La directora de Fe y Alegría señaló que las escuelas tienen que ser espacios dignos, donde los niños quieran ir y se sientan a gusto, con espacios y mobiliarios cuidados, que el ambiente los invite a estar, a cuidar y a aprender
Los problemas de la educación en Venezuela no comenzaron en marzo de 2020 con la pandemia. Por el contrario, la llegada del COVID-19 fue el detonante que terminó de agravar la crisis del sector educativo que ya transitaba por una alta deserción escolar, bajos salarios de maestros, infraestructuras en ruinas, deficiencias en los servicios públicos, falta de capital humano y todos los efectos de una emergencia humanitaria compleja.
El nuevo año escolar 2022-2023, que se estima sea totalmente presencial, supone un gran reto tanto para padres, alumnos y docentes. Son muchos los obstáculos a los que deben enfrentarse para subsanar los daños que dejaron los 19 meses sin clases presenciales.
Para el Gobierno de Nicolás Maduro, el próximo inicio de año escolar también debería representar un desafío. La mayoría de los problemas que enfrenta el sistema de educación público son competencia de la administración oficialista, quien debe garantizar que millones de niños reciban educación de calidad.
Como si se tratase una una boleta de calificaciones, en Runrunes identificamos los 20 puntos en los que debería trabajar el Gobierno para recuperar el sistema educativo en Venezuela y aprobar el año escolar 2022-2023:
Recuperar los salarios de los docentes
El salario de los docentes y maestros sigue siendo insuficiente. Según las últimas mediciones del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), el valor de la canasta alimentaria para el mes de junio se ubicó en 380 dólares, mientras que el salario de un docente de sexto nivel, en el escalafón más alto, es de 600.89 bolívares. Unos 106 dólares a la tasa del Banco Central de Venezuela.
Cifras de la Red de Observadores Escolares, un proyecto de monitoreo sobre el estado de los derechos educativos y la situación de las escuelas, indicaron que, para el mes de mayo de 2022, 49.54 % de los docentes encuestados en 72 planteles del país, tiene otra fuente de ingreso o trabajo alternativo.
Garantizar servicios públicos
«Estudiar entre ruinas», un estudio reciente que realizó el Centro Comunitario de Aprendizaje (Cecodap) en los estados Aragua, Anzoátegui, Miranda (Valles del Tuy), Zulia, Falcón, Bolívar, Lara y Carabobo, determinó que 59 % de los centros educativos entrevistados presentaron deficiencias eléctricas y fallas en el suministro de agua, lo que se tradujo en un reajuste del horario escolar y en jornadas de clases en condiciones deplorables.
Que la gente llegue a la escuela
El mismo estudio de Cecodap indicó que 38 % de las escuelas consultadas no cuentan con servicio de transporte y tampoco tienen acceso al mismo. Los altos precios impiden que los padres puedan costear el pasaje diario de sus hijos, por lo que en algunos casos, se redujeron las horas de clase, tomando en consideración las distancias que deben recorrer estudiantes y docentes.
Asegurar la comida
El Programa de Alimentación Escolar, que fue por muchos años una ayuda para todos los niños de las escuelas públicas, sigue sin funcionar. “Con el retorno de los niños a las escuelas, no he sabido de un PAE que esté funcionando en alguna parte”, dijo Luisa Pernalete, educadora y miembro del Centro de Formación e Investigación de Fe y Alegría.
El diagnóstico de educación básica en venezuela, publicado en septiembre de 2021 por Anova, la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab) y la Fundación Carvajal, indicó que, a pesar de que 90,2% de los colegios encuestados reportó estar afiliado al PAE, 83,6% califican el servicio de regular a negativo.
Según reporta Cecodap, las fallas principales están relacionadas con la cantidad, calidad y frecuencia de los alimentos, pero se verificó que las comidas entregadas a las instituciones no cubren las necesidades nutricionales para los niños, niñas y adolescentes.
Parapetear las escuelas
El estudio realizado por Cecodap registró que 59 % de los planteles presentaban filtraciones, techos caídos, baños inoperativos, pinturas en mal estado, rejas y paredes caídas, pupitres, ventanas y puertas rotas, botes de aguas negras, techos con agujeros, entre otros daños por el desgaste estructural.
La directora de Fe y Alegría señaló que las escuelas tienen que ser espacios dignos, donde los niños quieran ir y se sientan a gusto, con espacios y mobiliarios cuidados, que el ambiente los invite a estar, a cuidar y a aprender. “A nuestras escuelas les hace falta que se embellezcan para que los estudiantes puedan aprender en un ambiente seguro y protector”, dijo.
Procurar la conectividad
Estudios como el de Cecodap y el diagnóstico de educación básica estiman que una gran mayoría de estudiantes no contaban con los recursos para acceder a internet desde sus hogares. La no tenencia de servicio de internet y su mal funcionamiento se evidencia entre el 68% y el 86% de las instituciones.
La falta de herramientas tecnológicas (teléfonos inteligentes) también es un factor que influyó en el acceso a la información y comunicación entre alumnos y maestros. 42 % de los 4581 docentes de Fe y Alegría reportaron en 2020 no tener acceso a equipos celulares para atender de forma virtual a sus estudiantes.
Volver a aprender
La directora nacional de Fe y Alegría, Noelbis Aguilar, en declaraciones para Runrun.es afirmó que en 19 meses sin clases presenciales hubo desaprendizaje sobre todo en las áreas fundamentales y en eso coincide con Luisa Pernalete, quien además agrega que los niños perdieron hábitos y rutinas escolares “muchos olvidaron cómo agarrar un lápiz y cómo leer de manera fluida”.
Disminuir la brecha
Antes de la llegada de la pandemia, ya existía una brecha importante entre los estudiantes de colegios públicos y los estudiantes de colegios privados. Durante la pandemia, en las instituciones privadas, contaron mayor acceso a las tecnologías e internet que estudiantes de sectores más vulnerables.
A juicio de Luisa Pernalete, la educación básica “está muy mal” y hay una gran desigualdad. “La brecha se ha profundizado entre estudiantes de instituciones privadas y estudiantes de colegios públicos y ahí se van quedando rezagados muchos niños”, dijo.
Formar el relevo
El déficit de estudiantes para la carrera de docencia es uno de los principales problemas que está afectando al sector educativo. El seminario “¿Quién educa en nuestras instituciones educativas?”, organizado por la UCAB, señaló que la generación de relevo de docentes está a punto de extinguirse, pues en las principales universidades las matrículas de estudiantes han disminuido drásticamente.
En la Universidad Metropolitana, la merma de estudiantes fue de 86,2 % entre 2011 y 2019. En la UCV bajó 65,6 % entre 2004 y 2010. La cifra para la Universidad Pedagógica Experimental Libertador cayó 73 % entre 2008 y 2020; mientras que en la UCAB, la disminución es 65,7 % entre 2012 y 2022.
Detener la deserción
La deserción escolar sigue siendo una intriga en el país. Sin datos, no se puede determinar qué cantidad de alumnos dejó de asistir a clases. Sin embargo, en Miranda (Área Metropolitana de Caracas), Lara y Bolívar, tres fenómenos que vacían las aulas se detectaron: cambios de colegios por falta de transporte, trabajo adolescente y migración interna por precios de la gasolina, señaló Cecodap.
“La pérdida de la capacidad de compra del salario, la dolarización de facto de la economía nacional y familiar, aunado a los problemas estructurales que presenta el sistema educativo, son factores que han provocado que niños, niñas y adolescentes abandonen las aulas de clases para generar ingresos que les permita cubrir sus necesidades básicas y la de sus familias”, se lee en el informe.
Sobre la deserción escolar, Fundaredes precisó, tras un monitoreo permanente que ha hecho en todo el país, que «para el cierre del año escolar pasado 2020-2021 se evidenció una deserción estudiantil superior al 20 %».
Enseñar a leer y a sumar
La pandemia causó estragos en todo el mundo y uno de los sectores más afectados fue el de la educación, principalmente la básica y media. La pérdida de aprendizaje es una de las consecuencias más reseñada por varias organizaciones como Fe y Alegría, quienes aseguran que ha habido un retroceso en áreas instrumentales fundamentales, lenguaje y comunicación, toda la parte de procesos lógicos matemáticos.
Noelbis Aguilar agregó que además de esas deficiencias en áreas fundamentales, también hubo pérdida de valores, en el manejo de relaciones interpersonales, manejos de conflictos y en la toma de decisiones.
Completar el personal
El debilitamiento del capital humano es otro problema. Se carece de un alto porcentaje de personal docente, por lo tanto, es importante que se mejoren las condiciones socio-laborales del personal.
“Hemos perdido más del 40% de la plantilla del personal, hemos tenido que incorporar voluntariado, personal no graduado y quieras o no, eso afecta en la calidad educativa aún cuando tenemos programas de formación para que ellos tengan herramientas fundamentales y puedan desenvolverse mejor en un aula de clases”, dijo la directora de Fe y Alegría.
Por otra parte, Fundaredes alertó que las renuncias de docentes en las escuelas públicas del país alcanzan el 50 % de la plantilla de profesores y que las principales causas son las políticas educativas erradas y la decadencia en los derechos contractuales que deberían percibir.
Comprar lo que hace falta
Según reportó Cecodap, 96% de los centros educativos encuestados no fueron dotados con insumos de bioseguridad por parte del Ministerio de Educación. Durante las clases semipresenciales, padres y representantes reportaron que debían colaborar con insumos de limpieza para la desinfección de los espacios.
Un reporte de Con la Escuela del mes de mayo señaló que existe deficiencia de útiles escolares, textos, recursos y ambientes pedagógicos, lo que limita considerablemente el aprendizaje de los estudiantes.
Actualizar el currículo
Sobre la actualización de la propuesta educativa, Noelbis Aguilar afirmó que debe ser replanteada a las nuevas demandas del siglo XXI. “Venimos de una crisis no solo sanitaria, sino humanitaria compleja donde ya veníamos con unas deficiencias en nuestro sistema educativo el cual se fue complejizando más y actualmente necesitamos recuperar el personal docente, la infraestructura, la dotación, la propuesta curricular debe ser ajustada para que estas próximas generaciones se puedan incorporar de una manera mucho más productiva al desarrollo social del país”, dijo.
Rescatar el sistema educativo
Así como el país está atravesando por un momento complejo, la educación, en todos los niveles, también. Es importante resaltar que más del 70% de la población escolar venezolana se educa en escuelas públicas, por lo que si la situación de los maestros no mejora, no se hacen las reparaciones y dotaciones necesarias y pertinentes para cada escuela, no se podrá mejorar ni recuperar el sistema educativo.
Definir un plan de recuperación
Un plan de recuperación para el sistema educativo es urgente y necesario. Así lo indicó la directora de Fe y Alegría, Noelbis Aguilar. “Nosotros nos vimos en la necesidad de crear el “Plan de Emergencia de Nivelación de Recuperación” para todos aquellos estudiantes que se vieron más afectados por el confinamiento.
“Todavía nos queda un trabajo titánico, pero lo tomaremos con programas especializados y metodologías más robustas para que nuestros niños recuperen esos aprendizajes”, dijo.
Desde el mes de marzo, cuando Maduro anunció el retorno a las clases presenciales y hasta el momento de la redacción de esta nota, no se ha conocido por parte del gobierno ningún plan para atender las necesidades de los estudiantes de educación básica. Son los maestros y docentes quienes están haciendo malabares para seguir dictando clases.
Ofrecer cifras actualizadas
La educación en Venezuela también es víctima de la ausencia de cifras oficiales por parte de la administración de Nicolás Maduro y sobre esto, Luisa Pernalete comentó que no contar con datos oficiales complica cualquier tipo de análisis, pues no se pueden cuantificar cuáles han sido los daños reales que ha dejado la pandemia en el sector y tampoco se puede hacer una planificación real en función de cada caso.
“No sabemos cuántos muchachos realmente han dejado las aulas, sabemos de escuelas que han cerrado secciones, sabemos de una escuela en Ciudad Bolívar que cerró totalmente por falta de maestros y por falta de alumnos”, dijo.
Evaluar el impacto de la pandemia
El Observatorio de Educación, ente dependiente de la ONG Fundaredes, presentó un informe sobre la emergencia humanitaria compleja y su incidencia en el sistema educativo. El estudio reseñó que aunque se tomaron medidas como el cierre de instituciones educativas y la educación a distancia para evitar los contagios y la propagación del virus, no se tomó en cuenta el impacto psicológico, físico y emocional que trajo el confinamiento.
Revisar el marco jurídico contra el acoso escolar
Luego de que varios videos de acoso escolar se hicieran virales en redes sociales, la Asamblea Nacional aprobó el Proyecto de Ley de Convivencia Pacífica Escolar. Según Cecodap, dicha ley presenta algunas imprecisiones que generan ciertos vacíos a la hora de sancionar y establecer responsabilidades en un caso de acoso escolar o bullying.
Sobre la creación de esta ley, la educadora Luisa Pernalete comentó que está bien ocuparse del acoso escolar, “lo que no está bien es que se quiera enfrentar en los tribunales, hay otras maneras”.
“Va a ser difícil que alguien acepte ser director de una escuela, porque ningún director se quiere meter en líos judiciales, que haya problemas de violencia y acoso escolar particular, eso se puede prevenir pero no tiene por que judicializarse o llevarse a tribunales”, enfatizó.
Recuperar la seguridad
La violencia y la inseguridad en las escuelas es otro punto en el que el Gobierno debe trabajar arduamente. Los hurtos de equipos, insumos y recursos materiales representan un riesgo para las clases presenciales. Durante el 2020 y 2021, Fe y Alegría reportó robos en varios colegios del interior del país.
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