A mediados del siglo pasado, el Dr. David Easton (1917-2014), profesor de ciencia política de la Universidad de Chicago (Estados Unidos), comenzó a desarrollar lo que hoy se conoce como el modelo de Easton. Un hito importante, en su productivo recorrido de más de seis décadas de investigación empírica en un enfoque sistémico aplicado a la ciencia política, fue la publicación de su libro Esquema para el análisis político (1965). El referido modelo representa un sistema de interacciones políticas, en una sociedad, que resulta en la asignación autoritaria o imperativa de valores (materiales o no). Esas interacciones de individuos y grupos forman la vida política.
El sistema de conducta así definido marcó el inicio de la llamada “revolución behaviorista” en la ciencia política (Gunnell, 2013). El argumento era que se trata de un sistema político observable (empírico) que permite al analista: 1. Entender los procesos de elaboración, puesta en práctica y regulación de las políticas públicas; y, 2. Evaluar, prácticamente, el impacto de las decisiones en el sistema político (Retroalimentación). Para entender en su totalidad el modelo de Easton es necesario familiarizarse con conceptos muy propios del mismo tales como perturbación, tensión y persistencia, los cuales tienen que ver con la capacidad de subsistencia del sistema político.
Cuando hacemos referencia al sistema político, en el modelo, no se trata necesariamente del Estado. Puede ser cualquier otro tipo de asociación (o comunidad), en la cual su sistema político recompense —en forma de riqueza, poder o estatus— a sus miembros o ciudadanía; y, a ese modo de asignar valores lo define Easton como el “comportamiento político” (fundamentado en un enfoque conductual de la política). Su afán fue, desde un principio, poder teorizar sobre este aspecto de la vida social (gobernabilidad) y a eso se dedicó de manera sistemática, hasta crear un modelo utópico: transforma las demandas sociales (empleo, salud, etc.) en políticas públicas.
El proceso de elaboración de una política pública comienza con la preparación de una agenda que establece ésa como una prioridad para el sistema político. Luego, para formular la política, de manera responsable, las autoridades (gobierno) deben confirmar que exista la disponibilidad de recursos que hagan posible responder a demandas muy específicas de la sociedad. Una vez tomada la decisión, se procede a la implementación de la nueva política pública. Finalmente, el seguimiento y evaluación marcan la culminación del ciclo. En este punto, la Retroalimentación, en el modelo de Easton, juega un rol muy importante porque representa un insumo que proviene de un producto del sistema político. Significa una forma de investigación empírica muy eficiente.
El conductismo o behaviorismo estudia, empíricamente, las interacciones sociales (conducta de los actores sociales), a través de la observación, para identificar pautas. Si estas interacciones son políticas, entonces, resultará una estructura política que pudiera ser analizada, para tener una mejor compresión del sistema político; y, de eso, precisamente, trata el enfoque de sistemas (modelo de Easton) aplicado a la ciencia política. Al mismo tiempo, esa estructura de tipo política forma parte integral de la estructura social (o suprasistema); y, por lo tanto, podemos determinar cuál es la cantidad/calidad de los recursos sociales (capital social), imbricados en las relaciones interpersonales internas al sistema político (lo externo, intra o extra societal, es el Ambiente).
Referencias:
Easton, D. (1965). A framework for political analysis.
Gunnell, J. (2013). The reconstitution of political theory: David Easton, behavioralism, and the long road to system.
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