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Prohibición de EE. UU. de importaciones rusas abre un camino complicado para el crudo venezolano

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Alberto Torres @albertotorresm_

Suplir a Rusia en el mercado estadounidense requerirá necesariamente mayor inversión y facilidades para comerciar el crudo, necesariamente vía alivio de sanciones, y elevar la producción. En 2021 EE. UU. importó 198.000 barriles diarios en promedio de petróleo ruso.

Caracas. Los movimientos en el mercado petrolero siguen dándose conforme continúa la incertidumbre mundial por la invasión rusa a Ucrania y Venezuela no escapa a ese fenómeno. Con el petróleo ruso fuera de las refinerías estadounidenses, el crudo venezolano se perfila como candidato a suplirlo si las negociaciones con EE. UU. siguen su curso.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció este 8 de marzo la prohibición total de las importaciones de petróleo, gas y carbón de Rusia, convirtiéndose en el primer país en aplicar sanciones al sector energético ruso tras la intervención militar de Vladímir Putin en Ucrania.

Horas antes, la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, confirmó la visita a Venezuela el fin de semana de funcionarios de su Administración para tratar, principalmente, la “seguridad energética”, ello previendo el impacto de las sanciones a las exportaciones rusas de crudo.

La invasión rusa y las medidas impuestas a ese país ya impactaron los precios mundiales de varios rubros, entre ellos el barril de petróleo y la gasolina. El crudo Brent se cotiza en $130 por barril y el galón de combustible en EE. UU. supera los $4, por lo que el gobierno de Biden ya adelanta conversaciones también con Arabia Saudita e Irán para que aumenten su producción, según reseñan medios internacionales.

El medio New York Times informó el fin de semana que entre las propuestas que están en discusión se encuentra una eventual relajación de sanciones que mantiene EE. UU. a la industria venezolana desde 2019 y que redujeron a cero las exportaciones del país hacia su otrora principal destino del crudo.

Hasta enero de 2019, mes en el que el expresidente Donald Trump prohibió el comercio con Pdvsa y sus afiliadas, Venezuela llegó a exportar a EE. UU. entre 500.000 y 600.000 barriles diarios de petróleo, cifra que -sin embargo- ya se encontraba en declive desde 2017 producto de la falta de inversión en la empresa estatal y denuncias de corrupción.

De acuerdo con cifras de la Administración de Información Energética (EIA, por sus siglas en inglés), en los primeros cinco años de los 2010 Estados Unidos llegó a importar, en promedio, más de 700.000 bpd de crudo venezolano. Desde mediados del siglo XX, EE. UU. fue el mercado por excelencia de las exportaciones petroleras de Venezuela, pero el distanciamiento geopolítico de Hugo Chávez y posteriormente las sanciones revirtieron esa realidad.

La producción actual de Pdvsa se encuentra por debajo de los 800.000 bpd, tan solo una parte de los más de tres millones que llegó a producir hace diez años ante el deterioro de la industria. Hasta 2017, según la EIA, 41 % de las exportaciones se dirigían a EE. UU., 25 % a China, 22 % a India y el resto a otros países.

Expertos y firmas consideran que las sanciones al intercambio petrolero venezolano permitieron que el crudo de países como Rusia, Irak, Brasil, Canadá, entre otros, ganaran participación en los mercados de EE. UU. y China, tras la imposibilidad de comerciar el venezolano.

De manera que, tras la decisión de la Casa Blanca de prohibir la compra de petróleo ruso y sus derivados, se abre la oportunidad para que el barril venezolano vuelva al ruedo. En contra siguen jugando factores como el deterioro de refinerías, oleoductos y campos petroleros que demandan inversión.

Fuentes ligadas a las conversaciones EE. UU. – Venezuela aseguran que entre las propuestas se encuentran permitir la participación y comercialización de petroleras como Chevron, Eni/Repsol y ONGC Videsh. La Cámara Petrolera sostiene que la estadounidense Chevron podría exportar 400.000 bpd hacia ese país.

Hasta la nueva prohibición, el petróleo ruso representaba 8 % de las importaciones de Estados Unidos y 4 % del consumo de productos derivados del crudo. En Europa, por su parte, la dependencia es mayor con hasta 30 % de sus importaciones petroleras provenientes de Moscú, lo que explica parte del porqué su negativa a imponer las mismas medidas.

Las cifras de la EIA revelan que en 2021 hubo un repunte de las exportaciones rusas a EE. UU., con un promedio de entre 198.000 barriles diarios. Gran parte de la producción actual venezolana está comprometida por pago de deudas, exportaciones a otros países y consumo interno, por lo que suplir a Rusia requerirá necesariamente mayor inversión y facilidades para comerciar el crudo, esto necesariamente vía alivio de sanciones. 

Citada por Bloomberg, la consultora energética IPD Latin America prevé que la producción pueda duplicarse para finales de 2022 si las exportaciones fluyen libremente. El especialista Francisco Monaldi, por su parte, proyecta que para agregar dos millones de barriles más a lo que se produce actualmente se requieren hasta $15.000 millones anuales en inversiones durante cinco a siete años.

Crónica Uno