El Sistema de Orquestas se fundó en 1975, durante la presidencia de Carlos Andrés Pérez. Pero este concierto, más allá de la majestuosidad de ver a 12 mil jóvenes interpretando sus instrumentos o dirigiendo desde la tarima, fue aprovechado por el gobierno de Maduro como un evento político
El Estímulo
Con la Marcha Eslava de Piotr Ilich Tchaikovsky, dirigida por Andrés David Ascanio, el Sistema de Orquestas de Venezuela se apropió del récord Guinness a la orquesta más grande del mundo. Con esta pieza, la tercera que se ejecutó durante el concierto, se cumplieron las normas de la organización Guinness: que la pieza durara más de 5 minutos y que los 12.000 músicos tocaran sus propios instrumentos, sin compartirlos.
La obra de Tchaikovsky comenzó a ejecutarse a las 5.31 pm de la tarde, hora de Venezuela, y concluyó 10 minutos después. Al terminar, y después que Ascanio los saludara con una inclinación y un beso volado, los emocionados músicos se pararon de sus asientos, aplaudieron y, los que podían, levantaron sus instrumentos para celebrar el récord. Y, antes de continuar con el repertorio musical, los seis directores gritaron juntos: «Venezuela, la orquesta más grande del mundo».
Todo esto fue certificado por más de 240 supervisores que recorrían el patio de honor de la Academia Militar de Venezuela en Caracas, chequeando a los músicos. Luego entregaron sus planillas de observación a los auditores de KPMG, todos autorizados por la Organización Guinness que, a su vez, supervisó el concierto por video.
La certificación final del récord será anunciada dentro de algunos días por el Guinness. De ser positiva, como se espera pues se cumplieron todas las normas, batiría el récord anterior que hasta ahora pertenece a Rusia, que hizo un concierto con 8.097 personas.
La, la, la, la, la
A las 5.04 empezó la «previa» del concierto con la afinación de los instrumentos, guiada por los directores Andrés David Ascanio Abreu y Enluis Montes Olivar.
Con buen humor, presagio de la felicidad de apuntarse un récord Guinness y con franelas con mensajes en inglés y español alusivos a la hazaña que intentaban, pidieron en orden y uno a uno, un «la» a los metales, a las «bellas» maderas, los «poderosos» cellos, los bajos, las violas y finalmente, los «brillantes violines».
Después del momento político de las palabras inaugurales de Delcy Rodríguez, vicepresidenta de Nicolás Maduro, esos 12.000 músicos y sus seis directores interpretaron ocho piezas.
El concierto
Las piezas y sus directores fueron el Te Deum de Charpentier, dirigido por Enluis Montes, Chamambo de Manuel Artés por la joven y gestual directora María Gabriela Hernández, la Marcha Eslava de Tchaikovsky por Andrés Ascanio Abreu, Merengue del Primer Dedo de Carlos Medrano por Urielis Arroyo, la conocida Venezuela de Herrero y Armenteros por Naileth Castro, Hallelujah de Händel por Enluis Montes, Alma Llanera de Pedro Elías Gutiérrez por Andrés Ascanio y Gloria al Bravo Pueblo por Diego Luzardo.
El concierto fue transmitido en vivo por Youtube, y llegó a alcanzar los 66.953 usuarios conectados simultáneamente. Sin embago, el chat estaba inhabilitado, por lo que nadie pudo opinar.
A diferencia del día anterior, cuando se hizo el ensayo general, esta vez los músicos vestían todos franelas blancas, aunque no iguales. Algunas usaban blusas y por allí también se vio una franela con un logo «Levis» estampado a color. Lo mismo pasó con las mascarillas. La orden era que fueran blancas, pero se coló una que otra celeste y rosada.
También se observó el rostro de muchos de ellos con marcas de la insolación que sufrieron el viernes 12, durante el ensayo general, que se ejecutó a pleno sol de las 3 pm. Muchos de ellos ni siquiera tenían gorra para protegerse.
Durante el concierto formal se vieron varias sillas vacías.
Los momentos políticos
El Sistema de Orquestas se fundó en 1975, durante la presidencia de Carlos Andrés Pérez. Y ha funcionado ininterrumpidamente, siempre bajo la guía y mirada del maestro José Antonio Abreu, hasta que murió en 2018.
Sin embargo, el chavismo siempre se ha adherido a los logros del Sistema. Este récord Guinness no fue la excepción. Los momentos políticos, antes, durante y después del concierto fueron varios.
El sitio donde fue ejecutado generó algunas incomodidades. Se trató de la Academia Militar, en un país en que la fuerza armada es política, sus autoridades están plenamente identificados con el chavismo, donde los militares están acusados de represores e investigados por delitos de lesa humanidad.
Antes de comenzar el evento, ocho militares tocaron una diana desde un techo de la Academia. Por supuesto, al lado de la potencia de los instrumentos sinfónicos, parecían un maullido.
Luego, las palabras inaugurales fueron de la vicepresidenta de Maduro, Delcy Rodríguez. A ella, el animador debió presentarla dos veces porque la primera vez, la funcionaria aún no se encontraba en el lugar desde donde debía hablar, y tuvo que caminar varios minutos para llegar. Además, primero se dedicó a saludar a todos los que estaban allí.
Rodríguez empezó y cerró su discurso nombrando a Nicolás Maduro y sus «saludos» a los «músicos y las músicas (s.i.c.)».
Antes de empezar el concierto también se transmitió un video sobre El Sistema. Primero recordaron palabras del maestro Abreu, pero luego proyectaron las voces de Hugo Chávez y de Maduro. Y estos dos hablaron más tiempo que el reconocido maestro. Maduro volvió a aparecer en un video final, con un discurso de 2018, hablando de José Antonio Abreu quien había fallecido dos semanas antes. Todo fue traducido al inglés.
Durante el concierto, además, se enfocó repetidamente a Nicolás Maduro Guerra, hijo de Maduro Moros, vestido con una camisa blanca, tocando la flauta.
La manida frase «hacer historia» se asomó decenas de veces. También se habló de «Venezuela potencia» y el locutor dijo, dos veces, «Viva la nación más hermosa del mundo, Venezuela».
El acto concluyó a las 6.17 pm. En los próximos días, la Organización Guinness dará su veredicto final sobre si El Sistema logró el ansiado récord como la orquesta más grande del mundo
Imágenes: Cortesía y Alejandro Cremades