”.

Pero, como cualquier otra persona, Solmar también busca la estabilidad.

-¿Se puede combinar la ciencia como trabajo?

-No se trata solo de ‘necesito hacer esto por porque necesito el dinero’. Porque cuando uno elige estudiar algo, uno está debería estar pensando que eso es lo que quiere hacer toda la vida. Las ciencias son una cosa maravillosa, cuando uno estudia ciencia, a uno debe gustarle la ciencia, debe sentirse cómodo con la ciencia porque tiene sus altos y bajos, pero es algo muy bonito. Nosotros estudiamos ciencia no necesariamente para hacer ciencia formal, podemos hacer muchas cosas y si la preocupación es monetaria, podemos hacer muchas cosas también que puedan solventar ese problema.

Desde nuestras exigencias, desde el trabajo que vayamos haciendo, hay que cambiar la percepción: la ciencia es importante y que es lo que nos va a permitir a nosotros crecer como países.

La importancia de los que estamos haciendo divulgación ahorita es mostrar eso, que la ciencia va mucho más allá de lo que nos enseñan en un salón y que eso es suficiente para decidir ‘esto es lo que yo quiero hacer’.

Efecto Cocuyo