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Los venezolanos, ansiosos y temerosos, buscan un liderazgo honesto y transparente

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La investigación cuantitativa-cualitativa realizada por el Instituto de Estudios Políticos y Sociales Forma sobre las condiciones predemocráticas en el país destaca la necesidad de fortalecer a las organizaciones de la sociedad civil y los partidos políticos para recuperar la capacidad de representar y movilizar a la ciudadanía

Por: Pedro Pablo Peñaloza/ @ppenaloza

– ¡Feliz día mundial de la ansiedad!

El chiste que corre por las redes sociales puede describir el estado de ánimo de los venezolanos tras un cuarto de siglo de dominación chavista-madurista.

“Ocho de cada diez venezolanos manifiestan sentir algún grado de ansiedad. Este hallazgo es quizás el más preocupante. La ansiedad es temor anticipado y desesperanza aprendida. Es incertidumbre y miedo al porvenir. Esta condición psicológica extendida puede ser un obstáculo real para el trabajo cooperativo en el ámbito político y social. El capital psicológico de Venezuela debe ser regenerado, pues al día de hoy somos una sociedad postraumática”.

Esta es una de las diez conclusiones que arroja la investigación sobre las condiciones predemocráticas de Venezuela realizado por el Instituto de Estudios Políticos y Sociales Forma, dirigido por Paola Bautista de Alemán, doctora en Ciencia Política y vicepresidenta de Formación de Primero Justicia.

Antes de continuar con los resultados del análisis, habría que definir qué son “condiciones predemocráticas”. Así lo hace el informe: “Son las disposiciones estructurales que promueven y sostienen la democracia en distintos entornos (…) Recientemente, estudios sobre populismo y autoritarismos han destacado la importancia de estas variables como soporte para la estabilidad política después de una liberación democrática”.

Forma destaca que se trata de su primer estudio cuantitativo-cualitativo, pues tiene entre sus soportes una encuesta vía telefónica. “Aplicamos 1500 cuestionarios, el error muestral es de +/- 2.53% y el nivel de confianza es del 95%. El campo se hizo entre el 27 de abril y el 05 de mayo de 2023”, exponen en el texto.

Preocupados

De acuerdo con este sondeo, ocho de cada diez venezolanos manifiestan algún grado de ansiedad. Esta emoción no discrimina por razones políticas, pues consiguieron que es “transversal a oficialistas, opositores y no alineados”. Debe subrayarse que en esta pesquisa, chavistas (25,6%) y opositores (26,1%) salen prácticamente empatados, al tiempo que en la categoría de no alineados se ubica 48,3% de los entrevistados.

El miedo sí es una cosa abrumadoramente de opositores y no alineados, aunque la mayoría de los que se identificaron como oficialistas también reconocieron sentirlo. Ante la frase “el actual gobierno ejerce un miedo potente entre los venezolanos”, 90,4% de los opositores, 83,1% de los independientes y 61,6% de los chavistas suscribieron la tesis en alguna medida.

Una amplia mayoría (83%) observa que el régimen tiene el poder suficiente para controlar a los ciudadanos. De hecho, 61,3% admitió sentir algún grado de temor ante la posibilidad de ser víctima de ese control, mientras que 37,6% descartó ese peligro.

En el plano laboral, 48,8% respondió ocuparse con una actividad asociada al Estado venezolano. “La relación ocupacional con el Estado venezolano puede suponer canales de dependencia o de control social. La mitad de los venezolanos está en esa situación. Y, segundo, los trabajadores por cuenta propia (31,8%) están en la informalidad y condición de inestabilidad laboral. No gozan de seguridad social ni de estabilidad en el ingreso”, recalca el informe elaborado por Forma.

En cuanto a las principales fuentes de ingreso, 38,8% de los chavistas dijo que proviene del Estado venezolano, lo mismo que 21,8% de los no alineados y 14,3% de los opositores.

El antídoto

“Oficialistas, opositores y no alineados coinciden en el tipo de liderazgo que desean para el país”, subraya Forma. Poco más de la mitad de los entrevistados (53%) coincidió en que los principales atributos que debe tener un líder político son la honestidad y transparencia.

“Surge una hipótesis que puede explicar esta respuesta: frente a un contexto amenazante dominado por la incertidumbre, se ansía seguridad y confianza. Esas dos condiciones se pueden encontrar en personas ‘honestas y transparentes’, que sean capaces de portar la verdad y animar la esperanza”, aporta el análisis.

El estudio resalta que los venezolanos dan muestra de sufrir un “daño antropológico”, fenómeno descrito por el activista y pensador cubano Dagoberto Valdés en estos términos: “Es el debilitamiento, la lesión o quebranto de lo esencial de la persona humana, de su estructura interna y de sus dimensiones cognitiva, emocional, volitiva, ética, social y espiritual, todas o en parte, según sea el grado de trastorno causado”.

El mal detectado por Valdés surge de los regímenes autoritarios, que “subvierten la vida en la verdad, menoscaban su libertad, y vulneran los derechos y deberes cívicos, políticos, económicos, culturales y religiosos de las personas”, hiriendo la dignidad del ser humano y provocando “una adaptación pasiva del ciudadano al medio y una anomia social persistente”.

Volviendo sobre la actualidad venezolana, Forma alerta: “La dependencia, la supervivencia, la ansiedad, el miedo y la incertidumbre son algunos de los síntomas de esta enfermedad. Este desafío es profundo y complejo. No hay ni habrá soluciones inmediatas. Quizás, en esta lesión humana y espiritual podemos identificar el principal obstáculo que enfrentaremos en un eventual proceso de liberación y consolidación democrática”.
Invertebrados

“Ocho de cada diez consultados manifestaron no ser parte de alguna asociación civil y nueve de cada diez de ningún partido político. Partidos políticos y sociedad civil están igual de debilitados”, revela el estudio.

Forma indica que las organizaciones sociales y aquellas con fines políticos “están disminuidas y no son vistas como cantera de liderazgo”, razón por la cual advierte que “estamos frente a una profunda crisis de representación en un contexto autoritario”.

Partiendo de estos resultados, el análisis concluye que “el desafío político inmediato es rearticular al país”. Para alcanzar ese objetivo, recalca la necesidad de fortalecer las instituciones de representación política y social.

“Debemos hacer crecer nuestro músculo social. De la fortaleza de estos espacios dependerá su verdadera capacidad para representar y movilizar a la sociedad”, sostiene Forma.

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