Cerca de 67 mil candidatos opositores competirán frente a 3 mil oficialistas para igual número de cargos. Si la oposición pierde la mayoría de las gobernaciones y alcaldías la responsabilidad recaerá completamente en su liderazgo, advierte el analista Jesús Seguías.

Francisco Olivares

El pasado 16 de agosto el vicepresidente del Partido Socialista Unidos de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, ofreció la lista de candidatos para los 3.082 cargos de elección popular que se disputarán el próximo 21 de noviembre.

Uno de los elementos que destacan de esa presentación de Cabello es que el PSUV y el Polo Patriótico cierran filas para respaldar a los candidatos de la revolución chavista. Unos impuestos por la dirección del partido y otros electos en el proceso de primarias realizado en agosto. A pesar de la baja participación de la base (17%), las peleas a golpes que se observaron en algunas regiones, y el veto que sufrieron algunas de las viejas figuras del partido, la dirección nacional oficialista ofreció una imagen de unidad frente a un electorado en el que se observa apatía y desilusión. Con su nuevo look de incipiente barba blanca, Cabello hizo sentir que el partido es el que manda.

A diferencia, en los opositores se observa una profundización de la diversidad de partidos políticos y posturas disímiles con enfrentamientos y una polarización tan marcada como la que han protagonizado opositores y chavistas. Lo cierto es que mientras el chavismo ofrece una postura unida, el sector antichavista exacerba sus diferencias en interminables partidos, grupos y movimientos.

Todo el que aspira a ser dirigente funda su propio movimiento. La lista de organizaciones es tan grande que ya cuesta identificar las siglas con el nombre del “líder”. De las lecciones del Pacto de Punto Fijo solo quedó la mesita, ubicada a un costado de la biblioteca de Rafael Caldera, en su Quinta “El Tinajero”, en Los Chorros, Caracas, donde firmaron los líderes de las más diversas tendencias de quienes derrotaron a la dictadura militar. Las nuevas generaciones de dirigentes no se reúnen, no hablan, no acuerdan, sólo se expresan por las redes sociales. De allí que frente al proceso del 21 de noviembre varias alianzas opositoras con la denominación de “unidad” y una gama de siglas que baña el tarjetón electoral y lo hace indescifrable, se medirán al PSUV.

Maduro promueve la abstención

A las debilidades propias de esta generación de activistas democráticos y algunos factores de los viejos partidos, aún activos en el escenario político, la división opositora ha sido también producto de una acción política fraguada meticulosamente desde el sector oficialista a través de campañas y acciones que han derivado en esta diversidad que suma no menos de 111 organizaciones habilitadas por el Consejo Nacional Electoral (CNE), entre partidos regionales y nacionales.

Desde la inhabilitación de dirigentes, detenciones arbitrarias, usurpación de siglas del partido, ataques y apropiación de sedes partidistas se le suman las campañas “sucias” desde cuentas anónimas, supuestamente pro opositoras, que generan incertidumbre al promover mensajes que resaltan el fraude electoral y la ausencia de transparencia. Ello se complementa con acciones directas en procesos electorales que se traducen en ventajismo e irrespeto a las normas establecidas.psuv

Diosdado Cabello durante rueda de prensa del PSUV.

Aunque Maduro dice que celebrará con cotufas cuando vea a Juan Guaidó depositando su voto, esa expresión de ironía, con su inevitable tono de burla, en el lenguaje básico de los jefes socialistas, oculta el hecho de que desde 2015, cuando el oficialismo perdió la Asamblea Nacional, el chavismo ha desatado una campaña con acciones para dividir y promover la abstención entre los opositores y la incertidumbre y desesperanza en ese electorado.

Las campañas están apuntaladas desde los voceros principales como Delcy Rodríguez, Jorge Rodríguez, Diosdado Cabello, autoridades del CNE y el propio Nicolás Maduro en donde se manejan noticias falsas, mensajes subliminales, ironía y hasta supuestas alabanzas y felicitaciones a opositores que buscan profundizar el abismo entre quienes adversan el régimen madurista.

También están sostenidas en el envío masivo de mensajes y la utilización de cuentas robots para crear, de forma artificial, tendencias e influir en la percepción de la gente sobre la motivación de la participación en el evento electoral.

Los robots revolucionarios

Este último mecanismo ha sido registrado en el estudio de los mensajes de la red social Twitter sobre el tema electoral, realizado por la Red de Observación Electoral de la Asamblea de Educación (ROAE).

ROAE registró que casi 85.000 tuits se produjeron en Venezuela el 6 de diciembre de 2020, fecha de las elecciones parlamentarias, y el 5 de enero de 2021, día de la instalación de la nueva Asamblea Nacional.

En el informe de la ROAE de los tuits analizados específicamente durante esos dos días se destacó el uso reiterado en esas cuentas robots de las palabras pueblo, Bolívar, Constitución, Patria, Maduro y elecciones en una gama de hashtags o etiquetas repetidas hasta 200 veces por cuentas de robots como #anespueblo; #elcambiova; #anconbolivarychavez, #soycomunicadorclap; #gnbypuebloinvictos, entre otras. Las palabras mas tuiteadas fueron: voto, país, votar, nuestro, nuestra, cambio, pueblo, gobierno, venezolanos, futuro.

Es evidente que las acciones y campañas del chavismo han tenido su efecto en los opositores y en el control del país. Nicolás Maduro y su gobierno han podido mantenerse en el poder a pesar de que tienen un rechazo de 80% de la población y solamente una cúpula privilegiada de civiles y militares gozan de los beneficios que les permiten escapar de la crisis. El resto del país, incluyendo la base del chavismo, se encuentra afectado por los efectos de la destrucción económica, la falta de servicios públicos, destrucción institucional y los bajos salarios. Seis millones de venezolanos encontraron en el destierro su nueva opción de vida.

Para los analistas políticos en este momento Nicolás Maduro y su gobierno no se sienten amenazados. El sector militar es parte de esa cúpula de poder; mientras que internacionalmente tienen la expectativa de lograr algún reconocimiento a través de la mesa de diálogo en México y lejos de procurar algún cambio, se mantienen aplicando su régimen autoritario.

13 opositores por cargo

Recientemente el CNE anunció que fueron inscritos 70.244 candidatos para las elecciones que optarán por los 3.082 cargos de elección popular para los comicios regionales y municipales del 21 de noviembre. 329 candidatos fueron inscritos para optar por las 23 gobernaciones; en tanto que 4.462 aspirantes fueron postulados para 335 alcaldías y 65.453 para las asambleas legislativas.

37 organizaciones políticas habilitadas presentaron sus candidatos. Es decir, 86% de las organizaciones formalizaron su participación en este proceso electoral. Algunas participan con tarjetas de otra organización o en las alianzas.

En síntesis serán electos 23 gobernadores; 335 alcaldes; 253 legisladores; 2.471 concejales; para un total de 3.082 cargos.

Para comprender un poco la diversidad ofrecida por opositores frente al chavismo se observa que para elegir 23 gobernadores hay 329 candidatos. Esto equivale a 14,7 candidatos por gobernación, de los cuales un candidato sería del chavismo y el restante del sector opositor; y tal vez alguno del chavismo disidente. La misma relación se observa en la gran cantidad de aspirantes a 335 alcaldías del país, con un promedio de 13 candidatos opositores por alcaldía frente a uno por el chavismo.

votar

Jesús Seguías, presidente de la firma Datincorp, señaló a través de su cuenta de Twitter @JesusSeguias que los candidatos opositores postulados hasta el momento suman más de 67.000 aspirantes, lo que representa una cifra “muy alta” de cara al proceso que se avecina.

Seguías alerta que el PSUV inscribió un candidato por cada uno de los 3.082 cargos de elección popular. Las cifras de Seguías toman como referencia los números informados por el presidente del CNE, Pedro Calzadilla, quien indicó que se habían inscrito 70.244 candidatos. El partido de gobierno y sus aliados “Una alianza perfecta” compite con 3.082 aspirantes; siendo el resto, más de 67.000 candidatos pertenecientes a opositores.

La MUD a última hora

El pasado 31 de agosto el mayoritario grupo opositor que respaldó la gestión de Juan Guaidó en el llamado 4G (AD, PJ, UNT y VP) anunció su participación definitiva en las elecciones regionales de noviembre. Luego de haber llamado a la abstención en los últimos procesos electorales, estas organizaciones regresan al terreno electoral en medio de una gran división de factores políticos cuyo punto central fue “votar o no votar”. En las regionales de 2017 sólo concurrieron en algunos estados.

En la llamada “Plataforma Unitaria”, con la tarjeta de la Mesa de la Unidad (MUD) estas organizaciones hacen la advertencia de que “no serán unas elecciones justas ni convencionales”. Señalan que será un terreno de lucha útil para fortalecer a la ciudadanía e impulsar la verdadera solución: “unas verdaderas elecciones presidenciales y legislativas libres”, argumento que solían esgrimir sus adversarios políticos.

En paralelo, antes del anuncio ya varios candidatos a gobernaciones y alcaldía de esta alianza hacían sus precampañas en varias regiones. Sus organizaciones: Voluntad Popular (VP), Acción Democrática (AD), Primero Justicia (PJ), y Un Nuevo Tiempo (UNT) han tenido disputas internas y algunos dirigentes optaron por formar su propio partido y lanzarse fuera del grupo.

La Alianza Democrática

Alianza Democrática es la coalición política conformada por El Cambio, Cambiemos y Avanzada Progresista, partidos de la predecesora coalición “Concertación por el Cambio”, además de los partidos intervenidos por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ): Acción Democrática (AD Bernabé Gutiérrez) y Copei, y los posteriormente incorporados Primero Venezuela, Venezuela Unida, Movimiento Ecológico de Venezuela, Unidad Visión Venezuela, Bandera Roja, UPP89, OPINA, Soluciones, Movimiento Republicano, NUVIPA, Prociudadanos, MAS, Min-Unidad, Alianza Centro y REDES.

Todas estas organizaciones estaban enfrentadas al liderazgo de Juan Guaidó y a los partidos del 4G. El 8 de septiembre de 2020 presentaron la nueva plataforma política “Alianza Democrática” que llamaba la salida de Nicolás Maduro a través de “una ruta pacífica, democrática y electoral”.

Alianza Democrática durante una rueda de prensa.

“Alianza Democrática” presentó su lista de candidatos a la cabeza de la cual está Henri Falcón quien va de candidato en el estado Lara y Leidy Gómez, antigua dirigente de AD, aspira a ser reelecta en Táchira. Una de las figuras más polémicas de esta alianza es José Brito, actual presidente de la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional de 2020 y quien fue factor central del grupo llamado “alacranes” en el intento de usurpación de los partidos AD y PJ con apoyo del TSJ, acusado de recibir dinero del oficialismo para disolver la AN, en manos de Guaidó. Ahora con el grupo Primero Venezuela es candidato a la gobernación de Anzoátegui. Esta alianza se considera la segunda de la fuerza opositora. También resalta la candidatura de Leocenis García (Prociudadanos) para la Alcaldía de Caracas con el respaldo de esta alianza.

El laberinto opositor

Algunas organizaciones minoritarias se han lanzado a la contienda política con candidatos propios fuera de las alianzas principales; aunque hay una tendencia de agruparse tras apoyar candidaturas de otros partidos.

La Alianza del Lápiz, liderada por Antonio Ecarri, fundada en 2010 como una plataforma de encuentro de organizaciones independientes de la sociedad civil. Formalizó su inscripción como partido político ante el CNE en 2013 y lanzó su candidatura, a la alcaldía de Caracas para lo cual se alió al partido Puente Venezuela, una organización de Hiram Gaviria. Puente Venezuela respaldó a los candidatos de la MUD en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre de 2015 y en las elecciones de gobernadores de septiembre de 2017. Posteriormente decidió no participar en las presidenciales de 2018 ni reconoció los resultados.

Otra organización con candidatos es Fuerza Vecinal. El CNE habilitó este partido de los alcaldes opositores en junio de este año como partido. Respaldan a los alcaldes de la “Alternativa Democrática” Leonel Cegarra, del municipio Andrés Bello (Táchira); Darwin González, de Baruta (Miranda); Elías Sayegh, de El Hatillo (Miranda); José Fernández, de Los Salias (Miranda); León Jurado, de San Diego (Carabobo); Morel David Rodríguez, de Maneiro (Nueva Esparta); Gustavo Delgado, de San Cristóbal (Táchira) y David Uzcátegui quien aspira a la candidatura de Miranda en disputa con Carlos Ocariz de Primero Justicia.

Candidatos Fuerza Vecinal.

Cambiemos Movimiento Ciudadano liderado por Timoteo Zambrano fue fundado el 11 de mayo de 2018. Es fruto de la división de Un Nuevo Tiempo. Se describe como “movimiento de corte progresista y proponente de una revisión profunda del liderazgo político y la democracia en Venezuela”. Participó por primera vez en las elecciones municipales de 2018. Rechazó la abstención en las elecciones presidenciales de 2018 y se alió con otros movimientos y partidos con los cuales más tarde fundaría la coalición “Concertación por el Cambio”. Hoy en día también forma parte de la “Alianza Democrática”.

Encuentro Ciudadano es un movimiento político venezolano de centro derecha fundado el 13 de diciembre de 2018, liderado por Delsa Solórzano. Está con la unidad, con la plataforma democrática, en la alianza que apoya a Juan Guaidó y la legítima Asamblea Nacional y el “Acuerdo de Salvación Nacional”. Hasta el momento han anunciado que no participarán en las elecciones convocadas por el CNE el próximo 21 de noviembre, por considerar que aún no están dadas las condiciones en el país.

Reacomodo opositor

Es factible que la oposición, tal como está en la actualidad, logre algunos triunfos regionales. Lo más probable es que el chavismo mantenga el control en la mayoría de los estados, apoyados en el tradicional ventajismo oficialista, el manejo de las mesas y testigos y los mecanismos electrónicos. También surgirá un reacomodo de las organizaciones opositoras y nuevos líderes tendrán que encontrar mecanismos para rectificar varios años de errores y no despreciar la formación y las lecciones de la historia política del país.